No es la primera vez que altos funcionarios de los Estados Unidos, manejan el concepto de una nueva insurgencia que ha surgido en México en la guerra que libra el gobierno de Felipe Calderón en contra del crimen organizado.
Primero fue Hillary Clinton, secretaria de Estado y esta semana, Joseph W. Westphal, subsecretario del Ejército estadunidense. Este último fue más aventurado al afirmar que los cárteles podrían tomar potencialmente el control del gobierno.
En las dos ocasiones han tenido que retractarse y negar sus declaraciones para rectificar que fueron inexactas.
Las palabras textuales del número dos del poderoso ejército de la primera potencia bélica del planeta, fueron las siguientes:
“Como saben, hay una forma de insurgencia en México con los cárteles del narcotráfico justo en nuestra frontera y creo que esto es más que una opinión personal, pero ciertamente lo he compartido con la gente de la Casa Blanca, esto no es sólo de drogas y de migración de ilegales, esto es potencialmente que tomen el control del gobierno individuos que son corruptos y que tienen una agenda diferente y, esto está pasando justo en nuestra frontera”.
“Lo que nunca quiero es estar en la situación de tener que enviar soldados no sólo de la guardia nacional sin balas para obtener información. Sino enviar soldados en activo o reservistas para pelear en contra la insurgencia en la frontera o tener que enviarlos a través de la frontera”.
Al buen entendedor en pocas palabras, advirtió que se prepara una nueva intervención militar. En una de esas, perdimos más de la mitad de nuestro territorio. ¿Qué perderíamos ahora?

Inmoralidad en la SEV
La existencia de maestros aviadores en la Secretaría de Educación del Estado se maneja con cierto cinismo. El silencio del titular Adolfo Mota lo justifica como recomendados de importantes funcionarios o simplemente como posiciones del Sindicato Nacional de Maestros de la líder Elba Esther Gordillo.
Como si fuera una obligación del estado el aceptar estos ilegales compromisos. Se trata de recursos públicos y de plazas que deberían devengar maestros frente a las aulas.

Todo cambia
Con los resultados electorales de las últimas semanas se tiene la convicción de que se llegó el tiempo de las candidaturas ciudadanas y que la dispendiosa actividad de los partidos políticos deberá pasar a la historia.
No se vota por el partido sino por la persona.
Se ahorrarían miles de millones de pesos de los impuestos que paga el pueblo para camarillas de cuates del presidente del CEN de cada uno de los ocho partidos políticos, de los gobernadores y de los alcaldes, incrustados en los comités nacionales, estatales y municipales.
Habría una limpia total de personas que nadie sabe ni qué hacen, ni para quién trabajan.
Son los ninis de la política electoral.
Quién decidió que Jorge Carvallo, Ranulfo Márquez o en un futuro, Héctor Yunes, sean los líderes estatales.
¿Cómo se auto signan los elevados sueldos y prestaciones de los dineros públicos que disfrutarán?
¿Para qué sirven los partidos políticos? Si los electores ahora escogen libremente al que debe gobernarlos sin fijarse en las siglas partidistas.
Lo del voto duro es un viejo cuento.
Aquello de la poderosa aplanadora priista, quedó reducido a un simple triciclo en Oaxaca, Puebla, Sinaloa, Guerrero y Baja California Sur.
Candidaturas ciudadanas es el futuro.