Por Raymundo Jiménez
Columna: Al pie de la letra
* PRIMER TROPIEZO
2010-12-01 | 22:08:26

No se duda que Javier Duarte de Ochoa sea un político joven con buenas intenciones y muy buena fe; pero como gobernante no puede ser incauto.
A partir de ayer, Duarte de Ochoa ha comenzado a estar en el centro de la mirada de los veracruzanos, principalmente de sus críticos y adversarios que hasta el año 2016 seguirán cada una de sus palabras y acciones.
Por eso el cordobés tendrá que ser muy cuidadoso de no caer en contradicciones e incongruencias, pues de lo contrario atentaría contra su propio liderazgo que está por construir y habrá de ejercer con plenitud, ya sin la pesada sombra de su antecesor.
De ahí que su primera gran decisión que se ha empezado a juzgar es la de la integración de su gabinete, nombramientos que en parte desafinan con los compromisos asumidos en su discurso pronunciado la mañana de ayer al rendir protesta formal como Gobernador Constitucional del Estado de Veracruz ante el pleno de la LXII Legislatura local.
Y es que Duarte no sólo prometió que “hoy inicia una nueva etapa para la vida de Veracruz” sino que se comprometió también a ejercer “un gobierno de acciones firmes, y siempre respetuoso de la ley”, “un gobierno que actúe bajo el irrestricto apego a la ley, pues –dijo– sólo en ella hay certidumbre”, además de refrendar su compromiso de “encabezar un gobierno honesto y firme que dirija sus acciones en la legalidad”.
Pero ayer, en la opinión pública veracruzana aun seguía generando ruido la sorpresiva designación y toma de protesta de Reynaldo Escobar Pérez como subprocurador para quedar provisionalmente como encargado del despacho de la Procuraduría General de Justicia del Estado, pues el ex secretario de Gobierno está constitucionalmente impedido para asumir ahora la titularidad de la PGJE.
Es de suponerse que así como solicitó a la Secretaría de la Defensa Nacional que le propusieran un candidato confiable para la Secretaría de Seguridad Pública del estado –razón por la cual tuvo que ratificar al general Sergio López Esquer en la SSP estatal, un militar muy cercano al titular de la Sedena, Guillermo Galván Galván–, el gobernador Duarte también debió haber consultado a otras instancias federales sobre la confiabilidad de Escobar Pérez para encargarle temporalmente la Procuraduría General de Justicia del Estado mientras queda habilitado de manera legal para asumir su titularidad, pues el nuevo mandatario veracruzano aprovechó el escenario de ayer para jurar que cumplirá “con los compromisos derivados del Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad, sumándome a las líneas de acción propuestas por el presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa”.
De lo contrario, no se entiende por qué el joven sucesor de Herrera Beltrán ha tenido que meter subrepticiamente por la puerta lateral de la Procuraduría al cuestionado ex secretario de Gobierno.
Una situación incómoda que Duarte bien pudo evitarla sin necesidad de burlar la ley. ¿Por qué, por ejemplo, no mandó a Reynaldo Escobar a la Secretaría Ejecutiva del Consejo Estatal de Seguridad Pública, y a Jorge Uscanga a la PGJE, dependencia que el experimentado político nativo de Catemaco ya ocupó en la administración del gobernador Fernando Gutiérrez Barrios?
¿Sería acaso porque Uscanga Escobar, presidente de la agrupación política Concertación Veracruzana, está muy identificado con la corriente priista que en el nivel nacional encabeza el diputado federal mexiquense y ex secretario de Gobernación, Emilio Chuayffet, la cual impulsa la candidatura presidencial del gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto?
Y es que en su discurso de ayer, luego de hacer un llamado de unidad a todos los actores sociales, políticos y económicos, Javier Duarte dijo que “es el momento de marcar el tono en la manera de entender y hacer política, de dar un sello y dirección a esta nueva etapa”, procurando asegurar “un trabajo cercano y coordinado con los 212 municipios, en beneficio de las necesidades de la población, no de las corrientes políticas”.
Esperemos que les haya quedado claro a los funcionarios del gabinete duartista.


PUYAZOS

Después de escuchar el discurso del gobernador Javier Duarte de Ochoa, algunos invitados especiales comentaron que para entender mejor el mensaje del sucesor de Fidel Herrera quizá necesitarían buscar a un intérprete como Rubén Aguilar Valenzuela, aquel vocero de Vicente Fox que en cada conferencia de prensa siempre corregía al Jefe del Ejecutivo federal: “Lo que el presidente quiso decir…”
Y es que no faltaron algunos personajes procedentes de la ciudad de México y de otras entidades federativas que le dieran su personal interpretación a algunas frases que Duarte pareciera haber dirigido indirectamente al gobernador saliente, quien se ha encartado para la sucesión presidencial de 2012.
Duarte fue muy enfático, por ejemplo, al afirmar que “el gobierno que encabezo marcará su actuar con un desempeño responsable, serio y eficaz” –¿qué, el de Herrera Beltrán no lo era?–, pero además remarcó que “mi compromiso, en adelante, será sólo con los veracruzanos. A ellos me debo y a ellos sabré responder”.
Otro puyazo: “El gobierno que hoy comienza tiene claridad de rumbo y de metas; estamos conscientes de los compromisos asumidos y de las acciones que serán necesarias para pasar del compromiso, a las realizaciones”. O sea, no más promesas irresponsables que no se puedan cumplir.
En materia de seguridad pública recriminó: “No somos ajenos al reclamo de las familias que quieren sentirse tranquilas y seguras. El que muchas de las insuficiencias sean reflejo de lo que sucede en el ámbito mundial y nacional, no da motivo para permanecer inmóviles, ni para esperar complacientes a que vengan tiempos mejores”.
Luego definió que “la verdadera cercanía con la gente –de lo que tanto se ufanaba Herrera Beltrán– viene de cada obra, de cada acción que signifique un beneficio real y permanente en sus vidas. En eso creo, a eso me abocaré.”
Y ante la presencia de la doctora Georgina Kessel Martínez, secretaria de Energía y representante personal del presidente Felipe Calderón Hinojosa, el gobernador Duarte se comprometió a construir “una nueva relación con el Gobierno Federal, en donde la cooperación y el ánimo constructivo ensanchen nuestros lazos sinceros de entendimiento”, lo que Herrera Beltrán, por una u otra razón, nunca pudo lograr en estos últimos cuatro años del régimen calderonista.
Duarte también hizo un justo reconocimiento a los logros y acciones positivas del gobierno de Herrera Beltrán, pero tampoco podía negar o evadir sus vulnerabilidades.

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