Por Raymundo Jiménez
Columna: Al pie de la letra
VERACRUZ, UN POLVORÍN
2011-04-25 | 22:15:25

Hace unas semanas, cuando se registró un fuerte temblor con epicentro en el sur de Veracruz, la secretaria de Protección Civil del gobierno del estado, Noemí Guzmán Lagunes, se hallaba en la ciudad de México.
Pero cuentan que cuando la funcionaria duartista se enteró accidentalmente del suceso, la ex senadora, en vez de comunicarse de inmediato a su oficina para saber los pormenores y dar instrucciones a sus subordinados para apoyar a los damnificados en caso de que los hubiera, sorpresivamente rompió en un llanto incontrolable.
Guzmán Lagunes es ciertamente una mujer sensible, pero para el trabajo que se debe realizar en materia de protección civil se requiere de mucha templanza y entereza.
Ya el año pasado, antes de que iniciara la actual administración estatal, la ex alcaldesa de Teocelo se entrenó con el drama que vivieron miles de familias veracruzanas afectadas por el huracán “Karl” y la tormenta tropical “Matthew”.
Pero la protección civil no se circunscribe únicamente al reparto de despensas.
A prioncipios de este mes, por ejemplo, en la zona de Orizaba estuvo a punto de ocurrir una catástrofe mayor con un incendio accidental ocurrido en una planta productora de alcohol que desde hace años viene funcionando sin las mínimas condiciones de seguridad, tanto para el personal que labora ahí como para los vecinos que viven en los alrededores de la factoría.
Y este fin de semana, en el puerto de Coatzacoalcos, ocurrió otro siniestro que puso en evidencia al sistema de protección civil.
El pasado viernes 22, aproximadamente a las 8 de la noche, inició en una conocida plaza comercial un incendio en las bodegas de una tienda de autoservicio.
Afortunadamente no hubo víctimas, más que seis bomberos intoxicados y uno con una lesión leve. Pero nada de gravedad.
Sin embargo, el fuego no pudo ser controlado hasta la mañana del domingo 24.
Para abatir el fuego que abarcó los 4 mil metros cuadrados correspondientes a una parte del piso de ventas, toda la parte del supermercado, la bodega y los almacenes, fue necesario recurrir al apoyo de 300 bomberos provenientes de diferentes partes del estado, pues los del puerto de Coatzacoalcos fueron insuficientes. Los primeros en acudir en su auxilio fueron las corporaciones de PEMEX y de los municipios de Acayucan, Agua Dulce, Nanchital, Minatitlán y Cosoleacaque. Pero resultó insuficiente su apoyo, por lo que hasta la noche del sábado 23 –o sea, 24 horas después de iniciado el siniestro– llegaron vía aérea… ¡seis bomberos de Protección Civil de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río y nueve de la capital del estado!
Los trabajos todavía se prolongaron medio día más. Afortunadamente no hubo pérdidas de vidas humanas.
Pero este caso motiva a reflexionar acerca de la política de protección civil que se lleva en un estado que como Veracruz está minado no sólo por las redes de gasoductos, sino por las plantas petroquímicas asentadas en el sur de la entidad, los depósitos de combustibles de Pemex., por si fuera poco también, la central nucleoeléctrica de Laguna Verde que sigue siendo un riesgo latente, sobre todo después de ver la tragedia ocurrida en Fukushima, Japón.
Hace menos de cuatro años, por ejemplo, evidenció también la vulnerabilidad que en esta materia presenta nuestra entidad. En esa ocasión, cuatro gasoductos de Petróleos Mexicanos explotaron la madrugada del lunes 10 de septiembre de 2007 en diferentes municipios del estado, que según versiones de Pemex fueron ocasionados “por actos premeditados”.
Aunque fueron seis los puntos donde se registró una baja de presión inusual, en cuatro de estos se originaron incendios. La baja de presión fue ocasionada por explosiones en los siguientes puntos:
1. Válvula de seccionamiento del gasoducto de 48 pulgadas de gas natural Cactus-San Fernando, a la altura del municipio La Antigua, sin que se presentara incendio.
2. Válvula de seccionamiento en el mismo gasoducto de 48 pulgadas  a la altura del río Actopan. En este lugar se registró un incendio. 3. Trampa de diablos del gasoducto de 48 pulgadas Zempoala-Santa Ana, a la altura de Delicias, sin incendio. 4. Válvula de seccionamiento en el gasoducto de 30 pulgadas Minatitlán- México y en el LPG ducto de 24 pulgadas Cactus-Guadalajara, con incendio. 5. Válvula de seccionamiento en el mismo gasoducto de 30 pulgadas, LPG ducto de 24 pulgadas y poliducto de 12 pulgadas en La Balastrera, municipio de Nogales, Veracruz, con incendio. 6. Cruce aéreo Algodonera en el gasoducto de 30 pulgadas Minatitlán-México, LPG ducto de 24 pulgadas y Oleoducto de 30 pulgadas, con incendio.
Dos meses antes, el 10 de julio de 2007, se habían registrado también incendios premeditados en ductos de Pemex, en Querétaro, mismos que en ese entonces fueron revindicados por el Ejército Popular Revolucionario (EPR).
¿Estaremos preparados en Veracruz para potenciales actos de sabotaje como éste, los cuales no se descartan como parte de la encarnizada disputa del poder que se avizora el año próximo? ¿O por qué la urgencia del gobierno calderonista de que el Congreso de la Unión apruebe ya la nueva Ley de Seguridad Nacional, que pretende dar sustento jurídico a la intervención de las Fuerzas Armadas en el combate al crimen organizado, otorgar autonomía al Ejecutivo federal para autorizar la presencia de militares, y que busca además, de “manera encubierta”, permitir la declaración de estados de sitio o excepción que suspendan temporalmente las garantías individuales?

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