Como siempre, un brillante discurso del exgobernador de Veracruz, Dante Delgado Rannauro, pero el tema que abordó sobre la posibilidad desmantelar el poder judicial por parte del Ejecutivo federal, al parecer no ha escuchado el pensamiento y las conferencias públicas del presidente López Obrador sobre el respeto y autonomía que tiene hacia la Suprema Corte de Justicia de la nación.
Subordinar la justicia es pervertirla, afirmó el alvaradeño y en lugar de manifestar su oposición debiera reiterar su coincidencia con el mandatario mexicano. Se refirió a su caso personal cuando permaneció durante largos 14 meses en prisión durante el mandato del presidente priista Ernesto Zedillo y Miguel Ángel Yunes Linares como operador en su calidad de secretario de Gobierno del Estado de Veracruz; agradeció la independencia del Poder Judicial que le permitió recuperar su libertad. Para ser el primer mexicano que ganara esa batalla en contra de la injusticia que imperaba en los gobiernos neoliberales.
No se explica cómo puede afirmar que existe alguna intención del poner al servicio de la Presidencia de la República la aplicación de la justicia. “No toleramos que operadores del presidente de México, los que están desmantelando la Corte de Justicia para ponerla al servicio del mandatario”.
Cuando ha sido totalmente opuesto el gobierno del tabasqueño. De manera indirecta criticó Dante Delgado la operación fallida de Culiacán y la intención del gobernador de Baja California de extender su mandato, en la que no tiene nada que ver López Obrador.
De los asistentes, se estima que al oírlo hablar estarían totalmente de acuerdo, pero no, con la sutil sugerencia que la nueva administración del gobierno de Morena intenta presionar o coaccionar al Poder Judicial. Cuando ha sido un tema muy repetitivo en el curso diario de las conferencias de prensa mañaneras del Jefe de la Nación.
El problema del buen gobernante veracruzano han sido sus drásticos cambios de ideología partidista al colocar al lado de su partido Movimiento Ciudadano durante dos sexenios con la izquierda progresista y en la última contienda electoral haberse identificado con la extrema derecha que tanto daño ha causado a México y en el caso específico al Veracruz de los Yunes. Esos virajes no se olvidan, aunque justo es reconocer que debieron existir otros motivos entre los dos personajes.
La mano negra de funcionarios y delegados
El Estado de Veracruz se ha convertido en serio problema para la realización del proceso interno en donde debe cambiarse la nueva directiva de la dirigencia nacional y la estatal de Morena.
Ha sido muy obvia la participación de funcionarios estatales y federales, no obstante la dura recomendación de abstenerse o de ser expulsados del partido, tanto por el presidente López Obrador como del gobernador Cuitláhuac García.
La añeja costumbre de lo que se hacía en el pasado donde se dictaba línea para apoyar al que debiera ser el nuevo líder, hay miembros de la novata clase política local que no acatan estas disposiciones.
Una versión que se maneja en los pasillos de Palacio Nacional, es posible que renuncie el presidente López Obrador a seguir militando en el partido que él creó, ante el desorden y enfrentamientos entre los grupos que volvieron a ser tribus.
Se tienen perfectamente detectados quienes son los funcionarios, legisladores y delegados que siguen obstaculizando el proceso al grado de suspenderlo.
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