Por Francisco J. Ávila Camberos
Columna: Libertad u opresión
Libertad u opresión
2019-02-23 | 09:17:02

En el mundo actual existen con diversos matices dos sistemas económicos preponderantes que resultan antagónicos entre sí, porque ofertan por diferentes vías la presunta solución de las necesidades de los seres humanos.


Uno de éstos, implementado por cierto en los países más atrasados, se basa en que el Estado se auto nombra  rector de la economía. Este decide unilateralmente lo que debe producirse, a qué precio debe pagarse, a quién venderse y como tiene que distribuirse.


Dado que en teoría es el Estado  quien se preocupa por el bienestar de la población,  ésta pone ingenuamente en sus manos la solución de todas sus necesidades y espera que como por arte de magia de arriba le llegue sin mucho esfuerzo un empleo, una beca, un apoyo, un salario remunerador, vivienda, servicios médicos de calidad y todo lo necesario para gozar de una vida con relativa comodidad, sin sobresaltos, sin desempleo y hasta disfrutando de un sano esparcimiento.


Sólo que oh, sorpresa!. El Estado resulta ser siempre un pésimo administrador, porque su función es gobernar, no hacerle al empresario.


Para empezar, no pone a los más aptos a dirigir  las empresas que maneja y que por cierto dice que son propiedad del pueblo, sino a sus cercanos y a políticos que simpatizan con la ideología de quienes gobiernan.


La problemática que esto ocasiona, hace que esas empresas pierdan constantemente dinero debido a la improvisación, la incapacidad, el desorden, el burocratismo y sobre todo por el continuo saqueo que sufren.


Cuando esto pasa, tiene el Estado que encontrar rápidamente a un culpable que sirva de pararrayos para atajar el descontento y al cual se dirija la ira del pueblo. No es tan difícil hallarlo: Los conservadores, los ultramontanos, los emisarios del pasado, los fifís, la mafia del poder, etc. etc.


Si las cosas no se componen, empieza la pérdida de libertades, los controles de precios, la inflación desbocada, la escasez de dólares, las devaluaciones, los diarios discursos polarizantes; donde  desde arriba se ensalza a quienes respaldan al régimen y por eso son nobles, sabios y buenos; y por el otro quienes  piensan diferente y por eso mismo resultan  malos, mañosos, traviesos, etc. etc.


La realidad es que viéndose rebasado el Estado por los problemas que el mismo creó, éste empieza a tratar  con mano dura a los ciudadanos. Algunos gobernantes cierran las fronteras para que nadie salga, porque se vaciaría el país.


El fantasma del hambre aparece,  la inseguridad crece al igual que la violencia y las protestas. Se clausuran periódicos, radiodifusoras, televisoras y hasta el internet para mantener los controles, porque un pueblo desinformado será siempre será manipulado y convenientemente controlado.


El gobierno se sostiene en pié gracias a la milicia o guardia nacional que lo apoya, en cada nación se le dá un nombre distinto; y a grupos de personas convenientemente beneficiadas con becas, regalos, despensas etc., por lo que los beneficiados terminan sirviendo incondicionalmente a quienes les dan de comer.


Hay otro sistema que a pesar de todas sus fallas, basa su éxito en la libertad de emprender, en el respeto a la diversidad de pensamiento, a la libertad de expresión, a la libertad de tránsito, al reconocimiento y estímulo al esfuerzo individual, en el respeto al estado de derecho y a la propiedad privada.


Esta forma de gobierno, con todo y los problemas que indudablemente tiene, se auto regula gracias a su sistema democrático, pero sobre todo al nivel educativo de sus habitantes y a la participación de éstos en política.


También, gracias al efectivo  y eficiente sistema de pesos y contrapesos que sí funciona y mantiene los equilibrios entre los tres poderes que lo conforman, lo que evita los excesos y las dictaduras.


Para terminar, yo les pregunto amables lectores: ¿Cuando hay problemas económicos, inseguridad,  falta de empleo en una nación, para dónde salen corriendo los habitantes ?.


¿A Estados Unidos y Canadá?.


(No puse Inglaterra, Francia, Alemania o Australia porque quedan muy lejos).


¿O a Venezuela, Cuba, Nicaragua o Bolivia?.


Por cierto, qué pena que para que puedan venir una comparsa de cubanos a Veracruz,  le exijan al Comité de Carnaval  una fianza de 10 mil dólares por cubano(a), para garantizar que regresen a la isla y no se queden por acá, huyendo del “paraíso” en que viven.


Ahora preguntémonos nosotros: ¿Que clase de sistema queremos para México?.


Es tiempo de analizar, reflexionar y prepararnos para votar en las elecciones del 2021.


¿No les parece a Ustedes?


Muchas gracias y buen fin de semana.

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