La detención de Rosario Robles Berlanga, conocida política de izquierda ha generado diversas y controvertidas reacciones.
En primer lugar, la mayor parte de los ciudadanos coinciden en que ya es tiempo de que se sancione severamente a quienes incurren en el desvío de recursos públicos. Esta añeja y nefasta costumbre provoca un enorme boquete al erario público o para decirlo mejor al bolsillo de todos los mexicanos.
Curiosamente, cada sexenio pasa exactamente lo mismo. Atrapan temporalmente a un pez gordo para calmar a la opinión pública y con ello dar la impresión de que van a combatir en serio la corrupción, pero resulta que unos cuantos meses después, la persona señalada de cometer los ilícitos sale muy campante de la cárcel por fallas inducidas a propósito en el debido proceso, para facilitarle su liberación y recibir solamente una sanción simbólica que da risa, como el no poder ejercer ningún cargo público durante 4 o 5 años, lo cual resulta una burla para los afectados, porque de todo lo robado, el ladrón no devuelve absolutamente nada.
Así, a cambio de estar muy poco tiempo encerrado en una celda con ciertas comodidades y sin echar de cabeza a quienes también resultaron beneficiados con el delito cometido, sale libre el implicado a disfrutar de los millones mal habidos, cantidad que nunca pudo haber acumulado si hubiera trabajado honradamente, aunque no hubiera gastado un solo centavo. Por eso hay políticos señalados de enriquecimiento ilícito que andan libres y tan campantes como si nada.
En el caso de la llamada Estafa Maestra existen sin duda más personas involucradas. Desde los funcionarios de las universidades públicas que recibieron los recursos y los dispersaron, pagando servicios y obras inexistentes, hasta los políticos disfrazados de emprendedores que a través de empresas fantasmas se los robaron.
Por eso la detención de Rosario Robles pudiera parecer más una venganza política que la búsqueda de la justicia, porque habiendo tantos beneficiados con el saqueo, solamente ella está detenida.
Dice que le avisó al presidente del saqueo de recursos. ¿Podrá demostrarlo?.
Aún en el caso de que fuese cierto, eso no la exonera. Tanto peca el que mata la vaca como el que le amarra la pata. Debió haber interpuesto una denuncia ante la PGR o al menos ante los medios. Si no le hacían caso, debió haber renunciado al cargo y hacer públicas las razones de su dimisión. Prefirió seguir en el gobierno gozando de las mieles del poder y de las prebendas que da el cargo.
Por si fuera poco, los cinco mil millones perdidos, no aparecen. Ese es el verdadero meollo del asunto.
Ojalá y la ciudadanía despierte y se dé cuenta de que si el dinero de los impuestos es desviado al bolsillo de los políticos, habrá menos recursos para medicinas, escuelas, hospitales, carreteras, drenaje, deporte y agua potable. Por eso, cada día hay más políticos millonarios que tienen mega residencias, yates y hasta suntuosas propiedades en el extranjero, bienes que jamás podrían justificar con los mini sueldos que se auto asignaron, a sabiendas que se emparejarían abajo del agua por otras vías.
Casos como este debe haber cientos y apenas está aflorando uno.
Mientras que a un particular se le exige pagar impuestos, no existe reciprocidad ni compromiso de parte de los políticos para usarlos con honradez, eficiencia y sabiduría.
Muchas cosas deberemos de cambiar los mexicanos si es que queremos mejorar y salir adelante.
No les parece a Ustedes?.
Muchas gracias y buen fin de semana.
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