El presidente López Obrador ha anunciado esta semana, que enviará una iniciativa de Ley para imponer una veda de 10 años a los presidentes de la república, para que al terminar su gestión no puedan laborar en áreas del sector privado que impliquen conflicto de interés.
Con tanta información que un presidente tiene al dejar el cargo, prácticamente no podrá trabajar en ninguna empresa, por el presunto conflicto de intereses en que caería.
Me parece que es ésta una medida populista, irreal y extremadamente injusta. Primero les quita las pensiones y ahora pretende prohibirles trabajar en el sector privado.
Ya no hay cargo público al que puedan aspirar los ex presidentes y si además les va a prohibir trabajar en una empresa privada, la pregunta obligada sería: ¿Qué van a hacer entonces. De qué van a vivir?.
Ahora bien, si se detectara que un ex presidente durante su gestión manipuló las cosas para beneficiar a alguna empresa privada, para que ésta al deberle el favor lo contratara al terminar su periodo; que se le finquen responsabilidades y se le sancione por tráfico de influencias, mas lo que resulte, pero que no barra parejo.
Me parece que el quitarles su pensión no fue lo más adecuado. Se las hubiera ajustado hacia abajo, evitando los dispendios como darles vehículos, boletos de avión, servicio médico privado y reducido el número de auxiliares y ayudantes; pero no quitarles la pensión totalmente, ni tampoco la guardia que los protegía.
Un presidente de la República tiene muchísima información y puede llegar a ser secuestrado para obtenerla. Además, corren peligro él y su familia de sufrir un atentado, por los intereses que pudo haber afectado durante su gestión. Dejarlos sin protección resulta también injusto.
Por otro lado, ¿Quién contrata en México a un ex presidente de la república?: Nadie. Por eso muchos tienen que aceptar trabajar para empresas extranjeras que valoran mejor la capacidad que algunos, (no todos) tienen y desde luego al contratarlos poder acceder a la información que poseen.
Con estas decisiones populistas, muchos harán la pantomima de que viven con pobreza franciscana y buscarán como otros ya lo hicieron, la manera de nivelarse por diferentes medios, porque nadie quiere llegar a la vejez con una mano atrás y otra adelante. Seguirá la robadera y la simulación, porque le meterán la mano al cajón y harán su guardadito para sobrevivir en la época de vacas flacas.
Hay quienes piensan que deben ahorrar parte de su sueldo para sostenerse cuando dejen el cargo. Esto es cierto, pero solo en parte. Resulta que el sueldo que se les pagaba hasta el sexenio pasado, no daba mucho para ahorrar y con ese dinero poder mantenerse sin trabajar durante los 10 años siguientes al término de su mandato.
Por cierto, hay que aclarar que el sueldo anterior ya de por sí resultaba irrisorio en base a la enorme responsabilidad que tienen. Un director de cualquier empresa mediana gana mucho más que el propio presidente de la República, sin tener tanta responsabilidad sobre sus hombros y sin correr riesgos él y su familia.
Y todavía ahora, el actual presidente ha reducido su sueldo a la mitad. ¿De qué va a vivir cuando termine su gestión?. Solo que su partido lo siga manteniendo con cargo a las prerrogativas que recibe, con lo cual tendría una especie de pensión, pero disfrazada.
Como podrá verse, estas propuestas son bastante atractivas para el pueblo, pero totalmente injustas para quienes le sirven a la ciudadanía.
Además, comparando esto con las prestaciones que se dan en el sector privado, debemos comentar que las grandes empresas tienes planes decorosos para el retiro de sus ejecutivos.
Solo para poner esto en relieve, hay que aclarar lo siguiente: ¿Quien tiene más responsabilidad?: Un director de una empresa importante que atiende a 1 millón de clientes y maneja un presupuesto de 10 mil millones de pesos anuales o alguien que dirige una nación con casi 130 millones de habitantes y maneja un presupuesto de 5.8 millones de millones de pesos, es decir 58 veces más.
Como para ponerse a pensar, antes de que el populismo en que estamos cayendo haga que a la larga nos salga más caro el caldo que las albóndigas.
¡Recordemos siempre que lo barato sale caro!.
¿No les parece a Ustedes?.
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