No hay político o persona relacionada con esa actividad que no considere al gobernador Fidel Herrera Beltrán como una persona con una gran suerte. Hasta pareciera que hizo un pacto político con el mismo diablo.
No debe maravillarnos que el azar pueda tanto, desde el momento que vivimos por azar.
El panorama que tenía el maestro Herrera Beltrán para el cierre de su administración estatal no podía haber sido más negro. Consciente que la única salida era el endeudamiento y había que justificar el préstamo multimillonario para terminar su gestión.
Los gastos originados por la última campaña electoral dejaron a la Secretaría de Finanzas completamente seca. De allí que lo mojado de las inundaciones fue una lluvia de dinero milagroso. Un riego financiero de la banca de 10 mil millones que empapó y bañó las cajas de caudales completamente vacías y limpias.
Los funcionarios del estado quieren ahora con los créditos recibidos chapotear con esos imprevistos recursos y los contratistas endeudados sólo piden que los salpiquen.
No más bautizos nocturnos de la clase beneficiada política, los deudores sólo piden el rocío mañanero. No más baños de champaña como pagos de marcha de la alta burocracia; los servidores públicos sólo piden que estén garantizadas y humedecidas las últimas quincenas decembrinas.
No más sequías, mejor que vuelva a llover.

El dinero de las campañas

Resulta común que las bandas de narcotraficantes escojan entre sus víctimas a presidentes municipales o candidatos a importantes cargos de elección popular.
No es ningún secreto que para varios gobernadores y alcaldes sus campañas fueron sufragadas por estos jefes de los cárteles de la droga. Si no les cumplen, quieren recuperar lo invertido.
En el estado de Veracruz existe en el pasado salinista un publicitado rastro.
Dentro de las pistas de investigación que se siguen con los asesinatos de estos ediles figuran las aportaciones que recibieron.

La santa alianza del PRI

A la Iglesia Católica le iría de perlas en el próximo sexenio en caso de que llegara a la Presidencia de la Republica el priista de Enrique Peña Nieto. El mexiquense es egresado de la Universidad Panamericana, institución de estudios superiores que pertenece al Opus Dei. En dicha escuela son tan estrictos que se investiga hasta la vida privada de los alumnos y de sus padres. Ningún maestro titular o adjunto puede ser divorciado o que viva en unión libre con su pareja.
En las fastuosas fiestas del obispo de Ecatepec, Onésimo Escobar, la gran mayoría de sus invitados llegan en helicópteros o carros de lujo, eventos que no se lo pierden miembros del gabinete de Felipe Calderón, pasando por el secretario de Gobernación y el Procurador General de la República.
Al momento de iniciar su discurso, el millonario ministro del clero, se dirige a los asistentes que en su gran mayoría integrado por importantes funcionarios. Con estas palabras “De entre mis amigos políticos, pongo en primer lugar a mi gobernador Enrique Peña Nieto” . Se baña con agua bendita.