Decía José Martí en alguna parte: “Las campanas de los pueblos suenan débiles, cuando en ellas no palpita el corazón de la mujer”.
En México empiezan a sonar las campanas que llaman a una transformación necesaria y a fondo. En ese tañido de campañas no puede faltar el palpitar de la mujer mexicana y, por supuesto, de la veracruzana.
En los Foros para la Prosperidad y la Regeneración Municipal que se están llevando a cabo en el puerto de Tuxpan, el 8 de marzo pasado se recordó la historia de la huella profunda y vigorosa que han dejado las mujeres en la historia de nuestro país, desde el anonimato y el desconocimiento persistente hasta hacerse visibles en nuestros días.
La discriminación y la desigualdad, así como la violencia llevada al extremo de los feminicidios es una realidad de nuestro tiempo, a pesar de los avances en ciertos niveles de reconocimiento y justicia social que se han tenido en las últimas décadas.
Por otra parte, el carácter de la conmemoración del 8 de marzo por parte de diversas organizaciones de mujeres conlleva un mensaje de lucha y organización cada vez más alto, ya no sólo de recordación.
En la transformación del país el papel de la mujer es vital y no puede ser relegado a segundo plano. Sus aportaciones en la ciencia, el arte y la cultura, en el deporte y el activismo social y político es relevante.
En la medida en que se incrementan esas aportaciones crece el desarrollo de la conciencia y la organización legítimas de las mujeres para hacer más relevante su participación ciudadana.
La equidad, que no igualdad de género, ya es una implantación irreversible en el país. Pero es necesario caminar más de prisa pues los problemas que conlleva la falta de espacios para la participación de la mujer son muy grandes y esto no permitie una pronta regeneración de la patria.
El desarrollo económico del país sufre un lastre mayor en la medida en que dejan de ocuparse cientos de miles de mujeres en la base productiva o cuando se margina su fuerza de trabajo de muchas ocupaciones. Al mismo tiempo, esto reduce las posibilidades de desarrollo y habilidades de las mujeres y produce un círculo vicioso.
En el ámbito social se derrocha la gran experiencia organizativa que tienen las mujeres, a partir del papel que tienen en la familia, en la comunidad, en el entorno escolar.
Por su lado, la marginación política de las mujeres se deriva tanto de tradiciones comunitarias acendradas, incluyendo las familiares, como por la cultura política mexicana que tiene como visión la lucha por el poder, por los puestos, por la carrera política personal como el fin de la política y no la construcción y el sostenimiento de la polis, es decir, de la comunidad, de la sociedad, en función de valores y el desarrollo incluyente para todos.
La esfera municipal es el nivel de gobierno donde existe mayor exclusión y marginación de la mujer. Pero es también donde podría ocurrir una verdadera regeneración de la democracia, del desarrollo incluyente, económico y social, en donde pudiera haber más oportunidades para desatar las ataduras que tienen maniatado su desarrollo. Los comicios municipales de este año, serán los primeros en que los partidos deberán presentar el 50% de candidatos mujeres y una integración con paridad de género en sus planillas. No obstante, no es obligación que los resultados finales de las elecciones sean equitativos. Así, puede ser que los ayuntamientos sean encabezados con muy pocas mujeres, dado que dependerá del voto que se de en cada municipio. Pero además, no hay ninguna disposición en la Ley orgánica municipal que obligue a una equidad en la integración de los puestos ejecutivos de los ayuntamientos. Hay mucho que hacer en este sentido.
Y en cuanto a los presupuestos con perspectiva de género también. Según el Presupuesto de 2016 de Veracruz, los presupuestos que se aplicaron con esta perspectiva beneficiaron a las mujeres con 2 mil 054 millones de pesos, es decir, 2.08% del presupuesto total. En ese año el presupuesto de las unidades de género en cada dependencia estatal fue por la extraordinaria cantidad de ¡6 millones 135 mil pesos! Este año ya hubo un avance considerable: ahora es de ¡8 millones 315 mil pesos! Y más: sólo se dedican 1 millón 75 mil pesos para capacitar en todo el estado a 285 mujeres y 285 hombres, en la metodología para elaboración de presupuestos con perspectiva de género y en la construcción de los indicadores respectivos. Si en la administración estatal este aspecto está en pañales, en las administraciones municipales el bebé aún no ha nacido.
Lo dicho, necesitamos con urgencia un cambio verdadero.
marco.a.medinaperez@gmail.com