Son el Tribunal Superior de Justicia del estado y la Suprema Corte de Justicia, el destino que cualquier licenciado en Derecho anhela. Por ello deben llegar los mejores.
La selección de los últimos magistrados fue duramente criticada y aún existe el resquemor entre la ciudadanía, específicamente en el medio judicial, que así lo ha manifestado.
De antemano se sabe que son compromisos políticos y económicos del gobernador Fidel Herrera Beltrán, sin tomar en cuenta méritos, trayectoria y conocimientos.
Este medio ha sido receptáculo de quienes ejercen la abogacía, cuya crítica, fustiga la triste labor de los magistrados y jueces, tanto en lo estatal como en lo federal. Sostienen que la justicia es lenta, parcial y jurídicamente inconsistente.
Asumen que por los años de ejercicio y lo reiterado de los temas, agotan los criterios y la aplicación de la ley resulta inadecuada. Las sentencias resultan esquemáticas, anquilosadas y legaloides. Es reiterativo que quienes imparten justicia, acaso por cansancio o desconocimiento realicen su trabajo sin la emoción social que requiere la impartición de justicia. Posiblemente sus sentencias pudiendo ser legales, no son justas.
Por todo esto es deseable que sean los abogados más capaces, como es el caso particular de Ignacio González Rebolledo, los que ocupen esos cargos y no los últimos recomendados que carecen de la preparación jurídica.
Que lleguen aquellos cuyo espíritu abierto y su poder inquisitivo satisfagan el hambre y sed de justicia, que se padece en el estado de Veracruz. Que lleguen personas con la experiencia, talento y sensibilidad como Rocío González Balderas, honesta e íntegra funcionaria de la PGR, que hace tres años le prometió el maestro Herrera Beltrán el cargo de magistrado, por ser las que no sólo aman la profesión de abogado sino que al juzgar no sólo los guíe la mente del jurista, sino también el corazón.

Son los primeros avisos

Hace varias décadas, los científicos de las diversas universidades de California, registran todos los días la separación de una larga franja de terreno que recorre la falla de San Andrés. Se coloca una pequeña cinta de papel sobre la abertura existente y comprueban que ésta se rompe pasadas algunas horas. El pasado miércoles se registraron en la zona de la ciudad de La Paz, tres sismos, como preludio del gran terremoto llamado “Big One” que separará la península de Baja California. Ciudades como San Francisco, Los Ángeles, Tijuana y Los Cabos sufrirían grandes destrozos.

La guerra contra el hampa

Cuál será el propósito del gobierno de Felipe Calderón de utilizar cifras e informaciones falsas en la guerra en contra del crimen organizado. El engaño sobre el número de muertos que ascienden a varias decenas de miles, muchos más que los registrados en la guerra de Irak. Afirmar que más del 90 por ciento de los caídos son sólo miembros de las bandas de narcotraficantes, que sólo el tres por ciento son civiles. Si el ejército reconoce que el 10 por ciento son militares, cuál sería el porcentaje del número de policías asesinados. Como que los números no cuadran.
Al parecer se trata de manipular la estadística de esta sangrienta guerra y de minimizar los datos sobre las numerosas víctimas inocentes.
Por todo ello no hay ninguna certeza en los reportes dados por la Secretaría de Gobernación sobre esta lucha antinarco. Las verdades oficiales en la mayoría son propagandísticas como la captura de más de 50 mil narcotraficantes que contrasta con el número de averiguaciones previas y condenas, que apuradamente llegan al tres por ciento, que cuentan con la sentencia de un juez.