La nueva titular del Órgano Fiscalizador Superior del Estado de Veracruz, Delia González Cobos, confronta todo un paquete para erradicar de manera definitiva las prácticas de corrupción que tanto han dañado a la entidad.
El serio compromiso adquirido de actuar con total transparencia sobre el manejo honesto que tiene que hacerse sobre el destino de los recursos públicos que reciben el gobierno y las presidencias municipales.
Es todo un problema porque tiene conocimiento que altos funcionarios de Morena reciben porcentajes de los presupuestos federales y estatales, “moches” que ejercen para autorizar adquisiciones y otorgar contratos. Ya hay registros de compras de residencias y yates.
En esta nueva administración tiene otras características sobre todo por la información documentada y completa que tiene el presidente López Obrador de todo lo malo y lo bueno de lo que ocurre en el país y de manera especial sobre Veracruz al que le tiene un especial afecto por ser el lugar donde nació su padre.
La experiencia y capacidad sobre esta actividad de fiscalización de Delia González no hay ninguna duda, anteriormente se desempeñaba como procuradora fiscal de la Secretaría de Finanzas.
De especial importancia es que en esta ocasión se está revisando la cuenta pública de las administraciones del exgobernador panista Yunes Linares sobre las numerosas inconsistencias localizadas por los diputados locales en diferentes secretarías, para que posteriormente interponer las denuncias que deriven de los posibles desvíos de recursos públicos.
¿Por qué no una mujer a Gobernación?
Algo sobre la historia política de la primera mujer responsable de la Secretaría de Gobernación, Olga Sánchez Cordero. En un principio quiso ser senadora y con el mismo empeño que tenía a los 24 años de edad, con tres hijos menores y su esposo, decidió cortar las amarras familiares y se fue a estudiar a Londres, llevando en sus maletas los raspones de sus actividades en el movimiento estudiantil de 1968. Decidió en esta ocasión buscar un escaño senatorial y fue a tocar puertas del entonces candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador.
Para el tabasqueño el personaje no le era ajeno, pues sabía cómo había actuado cuando era ministra del máximo tribunal donde había rechazado el juicio de desafuero del entonces Jefe de Gobierno.
En esa primera reunión quedó sellado el compromiso de una candidatura para el Senado de la República.
Pero cuando empezaron las conversaciones sobre la integración de su gabinete. Varios nombres surgieron. En eso salió la propuesta para la Secretaría de Gobernación. ¿Porque no una mujer? Sería la primera que ocupara ese cargo en la historia, planteó López Obrador.
Los que estaban presentes objetaron esa propuesta del candidato electo a la Presidencia de la República. Cuando el ganador de la elección soltó el nombre: “Como la exministra Olga Sánchez Cordero”.
Pasaron los días y la presunta candidata al senado cuando fue llamada tuvo un presentimiento de mal augurio. Ella pensó que se le había caído.
Al ver a López Obrador intentó adelantarse y pasar el mal momento e intentó dar las gracias. No hubo tiempo cuando se le propuso que se le quería en el gabinete. Lo que ocurrió después solo ella lo sabe, las reacciones en su fuero interno y la gran responsabilidad que iba a asumir figuran entre sus mejores recuerdos personales.
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