Quienes creían que el pasado viernes se había abierto un "frente" del gobierno federal contra el gobernador electo, Miguel Ángel Yunes Linares, por el presunto "respaldo" que traía el secretario de Desarrollo Social, José Meade Kuribreña, al venir a Veracruz a un evento de certificados, pues se equivocaron.
Pepe Meade no vino ni a respaldar al mandatario Javier Duarte De Ochoa, ni tampoco a la delegada estatal, Anilú Ingram Vallines, quien se dice busca la alcaldía porteña desde la posición que mantiene.
Eso sí, vino a "echarle flores" a su amigo y tocayo Pepe Yunes Zorrila, el de Perote que es senador de la República. No a salvaguardar a un gobierno y luego de la postura de la PGR esa hipótesis se desechó.
Y es que quedó muy en claro, que el pasado viernes la visita de Pepe Meade se debió a que buscará ser candidato del PRI en el 2018 y que en eso anda.
Por eso tiene que ir a todas partes y que para su desgracia en esos recorridos por los Estados, se va a encontrar a muchos impresentables, pero sabe que debe cohabitar con todos.
Así que si sus visitas fueran parar a defender lo indefendible de gobiernos estatales, pues, así no más no trabaja, ya que su intención es sumar no restar si quiere contender con fuerza dentro de dos años.
En ese mismo viernes se encontraron después de 2 años de no "coincidir" en un evento institucionalmente tanto Javier Duarte como Pepe Yunes Zorrilla.
Desde el famoso distanciamiento que hubo por el tema de la gubernatura de los 2 años no habían vuelto a juntarse en un acto publico y en Pánuco fue donde se encontraron de nuevo.
Obvio también se sabe que el peroteño no fue por él sino porque venía su amigo Meade y compañero de proyecto del famoso grupo del ITAM que logró colocar al Enrique Ochoa Reza como dirigente nacional del PRI.
MUY EN CORTO
DUARTE Y HECTOR. Es contrastante encontrar la pugna política entre diversos actores, aunque de oposición es entendible, pero no entre los de la misma casa.
Lo cierto es que desde campaña se dio duro y tupido al gobernante en turno, que en honor a la verdad ya no siente lo duro, y lejos de poder acomodar el desenlace del sexenio, Javier Duarte ha estado sumamente activo en redes sociales en las últimas semanas.
No tan sólo, tal como lo exigen los tiempos actuales a los gobernantes. Sino por todos y cada uno de los ataques que ha recibido en esos medios.
De esta forma, este martes, por ejemplo, le recordó al candidato priista a Gobernador en las elecciones del 5 de junio, que él (el cordobés) le ganó al mismo adversario en el 2010 y que, además, respetó la estrategia que frustrado abanderado decidió aplicar desde el inicio de su proyecto.
Ese respeto nadie puede negarlo porque, incluso, llegaron a decir que Duarte no lo apoyó del todo en la campaña. El primero además se desligó del mandatario y el segundo se hizo sentir como un sparring recibiendo todos los golpes y pidiendo incluso más para desviárselos al candidato priista.
Sin embargo para algunos militantes del tricolor, Héctor, olvidándose de las formas y del respeto no sólo a la investidura sino a su líder político, dijo en conferencia de prensa que el mandatario debería renunciar, “por dignidad”.
Aquí la pregunta y lo contrastante es el hecho de que el ex aspirante al que se le conoce como alguien que ha recibido apoyos, que llama jefe político a alguien y luego dice que esa persona es de lo peor.
Ese es el juego de la política, donde no hay lealtades ni compromisos cuando el árbol esta caído.
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