Hablaremos hoy sobre la información y su manejo. Esto, para conocer realmente los problemas que nos afectan y ayudar a su pronta solución. Para lograrlo, los ciudadanos tenemos la obligación de estar siempre enterados de lo que pasa.
Esto implica conocer lo que sucede, razonar lo que se nos dice y aprender a leer entre líneas para descubrir la verdad, sin retoques y en su dimensión exacta, sin exagerarla, ni minimizarla; para que conociendo las verdaderas causas de los problemas, podamos ayudar a resolverlos.
Solo así progresaremos como nación.
Menciono esto, porque frecuentemente quienes emiten declaraciones sobre temas complejos, tratan de minimizar los hechos, utilizando eufemismos y frases ambiguas para describir problemas muy serios, en un intento de minimizarlos o incluso de desparecerlos mediáticamente.
Los emisores de la información retocada creen que la ciudadanía es tonta y frecuentemente obtienen un efecto contrario al que buscan, porque los vacíos que genera la falta de información confiable son llenados por rumores, que no siempre corresponden a la realidad.
Pondremos algunos ejemplos para mostrarles cómo se manejan ciertas declaraciones.
Es cancelado un vuelo porque no hay pasajeros suficientes por la crisis económica que nos agobia y en lugar de reconocerlo, se nos dice que el vuelo se suspendió por necesidades operativas, lo cual quien sabe qué cosa signifique.
Secuestran a una persona, lo que constituye un delito muy grave y nos dicen que está privada de su libertad, lo cual es una frase más light y menos dramática.
Si hay una devaluación, se nos dice que hay un ajuste cambiario o que el peso está flotando, cuando en realidad se hunde.
Si suben las tarifas del agua, se nos dice que no es cierto. Que solo las están actualizando en base a la inflación, cuando el usuario en realidad debe ahora pagar más por el servicio.
Si a alguien le aparece en el recibo del agua potable un monto mucho mayor al que pagó el año pasado, le dicen que las tarifas no han cambiado. Que simplemente le han reclasificado su consumo.
Si el sistema de agua potable está quebrado por la forma en que éste ha sido manejado, ¿cómo es posible que le aumentan al sindicato un 6% los salarios, cuando dicho sistema no tiene ni para pagar la luz y todavía nos dicen que hay que agradecerle al sindicato “su enorme esfuerzo y comprensión”, ya que nos hizo el favor de aceptar solamente el 6% de incremento, cuando a los usuarios que bien les fue les aumentaron su sueldo el 3.9%, a otros nada y algunos más hasta perdieron su empleo por la crisis que nos agobia.
El 6% de aumento comparado contra el 3.9% autorizado a nivel nacional implica un 50% más del incremento que recibió el ciudadano promedio. ¿Qué nos pasa?
¿Como es posible que nos digan ufanos que el partido que regresó con caras nuevas y las mismas mañas viejas, se haya llevado el carro completo en las elecciones de Coahuila, si el abstencionismo allá fue de casi el 70%, por el hartazgo ciudadano y la falta de candidatos adecuados por parte de los demás partidos?
¿Cómo es posible que cientos de miles de migrantes centroamericanos arriesguen anualmente su vida intentando llegar a través de México a los Estados Unidos, para huir de la pobreza y de la falta de oportunidades que padecen en sus países de origen y los políticos de esas naciones, en lugar de resolver sus problemas internos que generan la salida de los migrantes, culpen a los norteamericanos de la situación y les exijan flexibilizar sus políticas migratorias? Vaya cinismo el de estos políticos.
¿Porqué a las minorías que están a favor del aborto no se les llama pro-abortistas, sino progresistas? ¿A poco es sinónimo de progreso el ver como normal el asesinato de un ser humano indefenso, que debería merecer la protección de la sociedad entera?
Para finalizar, otro absurdo reciente: El ORFIS anunció hace unos meses que iría tras los alcaldes y funcionarios que saquearon el erario, lo que abrió la esperanza ciudadana de que ahora sí sancionarían a quienes ilícitamente se enriquecieron en el cargo.
Meses después de ofrecer castigos ejemplares, sucedió el milagro tan esperado por los saqueadores. Nos avisaron que todo estuvo bien, que siempre no hubo desfalco alguno y que todos actuaron de manera responsable, ética, honrada y eficaz. Eso es lo que acaba de anunciar el ORFIS. ¿Ustedes le creen?... ¡Yo tampoco!.
Porque en los meses que transcurrieron, los políticos señalados de los ilícitos tuvieron tiempo suficiente para fabricar los documentos que necesitaban, retocar los que requerían arreglar y conseguir el milagro de lograr que les cuadraran las cuentas. Lo que le faltó hacer al ORFIS fue verificar si las obras amparadas por los documentos estaban terminadas y pagadas con precios justos, porque frecuentemente en este México nuestros, los defraudadores consiguen con artimañas poner en orden los documentos, aunque las obras no existan o se reporten como terminadas cuando están inconclusas y en otros casos no pasaron siquiera de la primera piedra, pero ya fueron cobradas y a precios inflados.
Tanto el ORFIS como las contralorías, no fueron diseñadas para evitar el saqueo y el mal uso de los recursos públicos, sino para proteger a los políticos, funcionarios, proveedores y contratistas que para enriquecerse fácilmente con nuestro dinero se tapan con la misma cobija, la de la corrupción.
Si queremos cambiar todo esto, los primeros que tenemos que cambiar somos los ciudadanos, recuperando la dignidad y dejando de ser dejados. ¿No les parece?
¡Hasta el domingo próximo!