Deuda a UV que niega el estado y se suma desfachatez de Gómez Pelegrín

@magzamu


El pasado lunes, apenas unas horas después de que el gobernador declarará que a la Universidad Veracruzana no se le debía nada y que su administración solo aportaba de manera generosa y solidaria subsidiando a la Universidad Veracruzana, la Rectora de la UV, Sara Ladrón de Guevara precisó sin titubeos o temor alguno que la deuda del estado a la máxima casa de estudios sí existe.

Durante su informe de labores y ante la presencia del secretario de Gobierno, Flavino Ríos Alvarado, dio a conocer con cifras exactas, los montos presupuestales que el gobierno del estado le adeuda.

Exhibiendo gráficas, abordó la enorme deuda que el gobierno estatal tiene con la Universidad Veracruzana; apenas ayer exclamó nuevamente que el presupuesto de la UV no debe depender a simpatías, ni de represalias, sino de tener la responsabilidad de apoyar la educación superior en el Estado, como es obligación de cada mandatario.

La Rectora ha sido clara sobre la deuda y en cifras oficiales que la propia casa de estudios ha ofrecido se informa como hasta el 18 de mayo de 2015 los recursos retenidos eran por 1,695 millones 736 mil 364 pesos. Y así lo había declarado ya Sara Ladrón en una reunión que sostuvo con diputados federales el pasado 17 de agosto, redondeando la cifra en 1,800 millones de pesos.

Y así lejos de lo que pueda expresar Javier Duarte, la Constitución Política de Veracruz establece en su artículo 10 que el patrimonio de la UV se integrará –entre otros elementos– con las aportaciones federales y estatales. El propio mandatario reconoció en su momento que cada año se firma un convenio por escrito entre el gobierno federal, el de Veracruz y la Universidad Veracruzana para fijar los recursos que se aportarán a esta institución educativa.

Como lo informo la rectora, de los recursos retenidos hasta el 18 de mayo, 1,256 millones son parte del subsidio estatal y 440 millones correspondían al subsidio federal –que primero llego al estado y que éste no ha destinado a la UV- en resumen los recursos siguen siendo captados y retenidos por el poder ejecutivo.

“Ni me tiembla la mano, ni se me quiebra la voz” dijo Ladrón de Guevara al referiste a la deuda que mantiene el estado y a los hechos recientes de una “novatada” en Minatitlan–que se ha considerado por muchos, como un distractor y una guerra sucia emanada del mismo estado para distraer, puesto que ese tipo de acciones ha ocurrido durante décadas al interior de la casa de estudios- por la que fue severamente juzgada la UV.

Y así, el pasado lunes, ante el Consejo Universitario, mencionó que la máxima casa de estudios ha realizado un esfuerzo extraordinario para resolver los compromisos con los diferentes sindicatos universitarios y proveedores de bienes y servicios, "nuestros planes de crecimiento se han visto forzosamente limitados, y han tenido un alto impacto".

Destacó, que la difícil situación financiera por la que atraviesa la institución no es actual, pues ya presentaba deficiencias a inicios de su gestión y está ha ido aumentando; del tema, ayer, el titular de la Secretaría de Finanzas y Planeación (Sefiplan), Antonio Gómez Pelegrín, respondió de manera insensata y hasta arrogante al señalar que “en efecto, el presupuesto no depende de simpatías o represalias, depende de la posibilidad de recursos; nosotros debemos garantizar que todas las áreas del gobierno funcionen, porque así lo requieren los veracruzanos” pero según él se ha respondido al compromiso con la UV.

Y es que entre sus dediles argumentos comentó que, la administración estatal se ha conducido con respeto a la autonomía universitaria y de paso, sin recato alguno externo que “el hecho de que el subsidio esté incluido en el Presupuesto de Egresos del Estado no obliga al Gobierno a otorgarlo, simplemente lo legitima para poderlo hacer en caso de contar con los recursos”.

Luego obedeciendo a quien le paga, defendió lo indefendible comentando que el monto del subsidio está sujeto a las disponibilidades financieras de Veracruz, “un subsidio, por definición, no puede ser una obligación, y por ende, en ningún caso puede considerarse deuda”. Así las cosas con la desfachatez de Don Gómez Pelegrín.