Como si el horno estuviera para bollos, que en medio de la borrasca que se cierne sobre el final del gobierno duartista, los secretarios se trenzan entre ellos. Duro y a la cabeza, principalmente los pleitos han salido de la secretaría de Gobierno, donde Flavino Ríos Alvarado, un tanto frustrado por no haber llegado a la gubernatura “fuese como fuese”, candidato o por suplencia ante la posible salida de Javier Duarte, se pelea con el que se le ponga enfrente.
Además de esto se ha apoderado de los principales puestos pues mientras el mandatario veracruzano se dedicaba a capotear los golpes pre y post electorales, éste ha hecho y deshecho con las principales posiciones en el gobierno.
Incluso invadiendo las funciones de los secretarios y directores del gabinete lo que le ha valido airados reclamos.
Lo último fue el pleito casado con el secretario de Desarrollo Agropecuario, Ramón Ferrari Pardiño. En enero uno de los tantos pleitos, fue porque le reclamó airadamente su presencia en la entidad veracruzana tras la toma de la secretaría por algunos productores que exigían pagos a sus proyectos y apoyos, algo que era meramente asunto de la secretaría de Finanzas por no liberar los recursos.
El de Boca del Río se encontraba en Houston representando al gobernador en la entrega de premios a ganadería veracruzana, pero Flavino Ríos vía telefónica le sentenció que si no se presentaba a arreglar los problemas de su dependencia “le haría un desmadre”.
La situación siguió tensa en los meses siguientes y este fin de semana volvió a detonar cuando el secretario de Gobierno hizo lo mismo. Le exigió otra vez su inmediata presencia en las oficinas para firmar documentos en los que se avala la entrega de obras realizadas por un “constructor” que amparan más de 300 millones de pesos en trabajos, los cuales no están concluidos y muchos de ellos ni iniciados.
Trascendió que la negativa de Ferrari fue tal que enfureció aún más a un Flavino todo poderoso que se quedó con el síndrome yunista, al sentirse el vicegobernador en la recta final del sexenio.
Afirman que el titular de Sedarpa se ha negado simple y llanamente por la sencilla razón de que no hay sustento jurídico en esos egresos millonarios, ni consistencia en la ejecución de obras, y menos a como se encuentran las cosas en el gobierno veracruzano.
Lo que alteró al secretario de Gobierno pues otro secretario de Despacho estaba siendo insurrecto, la discusión se tornó acalorada, y Ferrari amagó que en la primera de cambio entregaría su renuncia.
Así que si las cosas siguen así de un momento a otro tendrá que entrar un titular de Sedarpa emergente para los meses que le quedan. Lo que no debe perder de vista Ferrari es la lealtad hacia Duarte de Ochoa, y quien tiene pocos colaborares que le guardan fidelidad. Así que muy mal se vería también botando la toalla a unos pasos de cerrar este gobierno.
Así las cosas en la efervescencia del desenlace sexenal.

MUY EN CORTO

LO QUE VIENE. Los panistas se encuentran más que preocupados por lo que les depara en el nuevo gobierno. Y no tanto por las arcas vacías con las que tendrá que gobernar el equipo que encabezará el gobernador por dos años, Miguel Angel Yunes Linares, sino porque ni si quiera tendrán oferta crediticia.
El legislador panista Julen Rementería del Puerto lo ha expuesto en el sentido de que estará presionada la próxima administración, incluso, según lo han considerado las calificadoras Fitch, Moody's y HR Ratings.
Así que Yunes Linares estará más que ocupado en sanear administrativamente el desastre que le dejarán, según él ha dicho, los duartistas, mientras que por otro, preveen que ante el endeudamiento y la poca credibilidad de las cifras del Estado pueda haber tranquilidad financiera.
"Para el próximo año los acreedores iniciarán a ordenar la retención directa de las participaciones federales, habrá complicaciones para contratar créditos y los bancos estarán muy vigilantes de los ya otorgados” considera el panista Julen.

Se comentaba ayer en este espacio, a estas alturas, sin calidad como sujeto de crédito, sin dinero sino deudas, y con pocas posibilidades de que el gobierno federal lo respalde, es más conveniente para el panista perredista desistir de gobernar.

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