Por Francisco J. Ávila Camberos
Columna: Cuidando los centavos
Cuidando los centavos
2019-03-09 | 09:24:49

La aprobación en el Senado de la Ley de Remuneraciones de los Servidores Públicos, constituye un acierto, porque evitará en lo sucesivo que los integrantes de los organismos independientes se pongan sueldos estratosféricos, que constituyen una ofensa para los ciudadanos, porque al final de cuentas, somos nosotros quienes los pagamos vía impuestos.


Esta Ley frenará los abusos, donde por ejemplo un consejero del INE gana 236 mil pesos mensuales más diversas prestaciones, siendo que no todos los años hay elecciones y cuando esto sucede, disminuye sensiblemente su carga de trabajo.


Sin embargo, la Ley citada tiene un talón de Aquiles que me parece muy grave. El presidente de la república se ha puesto un sueldo demasiado bajo en relación con la enorme responsabilidad que tiene y nadie puede ganar más que él.


Claro que esto puede cumplirlo con facilidad el presidente, porque a menos que las cosas hayan cambiado en este sexenio, el Estado Mexicano siempre les ha pagado prácticamente todo: los alimentos, la vestimenta, el servicio médico, la luz, el teléfono, el transporte, la servidumbre, los ayudantes, los cocineros, los choferes, su personal de seguridad, el combustible y una serie de gastos inherentes al cargo.


De continuar con esa costumbre, el presidente de la república podría ahorrar prácticamente todo su sueldo, mientras que sus colaboradores, al no gozar de tales privilegios, tendrían que  cubrir esos gastos con cargo a su exiguo salario, porque ya se los recortaron.


El problema es que como quedaron las cosas, ningún funcionario de alto nivel puede ganar más de $108,000.00 mensuales libres y además, les han retirado las prestaciones que tenían.


Esta medida, que ha generado simpatía popular,  resulta contraproducente en muchos casos, porque en determinados sectores de la administración pública hay funcionarios sumamente preparados, con maestrías y doctorados obtenidos aquí y en el extranjero, que al disminuirles sus  salarios,  migrarán hacia la iniciativa privada o a otras naciones, donde sus servicios sean mejor valorados y  por consiguiente  bien pagados. Tendremos fuga de cerebros.


Otros se quedarán en su puesto, aceptando la reducción de sueldos, pero algunos de ellos harán hasta lo imposible para nivelarse por métodos poco ortodoxos. Para decirlo con toda claridad, caerán en la corrupción, con lo cual los buenos propósitos de la 4ª Transformación se vendrán abajo.


Los puestos que queden vacantes podrán llenarse rápidamente, porque hay mucho desempleo. El problema es que buena parte de los que lleguen, carecerán del perfil adecuado e irán apenas a aprender. La improvisación generará ocurrencias y muy graves errores que le costarán al país un ojo de la cara, tal y como ya está sucediendo en algunas áreas. No olvidemos jamás que lo barato sale caro.


Por otro lado, un sueldo de $108,000.00 mensuales los gana cualquier director de una empresa mediana, sin tener que enfrentar tantos retos,  ni poner en peligro su vida por las decisiones que toma cuando afecta a terceros.


A quienes les parezca muy alto el sueldo del presidente o de los altos funcionarios del gobierno federal, les pregunto:


¿Cuánto gana un futbolista de un equipo de 1ª división, cuánto gana un cantante famoso, cuánto gana un conjunto norteño de moda, el director de un banco, el entrenador de la selección nacional, cuánto gana un taquero exitoso?. ¿Cuánto gana un buen médico especialista y cuanto gana el Canelo Álvarez?. Todos ellos tienen más ingresos que el propio presidente y que cualquier funcionario público de alto nivel, sin correr tantos riesgos y sin tener que trabajar en una actividad donde no hay horario, donde deben estar al pendiente para atender con prontitud cualquier contingencia los 365 días del año, sabiendo que pueden ser despedidos en cualquier momento, sin liquidación alguna y sin tener la certeza de conseguir pronto empleo, porque les están prohibiendo trabajar durante los próximos diez años en empresas privadas, cuya actividad esté relacionada con el cargo que tenía el funcionario cuando formaba parte del gobierno.


Por todo esto, en mi opinión, el Estado Mexicano debe de pagar los mejores sueldos a los funcionarios que sean necesarios por ser altamente competentes, a los que den buenos resultados, a los de nivel de excelencia. Sueldos que sean equiparables a los que paga la iniciativa privada o incluso mejores para retenerlos; para de esa manera tener siempre en su equipo a los más capaces, a los más comprometidos y a los más honrados.


Si se trata de ahorrar dinero, lo cual es siempre loable; que empiece  el gobierno mexicano por despedir a tantos aviadores, a los incompetentes y a los rateros.


A los que están en la nómina por sus relaciones políticas y lazos familiares, sin ningún mérito. Sobra personal en prácticamente todas las secretarías y dependencias. Que quite a los que solo estorban y conserve pagándoles mejor a quienes deban quedarse porque son necesarios, eficientes y honestos.


Si quieren ahorrar más, que supriman la añeja práctica de cambiarle de nombre a las secretarías ya existentes, tirando a la basura millones de pesos en papelería que ya no servirá y en tener que rotular de nueva cuenta los edificios, los vehículos y mandar a hacer otros uniformes para el personal,  de manera que todos tengan el logotipo de la nueva ocurrencia.


Que reduzcan el número de diputados y senadores si desean ahorrar más. Por azares del destino, en esta Legislatura han llegado a las Cámaras algunos que duras penas saben leer y escribir, por eso cometen tantos dislates que dan pena ajena.


De lo contrario, estaremos como siempre, cuidando los centavos y despilfarrando los pesos.


Así no saldremos adelante, por mucha voluntad que tenga el actual Presidente.


¿No les parece a Ustedes?


Muchas gracias y feliz fin de semana.

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