Una de las asignaturas pendientes de atender en México es la de aprender a analizar de manera objetiva y sensata la historia del país y desde luego a desarrollar también el sentido de gratitud para quienes nos han ayudado a mejorar como nación y también para quienes buscan como unirnos más y no como dividirnos.
Menciono esto porque nuevamente vuelven a imponerse la ideología y las modas políticas sobre la realidad histórica.
El Cabildo de Orizaba, haciendo suya la petición del los regidores morenistas, ha determinado retirar la estatua erigida a Don Porfirio Díaz en esa ciudad, decisión que en mi opinión resulta lamentable.
Quisiera aclarar antes de continuar, que si analizamos con detalle la trayectoria, el comportamiento y los resultados que han tenido los gobernantes de todos los países del mundo, encontraremos que en mayor o menor grado, todos han tenido errores, porqué ningún ser humano es perfecto.
El problema surge cuando los errores superan a los aciertos o cuando se omiten los aciertos y se magnifican los errores por conveniencias políticas. A esto último, se le llama simplemente manipulación.
Otras veces cometemos el error de juzgar a los personajes de la historia con la óptica del siglo XXI, ignorando las complejidades de la época en que vivieron.
México, antes de la llegada de Don Porfirio al poder, era una nación sumamente atrasada, inmersa en constantes revueltas, cuartelazos y golpes de estado. Pocos presidentes de la república terminaban su período. En tan solo 50 años de vida independiente habíamos tenido dos emperadores, perdido más la mitad de nuestro territorio y sufrido 3 invasiones extranjeras.
No éramos sujetos de crédito, no había inversión, no había industria, no había bancos. Los gobiernos carecían de recursos, porque lo poco disponible era usado para cubrir los gastos de las constantes revueltas.
Los caminos estaban llenos de salteadores. Apenas el 5% o 6% de la población sabía leer y escribir. La salud pública era tan deficiente que algunos calculan que las expectativas de vida promediaban apenas los 35 años. La mortalidad infantil era enorme.
La escasa infraestructura disponible era la heredada de la colonia y para entonces ya era obsoleta.
Don Porfirio Díaz, el valiente soldado de la Patria que combatió y derrotó a los franceses, el que al triunfo de la república le entregó el poder a Juárez, ocupó la presidencia de México por primera vez en 1876.
Desde un principio se preocupó por pacificar al país e impulsar la educación, la economía y las obras públicas.
Supo rodearse de los mejores y más preparados hombres de su época, con quienes formó su gabinete.
Durante su presidencia, la inversión extranjera llegó en abundancia y con ella la tecnología. Se abrieron fábricas y crearon empleos, mucho mejor remunerados que los que había en el campo. Se fundaron bancos. México fue sujeto de crédito.
La paz que hubo en el país, impuesta muchas veces por la fuerza, generó una gran seguridad. Las familias podían dormir con las puertas de su casa abiertas. Los delitos que llegaban a cometerse eran mínimos.
Se construyeron durante su período 20 mil kilómetros de vías férreas y se comunicó mediante el telégrafo prácticamente a todo el país.
Estableció una escuela primaria en cada cantón, construyó innumerables colegios preparatorios y fundó la Universidad Nacional de México.
La industria textil llegó al valle de Orizaba durante su mandato y prosperó a tal grado que a esa zona se le llamó la Manchester Veracruzana.
La cervecería, fuente de empleo y de generación de riqueza se inauguró durante su régimen.
Orizaba fue una de las primeras ciudades del país que tuvo energía eléctrica. El Palacio Municipal de Orizaba, joya arquitectónica que aún existe, fue adquirido en Bélgica por Don Porfirio para regalárselo a esa ciudad. Tenía mucho aprecio por Orizaba.
En 1895, por primera vez en la historia del País, el gobierno mexicano obtuvo un superávit en sus finanzas. La fortaleza del peso mexicano era tal, que se empleaba como moneda de curso legal en distintas naciones. Las monedas de oro y plata circulaban profusamente en México.
A Veracruz puerto también lo benefició con obras de infraestructura como ningún otro presidente de la república lo ha hecho hasta ahora.
Sin embargo, don Porfirio como muchos gobernantes cometió errores. El enorme progreso alcanzado durante su mandato no fue parejo y con mano dura mantuvo el orden, para que el país no se desintegrara.
Nadie pretende ocultar las fallas en que incurrió. Sin embargo, para ser justos, hay que sumar todos sus aciertos y restarle todos sus errores. Estoy completamente seguro de que el saldo le será siempre positivo.
En cambio, si se aplica el mismo criterio a otros presidentes de la república que hemos tenido o incluso padecido, al restarles los errores, los excesos, los latrocinios cometidos a los escasos aciertos que hayan tenido, simplemente la mayoría nos salen debiendo.
Sin embargo, inexplicablemente en estos casos hay calles, plazas y ciudades con su nombre y nadie protesta.
En cambio, al hombre que modernizó al país e impulsó la educación como hasta entonces nadie lo había hecho, la historia oficial convenientemente manipulada, lo convirtió en el villano favorito de la Patria. Ni siquiera han permitido las autoridades mexicanas que sus restos sean repatriados a México
Ojalá y el pueblo orizabeño reaccione con prontitud e impida a tiempo la ingratitud de algunos que quieren retirar la estatua de Don Porfirio.
¿No les parece a Ustedes?.
Muchas gracias y buen fin de semana.
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