Por Maquiavelo
Columna: Se dice que...
El buen periodismo
2010-05-30 | 21:18:20

Nuestra ficticia vida política sería incompleta si no tuviéramos una libertad de prensa igualmente de mentiras: teóricamente los periódicos pueden decir lo que quieren, prácticamente dicen lo que pueden.
En 1967, el periódico Excélsior vivía feliz y en un provechoso amasiato con los gobiernos priístas. Como la gran mayoría del periodismo mexicano glorificaba hechos y dichos de las autoridades y minimizaba errores y graves equívocos de los funcionarios o de plano callaba aquello que al gobierno no le convenía. Se ejercía el periodismo donde dominaba el arte de la ambigüedad y el palabrerío sin contenido. A cambio recibía Excélsior abundante publicidad oficial. Pipsa le entregaba el papel que necesitara y se tardaba en cobrárselo.
En agosto de 1968 llegó a la dirección don Julio Scherer quien al frente de un grupo de periodistas se propuso informar sobre lo que solía callarse y darle voz a los a los sectores sociales que tradicionalmente eran silenciados. Esa determinación de Scherer y su equipo metió al periódico en un proceso crítico.
El enfrentamiento con el gobierno era inevitable. Más tarde que temprano vino el golpe del presidente Echeverría y allí terminó el buen periodismo y la independencia del diario.
En el caso del periódico El Dictamen se manejan de manera pública dos historias. Una platicada por el candidato del PAN, Miguel Ángel Yunes Linares, quien afirma que fue llamado una tarde a la casa de la hija de doña Bertha Malpica Martínez, donde las dos mujeres le comentaron llorando al ex director del ISSSTE, que el gobernador Fidel Herrera Beltrán les había advertido que si publicaban informaciones en apoyo a su candidatura, entregaría a las autoridades un expediente donde su hijo aparecía involucrado en un grave delito de índole penal. A lo cual Yunes Linares les dijo que entendía la gravedad del problema y les reiteró que no se preocuparan.
Esta es otra historia, como dijera la actriz veracruzana Loló Navarro. Se asegura que dicho medio informativo que se encontraba en venta había sido adquirido por el gobernador Herrera Beltrán. Resultaba más que lógico que ese supuesto nuevo dueño no permitiría que apareciera una sola coma favorable a su peor enemigo político en dicho medio impreso. Hay que tener cuidado al escoger a los enemigos; porque uno termina pareciéndose a ellos.
Comenta el ex gobernador Miguel Alemán que en alguna ocasión la señora Bertha Rosalía Malpica le exigía un dinero que le pertenecía y que dicha suma se lo había entregado el señor Mario Vázquez Raña, dueño de la Organización Editorial Mexicana. Alemán Velasco se comunicó con el propietario del Diario de Xalapa, el cual le confirmó que había dejado correr esa versión, como una forma de un anticipo para formalizar la operación de compra. Donde obviamente no había ninguna suma de dinero y que era su peculiar estilo de presionar a los probables vendedores. La suma que se pedía en aquella ocasión era impagable según comentaron ambos personajes.
Renato Leduc decía que el periodismo no es una profesión, sino un vicio.
El oaxaqueño Andrés Henestrosa, maestro de la preparatoria aseguraba que el periodismo es la actividad puntiaguda, plena de escollo que sólo el más sabio puede sortear y esquivar.





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