Pareciera que existe un maleficio de inmoralidad que persigue a los dirigentes priístas. Después de las graves denuncias presentadas por Federico Doring, senador del PAN, en contra de Humberto Moreira y su cercano colaborador Vicente Chaires Yañez, donde se les descubren enormes fortunas y ser prácticamente los dueños de un patrimonio familiar conocido como el Estado de Coahuila, también en Veracruz en el Comité Estatal del PRI, que preside Héctor Yunes Landa, su colaboradora más cercana, Erika Ayala Ríos, secretaria general de ese instituto político, le descubren que tiene cuentas pendientes con la Procuraduría del Estado.
Erika Ayala, atractiva y joven funcionaria también figura en la nómina del Colegio de bachilleres, como secretaria general del sindicato de esa institución.
Este expediente levantado durante el gobierno del licenciado Miguel Alemán Velasco, durante la gestión del licenciado Juan Maldonado Pereda, como secretario de Educación, fue realizado por denuncias presentadas por los maestros Miguel Ángel Lara y Miguel Ángel Cruz, profesores que presumían de una gran amistad con la líder sindical, consistente en la existencia de documentos apócrifos sobre sus estudios profesionales como ingeniera electricista y el acta de nacimiento. El contralor en ese entonces, Ricardo García Guzmán, turnó el caso a la procuraduría estatal de Emeterio López. Ahí se encuentra congelada la averiguación previa 76E/2004, en el Juzgado Tercero.
La dirigente priísta no fue inhabilitada ni tuvo ninguna sanción por la adulteración de documentos académicos y del Registro civil, sino todo lo contrario.
Una mujer, sea inocente o culpable, se expone siempre a la maledicencia por el sólo hecho de quedarse raramente en su casa.

Bienvenida a una buena comunicadora

La estupenda periodista veracruzana Amigzaday López esta de retorno en el Estado de Veracruz, después de haber realizado estudios de postgrado por el viejo continente. En los próximos días su reconocida columna política la encontrará en estas páginas.

¿Cuando se jodió México?

Es de esas lecturas obligadas; el libro lleva como título “El México que nos duele”, cuyos autores son Alejandro Rosas y Ricardo Cayuela, jóvenes que pertenecen a la generación frustrada que nace cuando la soberanía y corrupción del gobierno lograron que la crisis económica fuese parte de nuestra cotidianidad y la vida política se estancara en una simulación democrática.
El contador Carlos Aguirre, ex rector de la Universidad Veracruzana, comenta sobre los tiempos que vivimos, que no somos una nación ni justa, ni próspera y mucho menos segura.
Rosas y Cayuela egresados de la UNAM, este último Jefe de Redacción del periódico La Jornada, nos enfrentan a episodios que hieren pero ayudan a conocer la tarea de la realidad de nuestro país.
Una palabra que gravita a todo lo largo de este texto es la de fracaso.
Los autores pertenecen a una generación donde los grandes valores del sistema ya no significan nada. La revolución Mexicana pasó de ser una gesta a una simple inflamación retórica. El vigor de la lucha sindical convertido en una mala broma. La televisión mexicana soldaditos de plomo del PRI, un insulto a la inteligencia. Las invocaciones de amor a la patria son delirios de demagogos y excusas de incapaces.