Los dos visibles aspirantes a la gubernatura para el 2018 en Veracruz, Héctor Yunes Landa y José Francisco “Pepe” Yunes Zorrilla, no tienen otra opción. Podría decirse que están contra la pared, o se juntan o llevan al tricolor al irremediable tercer lugar al que parece estar destinado.
Según las versiones, en el Altiplano las cosas parecen perfilar a un Héctor Yunes como el candidato oficial, razón por la que ya comenzaron los golpeteos mediáticos, ante esta posibilidad de ser la competencia de nueva cuenta para el PAN-PRD y obviamente frente a otro Yunes, que ahora sería el sobrino, Miguel Ángel Yunes Márquez.
Otra ala en el tricolor, incluso son como voces acalladas, desde las sombras, creen que el abanderado deberá ser Pepe Yunes y quien no ha dejado de trabajar con algunos alcaldes, bajando recursos del gobierno federal para hacerles sentir que sí es el candidato y el gobernador les irá mucho mejor.
El asunto es que los analistas y priistas de cepa coinciden en que el PRI no puede aplazar más a su elegido. Si no se dan señales claras de quién será el abanderado desde ahora, o al menos que salgan juntos a proclamar unidad las cabezas visibles de las corrientes al interior del tricolor, será muy poco el tiempo que les quede para remontar contra la corriente.
El PRI no tiene el poder en el gobierno del Estado como antaño, y desde donde se sabe, se opera muchas veces el favoritismo electoral, menos la forma de allegarse de recursos, y esto Héctor y Pepe lo saben, una campaña para gobernador es altamente costosa.
En Veracruz se calcula que el costo de ésta y la operación electoral se asume entre mil y 2 mil millones de pesos. Por lo que ahora será mucho más complicado que puedan desarrollarla, claro está, tendrían que buscar un esquema similar al de Morena, que poco o casi nada gasta para desarrollar la misma.
Al final los priistas tienen un dilema. O sale su candidato en unidad, y aunque los tiempos no lo permiten, requieren de las señales, ya sea Héctor o Pepe, dejando atrás el famoso “pacto” que nunca quedó claro como tal, o seguramente empiezan a visualizar otros escenarios y plataformas para proyectarse en el 2018 buscando alternativas partidistas.
El siguiente año no solo serán elecciones para renovar presidente, sino la gubernatura, diputaciones federales, senaduría y diputados locales.
La urgencia que debe permear en el PRI, por si no se han dado cuenta, de ungir ya al abanderado tricolor se debe a que en el PAN ya existe uno que se encuentra perfilado y que incluso desde hace rato recorre el estado, incluso en horas hábiles.
El primogénito del gobernador Miguel Ángel Yunes tiene la candidatura en la bolsa, producto de los acuerdos que trae con el dirigente nacional, Ricardo Anaya Cortés, y difícilmente se le va a caer, mientras que el gobierno a nivel federal siguen en la disyuntiva si es Pepe o Héctor igual que sucedió en el caso de la gubernatura de dos años.
MUY EN CORTO
CUIDADO CON ERICK LAGOS. El PRI tiene a los traidores en casa. Y quedó más claro que el agua, con el proceso contra el exgobernador Javier Duarte, en donde quedaron evidenciados varios excolaboradores, como los que sin quitarle sus responsabilidades y supuestas anomalías al cordobés, le “vendieron” el alma al diablo.
Nadie ha alzado la voz para pedir investigar a quienes se les ha señalado con índice de fuego. Uno de ellos apareció como si nada este domingo en la asamblea Estatal de ese partido, en donde por cierto estuvieron los dos senadores, se trata del diputado federal, Erick Lagos, a quien sirios y troyanos lo tachan como el más “entregado” de todos los que se afirma fueron sometidos al famoso “vómito negro” por el jefe del “ave azul”.
Ahora reaparece cínicamente después de haber callado durante la campaña electoral, de las ofensas de Yunes Linares a quien fuera su jefe, y contra todo el duartismo, en donde él fue pieza clave si se toma en cuenta que viene siendo parte de esa “mafia” desde Fidel Herrera Beltrán, y que con el hoy exgobernador preso en Guatemala fungió como secretario de Gobierno, cargo altamente importante en una administración estatal del que difícilmente se evaden responsabilidades.
Lagos declara sobre la inseguridad que no ha atendido el actual gobierno en una pose más que tibia y que lo pone aún más en evidencia. Lo que además no es ninguna novedad. Pero el PRI no fustiga ni revisa la actitud y permanencia de sus militantes.
Hay incluso señalamientos delicados que tanto él, como Jorge Carvallo, operaron en contra de los candidatos a alcaldes del tricolor en sus respectivas demarcaciones, y hasta las manos, se les vieron metidas en el puerto de Veracruz para ir contra su partido o para ayudar a ganar al de Acción Nacional, una de dos.
Pero sin duda que ese partido está condenado a su perdición, menos si no busca sanear la casa. Así cualquiera que sea el candidato ya sea gubernatura, senaduría o diputados en el 2018, no tendrá que luchar contra los opositores sino contra los mismos “aliados”.