Tan sólo en el primer año de la administración del alcalde de Coatzacoalcos, Marcelo Montiel, el Orfis detectó un desvío de más de 30 millones de pesos. Son recursos federales de Sedesol, por lo que será denunciado ante la Procuraduría General de la República.
En la serie de nuevas irregularidades del alcalde con licencia encontradas por el Órgano de Fiscalización del Estado, entre la serie de anomalías figura la falsedad en los domicilios fiscales de las empresas fantasmas utilizadas por el Ayuntamiento que consisten en cuarterías, lotes baldíos y casas deshabitadas.
Hay una fotografía que muestra el domicilio fiscal de la empresa consentida de Marcelo Montiel, Construcciones del Golfo, que coincidentemente es la casa particular del director de Gobernación municipal, Víctor Rodríguez Gallegos.
En el colmo del cinismo y las raterías hay un pago de cuatro millones de pesos por consumo de combustibles a una empresa que es propiedad del tesorero municipal, Rafael Anaya Mortera.
El famoso “papelito” repite la frase del general Álvaro Obregón: “Aquí todos somos ladrones. Pero yo sólo tengo una mano, mientras mis compañeros ediles tienen dos.”
Lo que se pregunta el pueblo de Coatzacoalcos hasta qué grado de impunidad permitirá el gobernador Fidel Herrera Beltrán, para que no se aplique la ley en este caso, donde existen tantas pruebas del criminal saqueo con los recursos públicos.

La democracia es cara

Pocos saben que para que un mexicano pueda votar en las elecciones tiene que pagar. En España cuesta cerca de 120 pesos porque es el costo de enviar por correo la solicitud de empadronamiento. El IFE tuvo en el 2006 un presupuesto de 13 mil millones de pesos y destinó sólo 121 millones para promover el voto en el extranjero. A pesar de que en los Estados Unidos existen más del quince por ciento de la población mexicana. Ellos no votan ni por el PRI ni tampoco sufragan por el PAN. No es por su gusto vivir fuera del país.
El dinero que recibió por este concepto la embajada de México en España, se utilizó en los viajes del director técnico Javier Aguirre y del jugador Rafael Márquez.

El otro Fox

Antes de llegar a la Presidencia de la República, Vicente Fox era un personaje muy diferente, por el cual votó el pueblo, pensando que así sería cuando estuviera en Los Pinos.
En su libro “La Revolución de la Esperanza” así se describe: “el presidente De la Madrid había invitado algunos granjeros y hombres de negocios de León a discutir sobre el papeleo gubernamental. Todo el mundo con sus mejores trajes y mancuernillas de plata, cuando llega Vicente Fox con sus botas de vaquero, llevando dos gruesos volúmenes de reglamentaciones burocráticas. Los dejé caer sobre la mesa y el presidente respingó en su silla. “Tenemos que cumplir con las malditas reglas de estos dos libros sólo para obtener un permiso de exportación para vender brócoli en McAllen, me quejé, ¿Cómo demonios espera usted que podamos competir en el mercado norteamericano con toda esa porquería?”
Con esa actuación Vicente Fox conquistó el voto de los mexicanos que acabó con 71 años de hegemonía priista. Prometió el cambio y cumplió. ¡Pero de qué forma!
En los últimos días de su administración al referirse a los periódicos dijo: “Ando libre, ya digo cualquier tontería… ya no importa, total, ya me voy”.