Por Maquiavelo
Columna: Se dice que...
La farsa de la unidad partidista
2011-05-08 | 21:24:41
Por más que le busquen y quieran aclarar que no hay ninguna división entre los aspirantes a la candidatura presidencial del PRI y del PAN, con esas reuniones donde aparecen sonrientes y afectuosos los siete panistas que buscan suceder a Felipe Calderón o los banquetes que disfrutan en un restaurante de lujo el senador Manlio Fabio Beltrones y el gobernador Enrique Peña Nieto, son eventos teatrales que por la propia naturaleza humana, resultan tan falsos como todas las cosas fingidas, que caen por su propio peso, como las flores secas.
Se requiere un insulto a la inteligencia el pensar que una persona que ha dedicado toda su vida al quehacer político, esté dispuesto a sacrificar la gran oportunidad de alcanzar el máximo puesto de poder en México, en aras de la unidad de un partido.
No han pasado ni tres días de la publicitada comida cuando el exgobernador de Sonora, Manlio Beltrones, advierte que al igual que Peña Nieto hay otros gobernadores y miembros de su partido, que podrían ser buenos o hasta mejores candidatos para el proceso electoral del próximo año.
De esta manera pinta su raya del supuesto acuerdo de unidad, proclamado por el artífice de Humberto Moreira, líder nacional del partido tricolor. Por otro lado Paco Rojas, coordinador de la bancada de diputados priístas afirma que nunca fue invitado a la comida y mucho menos hubiera asistido si estaría presente en la mesa Emilio Gamboa, líder de la CNOP, con el que existe un gran distanciamiento. Hay versiones que hablan de un cambio de la coordinación parlamentaria, Francisco Rojas ha sido rebasado a tal grado que ha sido otro el operador el que solicite el período extraordinario y aprobar las reformas pendientes.
Y para que no hubiera dudas de que no hay ninguna unidad entre diputados y senadores del institucional, el presidente de la Cámara, el priísta Jorge Carlos Ramírez Marín, recordó que las iniciativas del Senado que favorecía la aspiración electoral de Manlio Beltrones, las recibieron dos días antes de que terminara el período de sesiones, por lo que hubieran sido irresponsables “el ponerles palomita” sin revisarlas a conciencia.
Si entre hermanos existen las peores peleas por una simple herencia. Ahora entre personas que no tienen ningún parentesco, estos actos engañosos de una gran amistad entre la clase política mexicana, resultan unos hechos grotescos de la mayor hipocresía. No se debe olvidar que en el PRI se llega hasta el crimen por alcanzar la Presidencia de la República.
Se vive en México una farsa. ¿A qué gobernador del PRI le conviene que llegue a la Presidencia un priísta y perder todas sus canonjías de autonomía económica e independencia política? ¿A cuantos gobernadores corrió Echeverría y López Portillo por que no obedecían sus ordenes?
Tenían que pedir permiso para nombrar a su gabinete, al líder del congreso local, al presidente estatal de su partido. Hasta para viajar necesitaban tener una autorización del Jefe de la nación.
Nadie quiere perder su paraíso estatal.
Nunca en la historia política de este país, un gobernador podía designar a su sucesor como ocurrió en Veracruz en las dos últimas elecciones.
Este capítulo de la selección de candidato presidencial del PRI está a punto de cerrarse, se decide el domingo 23 de octubre y antes de que lo nombren se darán con todo. Un pleito que les conviene a un buen número de priístas que no pertenecen al cerrado equipo del acelerado gobernador mexiquense y que es atizado por el grupo panista en el poder y por los partidos de oposición.
El retorno del PRI a Los Pinos es cuestionado por variados sectores políticos y sociales, ya se vio en la última elección que se fue hasta el tercer lugar y se hubiera ido al cuarto, si este existiera.
El problema del partido tricolor es su historia, afortunadamente para ellos, el pueblo mexicano en cuestiones políticas padece una eterna amnesia.
El mito de que Carlos Salinas de Gortari es el gran elector dentro de ese partido es otra de las grandes patrañas. Un “Ex” no tiene la menor fuerza política. Ni sus nietos le hacen el menor caso. De muchas personas sólo su mala fama vale. Vistos de cerca son menos que nada. Esto ocurre en todas las esferas de los “ex” llámense Presidente de la República, Gobernadores o Presidentes municipales.
El poder es prestado por el tiempo exacto que fueron electos.

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