Está claro que si se tratara de feligreses, gente que conforma parte de la comunidad religiosa, en este caso la católica, no actuarían en ningún momento como lo hicieron supuestamente en Catemaco incendiando parte del palacio municipal, y atentado contra la paz social.
Es cierto que enardecen los hechos violentos, el caso del secuestro y tortura del padre José Luis Sánchez Ruiz no es cualquier cosa, pero muy lejos queda de que se trate de grupos que conforman la feligresía en esa región.
El gobernador interino, Flavino Ríos Alvarado exponía en corto, a un discreto grupo recientemente, que la crisis económica en la entidad es innegable, que el estado padece serios boquetes financieros y se necesitaría estar ciego para no verlo, pero que es lo que se aprovecha para que otros actores hagan parecer una crisis política y social.
La política y social sería caer en la ingobernabilidad y en ese sentido, en este caso se trata de una situación de problemas agudos económicos, pero que tras protestas, toma de palacio, intento de quema de la secretaría de Finanzas, como recientemente lo quisieron hacer los pobladores de Soledad Atzompa, es la oportunidad de detractores para darle otra cara al escenario que se vive en Veracruz.
Lo ocurrido en Catemaco es lamentable. Un párroco que se ve envuelto en un hecho violento siempre va a ser noticia, y por las consecuencias que el caso trae como es la reacción del pueblo católico, peor aún. Pero bien lo marcó Flavino sobre que no se trataba de la inconformidad de los fieles sino más que nada grupos violentos radicales que se encuentran atrás. Y esa es la responsabilidad que tiene el gobierno que está por concluir con Flavino a la cabeza, dar con quienes están detrás de los desmanes.
En sus declaraciones al respecto sobre la investigación que ha iniciado la Fiscalía salta la Organización Autónoma Indígena que lidera Wilfrido Reyes, así como Antorcha Campesina, que trajo supuestamente militantes de la ciudad de Oaxaca, para realizar los hechos violentos en mención, el propio Ríos delató en su momento a Wilfrido.
Ahora tocará a la Fiscalía abrir dos expedientes. Por un lado, la investigación de la agresión al cura José Luis Sánchez Ruiz, el móvil de la misma, y dar con los responsables, pero por otro, también toca proceder contra los autores de los incendios del palacio municipal de Catemaco, el Registro Civil, la delegación de Tránsito y una patrulla.
Los manifestantes simple y llanamente no obedecían a la inconformidad religiosa, eso está más que claro. Si las autoridades permiten que se trasgreda la ley, convulsionando la paz social, esto será repetitivo, y sentará precedentes nada halagüeños.
Por lo pronto, el padre retornó la madrugada de este domingo, sano y salvo, aseguran no a su domicilio por temor, pero si a algún lugar de San Andrés Tuxtla. El propio Flavino Ríos con los funcionarios del área de seguridad y el Fiscal se reunieron con el Obispo de aquella diócesis, Fidencio López Plaza para darle seguimiento a los acontecimientos.
Y será a Miguel Angel Yunes tocará atender estas manifestaciones violentas que traspasan la barrera de la tolerancia, o simplemente que se deslinde diciendo que lo “que no es en tu año, no hace daño”.
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