Por Marco Antonio Medina Pérez
Columna: La escena veracruzana
La importancia de llamarse Andrés Manuel
2017-04-10 | 10:15:40
Parafraseando el título de la obra célebre de Óscar Wilde, diversos momentos en la escena nacional nos hablan de la importancia que ha cobrado actualmente Andrés Manuel López Obrador. Para sirios y troyanos tomar posición acerca del dirigente nacional de Morena se ha convertido en un tópico nacional e, incluso, internacional.

Dirigentes partidistas, secretarios de estado, candidatos a gobernaturas y gobernadores en funciones, como el veracruzano Yunes, los expresidentes Fox y Calderón y el mismo presidente de la actual República fallida, se sienten con el deber de enfrentar al líder morenista y tratar de “desenmascarar” sus planteamientos en contra de la reforma educativa, del “regreso al pasado”, de ayuda y solidaridad con los migrantes, de “denostar al ejército”, de su labor “impositiva” dentro de Morena y “titiritero” de candidatos, en fin… AMLO sigue marcando buena parte de la agenda nacional y obligando a diversos actores políticos a salir a escena.

No es para menos, López Obrador sigue en primer lugar en las encuestas, a pesar de una polémica que acaba de publicar El Financiero.

Hasta en la escena internacional Andrés Manuel resuena. Jhon McCain y John Kelly, uno senador del Congreso norteamericano y otro secretario de Seguridad Interna del gobierno encabezado por Trump, opinaron que no es bueno para los Estados Unidos que llegue un antiestaounidense de ala izquierda como presidente en México. Sin llamarlo por su nombre hablaban de AMLO. Y se entrometieron en los asuntos nacionales. Algo tendrá de importante Andrés Manuel actualmente.

El llamado de López Obrador a celebrar un Acuerdo de Unidad con ciudadanos y dirigentes de diversos sectores ha tenido tal éxito que en cada estado que se impulsa se suman diversos representantes de la llamada sociedad civil y de la política local.

Una de las consecuencias de estos llamados de unidad ha calado en diversos dirigentes nacionales y locales y bases partidistas del PRD, a tal punto que en la última oleada decidieron emigrar a Morena 11 senadores, varios exfuncionarios de la ciudad de México y cientos de cuadros de base. Ya miles de electores han decidido emigrar a Morena.

En los escenarios empresariales el nombre de López Obrador sube en importancia. En cada estado a donde va hay reuniones con estos sectores. En Veracruz este acercamiento se realizó el pasado jueves, de lo que dio cuenta nuestro diario IMAGEN.

Los empresarios, afortunadamente cada vez menos, han visto en los ataques de López Obrador a los privilegios y corrupción de la clase política un peligro para los negocios y fortunas privados. El problema es que hasta ahora el sistema económico ha funcionado de la mano de los moches y la corrupción oficial. López Obrador demostró cuando estuvo al frente del gobierno del entonces Distrito Federal que no tiene por qué ser así.

El caso Odebrecht es patético porque ahí se juntó el hambre con las ganas de comer: ejecutivos brasileños cuyo modus operandi es la corrupción coludidos con políticos mexicanos dedicados a lo mismo.

Para ellos es “natural” obtener contratos, recibir privilegios e, incluso, tener el control de decisiones que sólo corresponden a las instancias públicas. Es obvio que si esa manera de hacer negocios y obtener prebendas en México se quiebra por un nuevo gobierno que tiene como principio el de la honestidad muchos se sientan inseguros.

Pero la mayoría de los auténticos empresarios del país entienden que este modelo ya hizo crisis y que el costo de la corrupción es un lastre no sólo para la nación sino para los negocios particulares.

Lo dicho, necesitamos con urgencia un cambio verdadero.


marco.a.medinaperez@gmail.com

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