En materia de deudas los mexicanos no salimos del asombro de una noticia cuando nos están zampando otra. Los organismos financieros e incluso el Banco de México han observado al gobierno mexicano del peligro de continuar por el camino del endeudamiento y le han urgido a reducir el déficit público.

No obstante, el último informe mensual sobre las finanzas públicas del gobierno federal da cuenta de que la deuda pública del gobierno de Peña Nieto ha alcanzado a fines de febrero un saldo neto de 9 billones 621 mil millones de pesos (ttp://finanzaspublicas.hacienda.gob.mx/es/ Finanzas_Publicas/Informes_al_Congreso_de_la_Union).

Un año antes el saldo era de 8 billones 478 mil millones, lo cual implica un crecimiento de 13.5% anual. Con tales resultados, el gobierno federal pone el mal ejemplo a los gobiernos estatales y a los municipales, cuyas deudas han sido manejadas de manera irresponsable.

En vez de detener de tajo el endeudamiento y aplicar medidas de austeridad para disminuir el costo de la administración pública y evitar dispendios, la salida fácil es seguir endeudándose y replicar esta estrategia por todos lados.

A esto se agrega la corrupción y la mala administración, pues por ningún lado se ve que estos cuantiosos recursos adicionales hayan impulsado el desarrollo económico ni generado mayor infraestructura. Ni los gobiernos ni los organismos de fiscalización han aclarado por ningún lado estos asuntos.

Por cierto, acaba de presentarse la Cuenta Pública Consolidada 2016 del gobierno estatal al Congreso veracruzano. Corresponde al último año de ejercicio de Duarte, el exgobernador cuya efigie será quemada en muchos inicios de carnaval por todo Veracruz y del cual ya están tocando las rejas de la prisión tres excolaboradores.

Será muy interesante saber cómo el ORFIS (Órgano de Fiscalización Superior del Estado de Veracruz) justifica lo injustificable, por ejemplo, la omisión de este órgano sobre su deber de fiscalizar las cuentas públicas de Duarte y sus cómplices, muchos de los cuales todavía andan sueltos o con fuero.

Por lo pronto, con la información de la Cuenta Pública de 2015 saltan a la vista varios aspectos del manejo de la deuda pública municipal. Primero, no hay un registro único de la deuda de los municipios, pues discrepan las cifras que se presentan a la SEFIPLAN, al Congreso local y a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. De acuerdo a los datos de la Secretaría de Finanzas veracruzana, la deuda pública de todos los municipios ascendía a 3 mil 902 millones de pesos a diciembre de 2015.

El endeudamiento municipal se da por dos vías: la contratación directa de deuda a largo plazo con la banca de desarrollo o comercial, que va de 1 a 25 años, garantizada con las participaciones o aportaciones federales. Los municipios más endeudados por la vía bancaria son: Coatzacoalcos, con 390.1 millones de pesos (mdp) de saldo en 2015; Tuxpan (163.3mdp); Las Choapas (50mdp); Martínez de la Torre (40.5mdp); Veracruz (40.2); y Minatitlán (39.6).


La otra vía es la deuda bursátil. En 2008 se dio una emisión conjunta de bonos. La garantía de esta deuda fue el 20% del Impuesto sobre Tenencias y Uso de Vehículos (ISTUV) y el 7.5% de las participaciones federales que correspondían a cada municipio. El problema mayor es que se contrató a tasa UDIs, benéfica para los tenedores de bonos, pero no para los municipios, pues los saldos siguen creciendo.

Los municipios con más deuda bursátil son: Veracruz (135mdp); Coatzacoalcos (116.9); Xalapa (94.6); Orizaba (45.9); Córdoba (43.1); Poza Rica (37.4); Tuxpan (37.1); Minatitlán (29.9); y Papantla (22.5).

Lo dicho, necesitamos con urgencia un cambio verdadero.


marco.a.medinaperez@gmail.com