Por Silverio Quevedo
Columna: En La Mira
2011-06-21 | 08:39:38
Al periodista y amigo caído

* Basta de violencia y sangre
* Una pluma libre más, acallada

EN LA LINEA. La promesa de justicia

En unos minutos la noticia del crimen de Miguel Angel López Velasco y su familia había dado la vuelta al mundo.
En la Red el vehículo inmediato y expedito para hacerlo estaban al mediodía 190 notas o portales con la información del asesinato del colega periodista, su esposa e hijos.
Milo Vela dormía cuando los fusiles lo han despertado para acallarlo para siempre. Han entrado en su casa, en Veracruz, han forzado la puerta y lo han matado, lo han acribillado a tiros. Después, y como es habitual para no dejar testigos, han rematado a su mujer, Agustina Solano, y al menor de sus hijos, de 21 años, Misael López Solano. La víctima, una vez más, un periodista mexicano que escribía sobre seguridad y narcotráfico, y de paso, así de fácil para los autores, de paso, su familia, así lo expresó unos minutos después de ocurrido, El Mundo.Es, uno de los portales que más objetivamente manejaron los hechos.
Y abundaría;
En realidad, se llamaba Miguel Ángel López Velasco, pero todo el mundo le conocía por la firma que encabezaba sus artículos y columnas en ‘Notiver’. ‘La noticia en el momento que sucede’ es el lema de la publicación local de mayor difusión en la región, de la que había sido también subdirector. Pero ésta la tendrán que contar otros.
Y es que todos los días, Miguel Angel salía a las 3 o 4 de la mañana según la edición de las páginas de Sucesos se lo permitía.
Bromeaba en ocasiones, cuando señalaba que ejercía la profesión que le tocó, con gusto, pasión y con valor. Que si algún día alguien o a algunos molestaba su trabajo no tenía nada que hacer. Pues lo más que cargaba era una resortera.
Pero que no dejaría de publicar la información crítica y de denuncia, como siempre lo quiso hacer.
La mañana de ayer, aún se pudo leer la última columna que ha dejado publicada Milo Vela, escrita pocas horas antes de ser asesinado. ‘Va de Nuez’, como se tituló el espacio por muchos años donde el periodista asesinado escribía de la actualidad veracruzana. En esta ocasión, cuenta de decisiones políticas que afectan a personajes de dudosa honestidad, de las penas de cárcel para los feminicidas y de aguas contaminadas en una colonia.
Termina incluyendo una versión oficial que anuncia soluciones al problema del agua contaminada “en los próximos días”. Añade el autor: “Y si no, aquí mismo se los recordamos”... relata la narración sobre el caso de El Mundo.Es.
No, no parece que Milo Vela, a sus 55 años, fuera de los periodistas que atenazados por las amenazas y el terror cambian o eluden algunos datos en sus informaciones para poder seguir viviendo.
Nada extraño en un país donde, como se ha visto una vez más, contar lo que ocurre puede costar la vida, donde hay lugares (sobre todo en el norte del país, pero no solo) en los que el ‘narco’ tiene a su propia gente en las redacciones, en los que las llamadas de los cárteles deciden qué debe publicarse y qué no, en los que también políticos y policías presionan sin pudor ni límites, en los que los fusiles borran las palabras.
Ayer mismo los portales y las noticias relativas ante el crimen de nuestro colega, redondeaban como ya es sabido, que México es considerado el país más peligroso de América para ejercer el periodismo, y el tercero del mundo después de Pakistán e Irak, según varias organizaciones de reporteros o de defensa de la libertad de expresión.
Entre el año 2000 y ste 2011, 68 periodistas han sido asesinados en México y otros 13 han desaparecido, según los datos de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) mexicana, hechos públicos el pasado 2 de mayo con motivo del Día de la Libertad de Prensa.
De esta forma, Milo es el último pero seguramente hoy el penúltimo, que lo ha comprobado en carne propia.
Este lunes, a eso de las seis de la mañana, el periodismo mexicano comprometido y valiente perdía a uno de los suyos. Y el resto de su familia se quedaban sin un padre y sin un abuelo.

EN LA LINEA

Vaya nuestra pésame y solidaridad con nuestro gremio. Pero al mismo tiempo, con los únicos recursos que tenemos quienes en esto estamos, y la única arma que portamos, la palabra escrita, desarrollada después del uso de la pluma y la libreta, un grito de No más sangre, de un ya basta.
Una exigencia a los gobiernos para despertar su conciencia de una vez por todas y aclamar acciones contundentes y precisas que hagan un freno a la espiral de violencia que día a día parece no detenerse.
Hoy damos toda la razón, que siempre la ha tenido, a Javier Sicilia que en carne propia también ha sufrido los daños colaterales, pero directos a su persona, de la violencia, y por ende no está lejos que el gremio se sume a sus reclamos. Una sola exigencia: Alto a la ola de violencia.
Ojalá que el compromiso y la valentía que ha demostrado en la lucha antinarco el gobernador, Javier Duarte, y ahora frente a este crimen no sea la excepción.
Po lo pronto ha instruido al procurador de Justicia del estado, Reynaldo Escobar Pérez, a investigar a fondo el homicidio.
También que convalide la solidaridad ofrecida con el gremio periodístico y su palabra empeñada de que en Veracruz no habrá cabida para la impunidad ni la delincuencia, por lo que el crimen “se investigará hasta sus últimas consecuencias”.
direccioneditorial@hotmail.com

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