Los fenómenos migratorios que se dan en todo el mundo,obedecen a causas tan disímbolas como sonla guerra, las revoluciones, lainseguridad, la hambruna, las catástrofes naturales y el más socorrido de todos: el deseo de mejorar a través de un empleo bien remunerado.
Lo extraño del caso planteado es que los indocumentados proceden de países donde los gobernantes anuncian a los cuatro vientos sacrificarse y trabajar para beneficio de su pueblo, cuando algunos de ellos sededican solamente a robar.
Tales gobiernos fracasan porqueintentan controlary manipularla economía, lo que solo solo encarece las cosas y genera escasez. Inventan reglas complejas, enredadas y difíciles de cumplir, que solo fomentan la corrupción y ahuyentan la inversión y la generación de empleos.
En algunas de las naciones que expulsan migrantes se llegó a hacer una reforma agrariaque convirtió en minifundio la tierra cultivable, lo que por cuestiones de escala encareció los costos de producción e hizo poco rentable la agricultura, dando como resultadoun campo abandonado y ladrástica caída de la producción.
Lo paradójico del caso es que cada vez más personas huyen de los países que son gobernados por quienes ofrecen a su pueblo el paraíso.
Decepcionados por tanta pobreza, los migrantesabandonan su terruño intentando llegar a naciones cuyo idioma, costumbres y leyes desconocen. Donde incluso son discriminados y a veces hasta maltratados.
Curiosamente buscan establecerseen naciones donde no ha habido reforma agraria. Donde hay propietarios de tierras agrícolas que pueden poseer legalmente miles de hectáreas, sin riesgo alguno de que se las invadan o se las expropien.
Donde el campo es tan buen negocio quelos dueños se dan el lujo de contratar a cientos de trabajadores, queen una horaperciben lo que ganarían en uno o dos días de trabajo en su propio país. Donde el campo rinde hasta 10 veces más por hectárea que en los países atrasados. Donde además no hay hambre.
Algo bueno habrán hecho las naciones prósperas que tan poco desempleo tienen y todavía se dan el lujo de emplear mano de obra extranjera.
No se necesita ser experto ni adivino para saber lo que hicieron bien esos países para triunfar: Respeto al estado de derecho, educación de calidad, libertad de emprender, menores índices de corrupción, escasa impunidad, mayor democracia, menor burocratismo, trámites sencillos,servicios públicos eficientes, libre competencia, bajos impuestos, bajas tasas de interés bancarias, autoridades cuyo comportamiento es vigilado de cerca por los ciudadanos y medios de comunicación, quienes les exigen dar buenos resultados.
En cambio, los países que expulsan migrantes, México incluido, hacen exactamente todo lo contrario.
Por eso, mientras unas naciones mejoran su economía aplicando fórmulas exitosas, otras de planono quieren cambiar, porque así les conviene a sus políticos.
Algunos gobernantes de lospaíses atrasados, en lugar de copiar las fórmulasempleadas por las naciones triunfadoras, siguen aferrados a losusos y costumbres quesolo han demostrado su fracaso.
Si no cambian y siguen haciendo lo mismo, continuarán obteniendopésimos resultados.
Copiemos lo que funciona. No repitamos lo que solo genera dependencia, conformismo, atraso, indiferencia y hasta pereza.
Por todo lo anterior reflexionemos y preguntémonos a donde queremos que vaya México.
Para finalizar: Ojalá que los reclamos por las vicisitudes que tienen que padecer los migrantes ilegales, como la ocurrida a una familia de indocumentados que intentaron cruzar el río Bravo yse ahogaron tanto el papá como su hija pequeña, no seandirigidos en contra de México ode los Estados Unidos, sino en contra de los verdaderos causantes de las desgracias, queson los gobernantes de las naciones expulsoras de migrantes,quienes conlos pésimos resultadosobtenidos, han obligado a sus habitantesa salir huyendo de su propia tierra.
¿No les parece a Ustedes?.
Ultima reflexión:
Que curioso el criterio de algunos comunicadores: Se quejaban primero por la tibieza de las autoridades mexicanas que irresponsablemente dejaron entrar sin permiso al país a cientos de miles de indocumentados, sinningún control y sin sabersiquiera aque se dedican. Si son gente de trabajo o entre ellos vienen delincuentes.
Ahora, cuando al fin nuestras autoridades han empezado a hacer algo para frenar la migración tumultuosa y desordenada que amenazaba con convertirse en un problema de seguridad nacional, no faltan los inconformes que protestan porque los indocumentados son detenidos y concentrados en estaciones migratorias. Olvidan que entraron a nuestra patria sin permiso. No toman en cuenta que los Estados Unidos no los dejarán entrar y son cientos de miles los extranjeros que careciendo de empleo, alojamiento y recursos se quedarán aquí compitiendo con los mexicanos. No cabe duda que cuando los problemas se dejan de atender, se vuelven inmanejables. ¿Quiénes pagarán ahora los platos rotos?: ¡Nosotros los mexicanos!
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