Por Francisco J. Ávila Camberos
Columna: Cuesta abajo
Cuesta abajo
2019-07-13 | 09:00:32

Conforme transcurren los primeros meses de la presente administración, la economía mexicana sigue cayendo. Diversos indicadores así lo demuestran, a pesar de que el presidente diga que él tiene otros datos.


Van a la baja la generación de empleos, el consumo en las tiendas y la venta de automóviles nuevos.


También van a la baja la industria de la construcción y la inversión que sirve para crear empleos.


La moneda mexicana se mantiene estable porque las inversiones especulativas que se manejan en dólares continúan  en el país, ya que la tasa de interés que paga México es mucho muy alta, si la comparamos con la que  pagan otras naciones.


Definitivamente las cosas no van bien, aunque el presidente tenga otros datos. Ojalá nuestro presidente recapacite a tiempo, rectifique el rumbo y no siga llevando al país por el tobogán del populismo que compromete al gobierno a regalarle carretadas de dinero a quienes no trabajan ni producen, recursos que obviamente el fisco le quita primero vía impuestos a quienes si producimos y que tampoco continúe el presidente impulsando proyectos que desde el punto de vista técnico y económico son definitivamente inviables, como el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas y el aeropuerto de Santa Lucía.


También necesitamos que escuche más a los técnicos capaces que tiene en su equipo y menos a los grillos que llegaron a los cargos públicos como recompensa a su amistad, a su ideología ó a méritos de campaña. Muchos llegaron sin tener el perfil adecuado para el cargo y otros más sin tener la más remota idea de cómo gobernar.


Algunos de ellos incluso con un resentimiento social agudizado por tantos años de adoctrinamiento socialista, pero no de un socialismo europeo de avanzada como el de Suecia o Dinamarca, sino uno francamente tercermundista y trasnochado como el de Venezuela, que de manera tan eficaz ha borrado las diferencias sociales y económicas entre los venezolanos.


Ahí antes  había ricos, clase media y pobres. Ahora, la mayoría son pobres.


Ojalá y el presidente entienda que sus frases de campaña como “abrazos y no balazos”, “becarios y no sicarios”, fueron eso: frases de campaña pegajosas y hasta ocurrentes porque rimaban, pero que desde luego no sirven para gobernar.


Por eso es que la violencia sigue  desatada, al igual que los delitos.  El cinismo se ha desbordado y la impunidad sigue rampante. No hay un solo pez gordo detenido de las anteriores administraciones. Ni siquiera algunos de los políticos que han sido señalados públicamente de enriquecimiento ilícito y cuyas enormes fortunas no cuadran con los ingresos declarados.


Que alguien le diga a AMLO que la caridad empieza en casa y que la mayoría estamos en contra de regalarle a Centroamérica 30 millones de dólares.


Que también alguien le diga que no sale adelante un país con un gobierno que regala dinero, sino con uno que atrae primero las inversiones y facilita los trámites, para que a través de ellas todos tengan empleo.


Entiendo que él desea acabar con la pobreza, lo cual es loable. Sin embargo los métodos que  aplica no han dado buenos resultados en ningún país.


Aunque él tenga otros datos.


Que también alguien le diga al Presidente que la silla presidencial es para sentarse a planear, a reflexionar, a organizar, a dirigir, a controlar y a resolver con la opinión de asesores verdaderamente competentes los grandes problemas de México.


No es una silla voladora de feria donde quienes se suben giran y giran sin llegar a ningún lado, por más que crean que van avanzando.


Si el presidente se la pasa en giras y conferencias mañaneras, ¿a qué horas reflexiona, escucha, acuerda y resuelve?


Que alguien también le diga que si no hay conocimiento ni planeación suficiente para prever los problemas y solucionarlos antes de que exploten,  seguirá su administración  tomando decisiones desafortunadas sobre la marcha, cuyo costo   acabaremos pagando todos los mexicanos.


La desaparición de la Policía Federal es un claro ejemplo de esto. Tantos recursos invertidos, tanto que se gastó para capacitarla y equiparla y ahora, todo ese dinero se irá a la basura.


¿Cuánto nos costará tener que liquidar laboralmente a los inconformes que no acepten irse a la Guardia Nacional?. Pueden ser cientos de millones de pesos.


Aparte: ¿Qué riesgos corremos los ciudadanos cuando quienes pertenecen a esa corporación se queden sin empleo y sean tentados por la delincuencia para que trabajen para ella con mejor salario que  el que recibían?.


Por cierto: ¿Qué fue de la Gendarmería que creó la pasada administración?.


¿ Dónde quedó?


¿Qué necesidad  de complicar tanto las cosas y de andar inventando el hilo negro?.


Gobernar dicen algunos es una ciencia, otros dicen que es un arte; o incluso la mezcla de ambos. Lo cierto es que no es para improvisados.


No les parece a Ustedes?.


Muchas gracias y buen fin de semana para todos.

Nosotros | Publicidad | Suscripciones | Contacto

 

 

Reservados todos los derechos 2018

Nosotros | Publicidad | Suscripciones | Contacto

 

 

Reservados todos los derechos 2018