Algo está pasando en nuestro país que debe llevarnos a la reflexión y a la búsqueda de la unidad y de la concordia, para  evitar que caigamos en un mayor desorden del que ya existe.

Estamos pagando los mexicanos las consecuencias de nuestra indiferencia, de la falta de participación cívica, del abandono de políticas públicas que nos lleven a una sana y civilizada convivencia.

Lamentablemente ahora desde el poder, en lugar de promover la concordia y la armonía entre todos, se descalifica a quienes  piensan distinto porque ven con preocupación las decisiones que se toman en las altas esferas del gobierno, mismas que además de generar temor e incertidumbre,  frenan la economía y por consiguiente la generación de empleos.

Como reflejo de la división generada desde arriba, observo en las redes sociales la andanada de insultos que se profieren  quienes son seguidores de la 4ª Transformación y quienes  ven con preocupación el populismo desbordado del actual gobierno.

Veo en los noticieros de televisión como se enfrentan en el aeropuerto policías federales contra policías capitalinos y se arrojan mutuamente gases lacrimógenos, afectando incluso a pasajeros que nada tienen que ver esto. ¿Ustedes creen que los turistas que vieron el desafortunado espectáculo, van a querer regresar a México?.

Dicho sea de paso, el problema que enfrenta la Policía Federal ha sido generado por esta administración, quien en lugar de negociar y liquidar laboralmente hablando a los policías federales,  ha dejado que crezca el problema por su falta de tacto o exceso de incapacidad en la toma de las decisiones.

También son noticia los golpes y enfrentamientos que se dan afuera de la Cámara de Diputados entre integrantes de varias organizaciones campesinas. Unas defendiendo al gobierno y otras protestando por el recorte hecho al presupuesto destinado al sector agrícola.

Luego vemos también en los noticieros a un grupo de senadores manoteando, empujándose y ofendiéndose para imponer a como dé lugar en la CNDH mediante un método tramposo a la protegida del Presidente.

La imagen que proyectamos a nivel internacional con estos acontecimientos es verdaderamente deplorable y lastimosa.

Si a esto le agregamos los hechos de Culiacán, la masacre de la familia Lebarón y la aparición en la Ciudad de México de hordas de encapuchados que causan destrozos en la UNAM  y vandalizan el Palacio Nacional, destruyen comercios, intentan quemar librerías y a pesar de los daños ocasionados, no pasa absolutamente nada, ya que para que no las tilden de represoras, las autoridades capitalinas los dejan hacer y deshacer a su gusto y a sus anchas.

El mal ejemplo de estos delincuentes y la impunidad de que gozan contribuye que las cosas vayan empeorando y la violencia siga escalando.

El colmo fue ayer. Llegaron los vándalos a dañar nuevamente las instalaciones  de la UNAM y a saquear la librería, no para utilizar los libros que se llevaron en mejorar su cultura, sino para destruirlos. Absurdo. Quienes odian la cultura quieren que sigamos teniendo un país atrasado.

Ninguna autoridad intervino para frenarlos. Con esto, la impunidad seguirá campante.

No satisfechos con esto, los revoltosos arriaron la bandera de México, la arrastraron en el suelo y finalmente la quemaron. Ellos, que seguramente participaron cuando niños en los homenajes a la bandera que  se hacían en sus escuelas, olvidaron el civismo y dieron rienda suelta a su rencor social.

Estos hechos indignan a quienes queremos a México. Por eso es muy peligroso que se siga alimentando el divisionismo y el encono.

De no actuar pronto las autoridades con eficiencia para frenar los desórdenes, castigando ejemplarmente a quienes agreden y causan daño, seguiremos hundiéndonos en la anarquía.

La violencia siempre genera caos. No lo permitamos por favor. Unidad, respeto,  concordia, tolerancia y amor a México son los ingredientes que necesitamos para salir adelante.

Recordémoslo.

¿No les parece a Ustedes?.

Muchas gracias. Buen fin de semana.