Comentaremos hoy diversas noticias que deben preocuparnos, porque reflejan la mentalidad dispersa de algunos políticos y funcionarios que traen la brújula perdida, ya que desde el escritorio pretenden inventar el agua tibia.

Me refiero a quienes teniendo la obligación de mejorar al país mediante decisiones sabias y sensatas que nos saquen del subdesarrollo, malbaratan nuestros recursos dilapidándolos en ocurrencias; en lugar de atender las verdaderas necesidades de la población.

Hay casos que retratan perfectamente lo que aquí describo.

La SCT, que es la encargada de construir la infraestructura que incorpore a México a la modernidad y una de las que más subejercicio acumula, tiene un titular que declaró ufano en Milenio Televisión que ya estaba programada la segunda entrega gratuita de millones de televisores digitales, con una erogación de miles de millones de pesos.

Curiosamente los televisores tienen un logotipo tricolor con la leyenda “Moviendo a México”, que es publicidad subliminal, porque el próximo año hay elección de diputados federales.

Cuestionado por el periodista Carlos Marín, sobre la entrega de los aparatos, como si fueran algo prioritario para el país, dijo el funcionario que simplemente estaba atendiendo una obligación constitucional para cumplir con el derecho a la información, lo cual me parece un verdadero disparate.

Una cosa es el derecho a la información y otra un presunto derecho generado por el populismo retorcido, que cree que es obligación gubernamental regalar televisores que nos cobran primero vía impuestos. Si alguien quiere un televisor, que se lo compre y punto.

Quienes pagamos impuestos lo hacemos para que haya mejores carreteras, no para que regalen televisores

Es como si por tener los mexicanos derecho al libre tránsito en el país, le pidiéramos al gobierno que nos regalara automóviles, confundiendo así la gimnasia con la magnesia.

Desafortunadamente, las carreteras y los puentes que necesitamos no los construyen, los múltiples baches que padecemos no los tapan y las obras públicas ya iniciadas, no las terminan. Por atender tonterías desatienden lo prioritario.

Hay un caso que describe ocurrencias y otro la posible comisión de delitos. Se habla de gastar mil millones de pesos en el aeropuerto de Xalapa, que se usa muy poco, y por lo tanto, no se justifica, mientras que la carretera que va de la Cabeza Olmeca a TAMSA requiere ampliarse con urgencia, para solucionar los embotellamientos diarios causados por el intenso tráfico y evitar los múltiples accidentes que esto provoca, ocasionando miles de horas hombre perdidas al circular los vehículos a vuelta de rueda, contaminando el ambiente.

Para esto no hay recursos, ni voluntad alguna, porque los políticos de mero arriba no notan estas necesidades. Ellos viajan en helicóptero.

En el otro caso, valdría la pena pedirle a la Auditoría Superior de la Federación es que investigue el costo del minúsculo Libramiento de Coatepec, muy avanzada su construcción en la administración federal pasada, concluido por la actual e inaugurado la semana pasada como si fuera un gran logro.

El citado libramiento únicamente mide 3 ½ kilómetros y dicen que costó la friolera de 323 millones de pesos, lo que genera sospechas de corrupción.

Cierro el comentario de esta semana con la perla de todas las ocurrencias que irresponsablemente nos están recetando algunos políticos para posicionarse mediáticamente en las próximas elecciones, me refiero al incremento al salario mínimo.

Antes de continuar, deseo aclarar que estoy totalmente convencido de que la gente debe ganar más, pero ese incremento debe darse en base a la productividad de cada trabajador y de cada empresa.

No puede hacerse por decreto, debido a las enormes diferencias que existen entre las empresas que viven al día, haciendo malabares para pagar los salarios actuales y las que, gracias a su tecnología, eficiencia y utilización reducida de mano de obra, pueden darse el lujo de pagar mejores sueldos.

Pregunto: ¿Cómo le van a hacer para pagar mejores salarios los agricultores que cultivan productos cuyos precios están por los suelos, no reciben subsidio alguno y a duras penas sobreviven?

Si se impone por decreto un alza de salarios, habrá gran cantidad de despidos y el desempleo empeorará.

Además, y esto hay que también decirlo, muy poca gente gana el mínimo. En el sector de la construcción quien menos gana en la zona conurbada recibe casi 3 salarios mínimos.

La experiencia de quienes sufrimos la demagogia echeverrista y lópezportillista, nos lleva a recordar lo pernicioso que son los aumentos salariales por decreto. Estos entusiasmaron inicialmente a los trabajadores y luego los angustiaron, porque después de cada incremento los precios subieron como la espuma y en la carrera precios y salarios, los salarios siempre perdieron.

Tuvimos inflaciones del 150% anual, devaluaciones traumáticas, cierre de empresas, múltiples conflictos sociales y laborales. Tardamos años en solucionarlos como para querer ahora repetirlos.

En México olvidamos frecuentemente las enseñanzas de la historia. Hay que recordarle a la gente cada vez que haga falta, que la demagogia y el rollo populachero son a la larga dañinos para los ciudadanos, porque además de que la inflación se disparará con in incremento por decreto, todos los créditos de vivienda, multas, derechos y tarifas que están ligadas al salario mínimo se irán a las nubes.

Una manera sencilla de conseguir que los sueldos mejoren es fomentando, alentando, promoviendo y no estorbando la creación de nuevas empresas, para que la competencia que se dé entre ellas genere eficiencia y crecimiento, consiguiendo que requieran contratar más gente y al incrementarse la demanda de personal, los salarios suban de manera automática.

Esas sí son soluciones. Lo demás es pura demagogia barata. Ojalá y no nos dejemos engañar por el canto de las sirenas, que no busca el bienestar de los trabajadores sino su voto.

¡Hasta el próximo sábado!