Las soluciones que otorgue el Trife en los casos de Hidalgo y Durango, influirán sobre las decisiones finales de esta institución electoral sobre las impugnaciones que se tienen sobre municipios, diputados plurinominales y la gubernatura de la entidad veracruzana. Es el complejo manejo equitativo que aseguran los líderes del PAN.
Ellos afirman con seguridad que no se le pueden dar de todas, todas al PRI, por lo que confían que se repitan las amañadas concertacesiones que otorgaba el gobierno priísta de Carlos Salinas de Gortari a los gobiernos estatales del PAN. Se empezó en aquel triste sexenio por darle a la oposición los estados de Baja California, San Luis Potosí, Guanajuato, etc.
Sobre el Tribunal Electoral del Poder Judicial del estado de Veracruz están conscientes los partidos de oposición que los integrantes de ese organismo son más priístas que Ranulfo Márquez y Beatriz Paredes. La única impugnación que se le dio trámite fue en el municipio de Chiconamel, que la tenía ganada en las urnas el PRD y se la dieron al PRI.
Todas las veladoras de los panistas están prendidas para el Trife nacional. En lo estatal no hay nada que hacer.
El ex diputado expriísta, Gonzalo Guizar Valladares, candidato de Acción Nacional para el municipio de Coatzacoalcos, junto con sus compañeros Julio Saldaña, Humberto Morelli entre otros, afirman que si no se anula la elección y se le da a Javier Duarte de Ochoa la gubernatura, tendrán que otorgarle al PAN, diez cabeceras municipales, entre las que destacan Veracruz, Coatzacoalcos, Perote y Boca del Río. Además de tirar las cuatro diputaciones locales que ellos pelean.
Maliciosamente utilizan el castigo de delincuente electoral que se le impuso al presidente Felipe Calderón como una prueba de equidad e imparcialidad del Trife en la ciudad de México.

Cuestiones de exclusividad.

Tiene mucha razón en molestarse el licenciado Edel Alvarez Peña en cuanto a las declaraciones de varios diputados y personas de amplia carrera judicial que declararon que cualquier pendejo puede ser magistrado, por lo que el ex alcalde de Coatzacoalcos afirmó muy irritado sobre ese requisito, que no es para cualquiera que él tiene su mérito propio.

Los verdaderos enemigos.
Los gobernadores del PRI no aceptan y no quieren que gane su partido la Presidencia de la República porque perderían todas las canonjías e independencia total que actualmente disfrutan.
Son totalmente autónomos en el manejo de los gastos, la designación de funcionarios, programas a ejecutar, designación de amigos para realizar las obras y poder viajar sin permisos..
Dentro de esta autonomía sólo ellos pueden nombrar a su sucesor que es la mayor prebenda política alcanzada con un presidente de oposición.
Volver a ser empleados cuando son jefes. Ni locos.
Con un presidente priísta perderían completamente su poder. Hasta corren el riesgo que si no acatan las disposiciones directas de Los Pinos, los obligan a renunciar o irse a la cárcel, como ocurrió en el pasado con varios gobernadores.
En el 2012, los mayores enemigos del candidato presidencial del PRI, serán los propios gobernadores priístas.
Por muchas razones de peso económico, social y político no les conviene que regrese el PRI al gobierno federal.
En las conquistas alcanzadas por los ejecutivos estatales durante los últimos diez años ni un paso atrás.
Sería una regresión.