Por Raymundo Jiménez
Columna: Al pie de la letra
Chamacadas
2011-04-28 | 22:05:46
Por un asunto socialmente irrelevante –el caso del club de futbol Tiburones Rojos de Veracruz–, el gobernador Javier Duarte de Ochoa se ha enfrascado en dimes y diretes con un adversario político que por su rala representatividad popular no es de su nivel y que por sus genes solo busca camorra mediática.
Duarte parece olvidar que ya no anda en campaña como candidato del PRI a la gubernatura, sino que ahora es jefe de gobierno.
Y, por lo tanto, todo lo que tenga que ver con su responsabilidad como titular del Poder Ejecutivo son asuntos del estado, y como tal los debe tratar.
Por el momento, ha sobredimensionado al diputado local del PAN, Fernando Yunes Márquez, quien debe estarle muy agradecido por haberle facilitado los reflectores de los medios de comunicación en esta polémica que en poco o nada interesa realmente a la inmensa mayoría de los veracruzanos, pues no a todos les apasiona el deporte del balompié y mucho menos el de la segunda división profesional.
Este jueves, por ejemplo, Yunes Márquez convocó a conferencia de prensa para responder públicamente al gobernador Duarte de Ochoa que aceptaba su propuesta “de operar el equipo Tiburones Rojos de Veracruz y hacer un gran esfuerzo por ascenderlo, sin gastar dinero de los veracruzanos, es decir, sin subsidio del gobierno del estado y sin que me cedan su propiedad”.Pero el legislador boqueño del PAN puso las siguientes condiciones: que Duarte informe cuántos millones de pesos del presupuesto público se destinaron durante los últimos seis años a la operación del equipo Tiburones Rojos, pues recordó que “él formó parte del patronato del equipo como subsecretario y secretario de Finanzas, y conoce muy bien las cifras”.Además, el hijo de Miguel Ángel Yunes Linares, a quien Duarte venció con 80 mil votos de ventaja en la elección de julio de 2010, pidió que se lleve a cabo una auditoría a cargo del despacho de contadores y auditores más acreditado del país, para conocer las cifras reales y el destino final del dinero del pueblo de Veracruz.De igual forma, el diputado panista condicionó a que el Ejecutivo del estado se comprometa públicamente a que de encontrarse irregularidades en el manejo de los recursos del club deportivo, se procederá contra los culpables, sin importar que alguno de ellos se apellide “Herrera Beltrán o Herrera Borunda”.En el comunicado que leyó ante la prensa porteña, Yunes Márquez incluyó otras dos condicionantes para Duarte:
1.- No gravar la tenencia de vehículos, por considerarlo un impuesto que lastimará la economía de cientos de miles de veracruzanos, y 2.- Llevar a cabo una auditoría externa al gobierno de Herrera Beltrán para conocer las razones de la quiebra financiera en que se encuentra el gobierno del estado de Veracruz, y sancionar severamente a los corruptos que provocaron esta situación.Tras leer su comunicado y ponerse a las órdenes del Ejecutivo estatal, el legislador local del PAN fue abordado por los representantes de la prensa, pero no quiso contestar ninguna de sus preguntas, por lo que emprendió la graciosa huída entre la rechifla de los periodistas locales.
Ayer mismo, el gobernador Duarte le replicó a Yunes Márquez, al precisar que estaba dispuesto a entregar el equipo de futbol a la familia del ex candidato del PAN a la gubernatura porque hablaba del “buen samaritano”, pero ahora –reprochó el mandatario– el legislador blanquiazul quiere imponer una serie de condiciones, “y el buen samaritano no condiciona”. “El buen samaritano es un buen samaritano. Yo acepté, yo propuse… él dijo que la familia Yunes siempre ha estado muy pendiente de este tema, entonces fue que le tomé la palabra y dije: ‘ya que su propuesta es del buen samaritano, como los Yunes siempre han estado muy atentos a ese tema, pues que sean los buenos samaritanos’ “, expresó Duarte. El titular del Poder Ejecutivo del estado afirmó que el diputado panista, luego de la conferencia de prensa a la que convocó la mañana de este jueves 28, no aceptó en realidad la oferta que le hiciera el día anterior. “El problema es que no aceptó. Dijo sí, pero no. Dijo sí, pero que se arregle el conflicto de Libia, que México salga de la crisis”, ironizó Duarte al ser entrevistado momentos antes de la ceremonia que con motivo del Día del Policía se realizó en la Academia Regional de El Lencero.
El alegato de Duarte con Yunes Márquez por el destino del club Tiburones Rojos de Veracruz, es estéril, inútil.
¿Por qué? Simplemente porque el jefe de ese clan familiar de neopanistas boqueños, cuando todavía militaba en el PRI y le tocó desempeñarse como secretario general de Gobierno de 1992 a 1997, fue el principal instigador para que el gobernador Patricio Chirinos Calero se deshiciera del equipo profesional de futbol que su antecesor, Dante Delgado Rannauro, había logrado resucitar para traer el espectáculo del máximo circuito del balompié nacional al puerto de Veracruz.
Como ya se sabe, Chirinos malbarató la franquicia de Los Tiburones Rojos, regalándosela prácticamente a cambio de un paquete de propaganda institucional a una televisora recién privatizada durante el sexenio del presidente Carlos Salinas de Gortari.
Si Yunes Márquez exige ahora investigar el saqueo en el gobierno de la entidad, bien valdría la pena que se remitieran también a revisar los robos al erario estatal durante el sexenio chirinista y cómo algunos de sus altos funcionarios terminaron inexplicablemente millonarios, con diversas propiedades no sólo en México sino en Nueva York y Miami.
¿O a poco –como solía criticar su padre Yunes Linares a los ex priistas que entre 1992 y 1997 dejaron el Revolucionario Institucional para militar en el PRD o fundar con Delgado Rannauro el partido Convergencia–, nomás porque ahora están en la oposición, ya lavaron su corrupción y todas sus culpas?
A otro perro con ese hueso.

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