Por Francisco J. Ávila Camberos
Columna: Pero qué necesidad, para qué tanto problema….
Pero qué necesidad, para qué tanto problema….
2018-12-15 | 10:47:17

Como si no tuviéramos suficientes problemas en el país, la nueva administración federal sigue confrontándose con distintos sectores, sin  contar con una estrategia adecuada para resolver los conflictos que ella misma  está generando.


Canceló la construcción del aeropuerto de Texcoco basándose en una encuesta mal hecha e ilegal. Ahora tiene que enfrentar a los tenedores de bonos, quienes amenazan con demandar al gobierno mexicano en los tribunales internacionales y obligarlo a reembolsarles lo que invirtieron más sus respectivos intereses, honorarios, gastos y costos del juicio.


Luego anuncia la cancelación de la Reforma Educativa y con ello la eliminación del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación. En lugar de modificar  los artículos que podían mejorarse, pretende cancelar de un plumazo la citada reforma. Esto, satisface mucho a los sindicatos, pero no eleva la calidad de la educación en México, sino que por el contrario la rebaja, al suprimir la evaluación que se hacía a través del INEE. Lo que no se evalúa, no se mide y al no medirse, se desconoce el rumbo que lleva. Si mejora o va para atrás. El INEE se había convertido en una piedra en el zapato para los sindicatos magisteriales combativos que se preocupan más por el poder político y económico, que por servir al país y a la niñez mexicana. Era el INEE quien señalaba las enormes deficiencias y rezagos que tenemos en materia educativa.


Por cierto, al sector educativo se le destinan anualmente cientos de miles de millones de pesos y sin embargo, la mayoría de los alumnos salen cada vez  peor preparados.


También anuncia la eliminación de los exámenes de admisión para las universidades públicas, lo cual hará gastar al país mayores sumas de dinero en personas que no tienen ni siquiera la vocación o la capacidad adecuada para estudiar y desempeñar con éxito una profesión. Sucederá algo parecido a lo que pasa en Cuba, donde hay demasiados profesionistas, eso sí muy bien preparados, y poquísimas fuentes de empleo para absorberlos, por lo que tienen que trabajar de choferes o de maleteros.


No debemos olvidar  que en la vida real se compite para todo. Para conseguir un empleo, para conservarlo, para atraer más clientes, para no ser arrollados por la competencia, para innovar y no quedarse rezagado, etc.


La universidad cumple con la importante función de estimular esa competencia. Quienes desean obtener buenas calificaciones porque desean triunfar, deben  estudiar y esforzarse más que el resto de sus compañeros, cumplir con sus tareas, etc. Quienes no hacen esto, reprueban.


Pero según la estrategia de la nueva administración, todos tendrán cabida en las universidades, independientemente de sus conocimientos y de su capacidad.


Esto, llenará el mercado laboral de profesionistas incompetentes y mediocres que en determinados casos resultarán ser un peligro para la comunidad.


Además de lo anterior, el Presidente López Obrador anuncia que para que más personas puedan cursar estudios superiores, creará 100 nuevas universidades en el País. Esto implica contratar al menos 100 rectores, 100 secretarios académicos, un número indeterminado de directores, etc. En pocas palabras, más burocracia. Hay quienes afirman que las nuevas universidades serán centros de adoctrinamiento, para imponerle a las nuevas generaciones la filosofía chavista.


Tan fácil que resultarían las cosas si les dieran esos recursos a las universidades ya existentes, exigiéndoles resultados medibles y concretos, aprovechando la infraestructura que  tienen y así poder atender a un mayor número de alumnos.


Luego anuncia AMLO en Nayarit que el gobierno apoyará con todo a los damnificados por las lluvias. A quienes perdieron sus electrodomésticos se les repondrán éstos. Hasta ahí bien. Sin embargo, anunció a quienes sufrieron daños en sus viviendas que se les repararán éstas y a quienes perdieron su casa, se les hará una nueva. Todo esto, con cargo al erario, es decir a nosotros los contribuyentes. ¡Ni que el gobierno fuera aseguradora, beneficencia pública o Santaclós!.


Una cosa es apoyar a los damnificados con algunos electrodomésticos y otorgarles un crédito con bajos intereses; generando empleos productivos para que tengan trabajo y en consecuencia ingresos, para que sean ellos mismos quienes resuelvan sus problemas y otra  muy distinta es regalarles todo al clásico estilo populista. Ni el país más rico del mundo puede darse el lujo de hacerlo. ¿No se habrán dado cuenta quienes inventan estas medidas demagógicas, que no hay dinero suficiente para pagar todo lo que ofrecen regalar?.


Así vamos a la ruina.


Un frente más acaban de abrir con el Poder Judicial.  El argumento de que como los magistrados ganan mucho, deben disminuirse sus sueldos y prestaciones. Si les bajan sus sueldos a rajatabla, muchos se irán a la iniciativa privada donde hay empresas y bufetes de abogados que les pueden pagar eso y más, para aprovechar sus conocimientos y experiencia. Otros funcionarios del Poder Judicial  se nivelarán corrompiéndose, lo que resultará peor. Yo en su lugar no propondría la reducción de sueldos, sino que les exigiría mejores resultados a los jueces y magistrados para que los juicios duraran menos tiempo y no como actualmente sucede que demoran años y felices días.


A quienes se espantan por los salarios y prestaciones que reciben los magistrados, con la enorme responsabilidad que tienen sobre sus hombros y el riesgo que corren por afectar intereses, les pido que verifiquen lo que cobra un futbolista, un entrenador, un cantante o un boxeador, para que sepan si es mucho o poco lo que gana un magistrado.


Por lo que veo, la llamada república amorosa no está logrando la armonía del país, sino todo lo contrario.


¿No les parece a ustedes?.


Muchas gracias. Feliz fin de semana.

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