La lucha por el liderazgo nacional del PAN se ha agudizado y solo falta que Gustavo Madero y Ernesto Cordero lleguen al extremo de una violencia física. En el estado de Veracruz no se quedan atrás, los grupos opuestos que comandan Miguel Ángel Yunes Linares y Enrique Cambranis coinciden que la guerra electoral en la entidad requiere una supervisión y vigilancia ajena a los azules locales. De antemano saben que será un cochinero lo que se prepara.
Nunca se llegó a pensar que una elección interna de un partido político tuviera la trascendente injerencia en el futuro sobre el rumbo oficial que tendrá la entidad. Y es que el nombre del seguro candidato panista a gobernador en el 2016, dependerá del triunfo de Madero o de Cordero.
Resulta obvio que la dirigencia estatal de los azules se modificaría con el triunfo de Madero, para convertirlo en un partido más crítico y opositor a la administración de Duarte de Ochoa.
Es tan fuerte la pugna dentro del PAN, que Margarita Zavala, considerada como el cerebro positivo de Felipe Calderón rompió el silencio y tomó partido por la fórmula Cordero-Oliva. No era secreto que no apoyaría al exdirigente nacional panista que aplaude al gobierno priista y que ha censurado los logros de los gobiernos federales panistas.

Caña amarga para Veracruz
La mala suerte persigue a los cañeros veracruzanos con las medidas que adoptará el gobierno de Estados Unidos como el pago de impuestos como medidas compensatorias por excederse los ingenios al exportar arriba de la cuota que tenía asignada, y con ello se cotizó el dulce a un precio inferior, lo que se conoce de manera internacional como “dumping”.
Si bien la zafra ha sido considerada como la excepcional de los últimos años, la ambición de unos cuantos la tiró al traste, ya que los precios de liquidación a los cañeros sufrirán una merma con estos pagos que no figuraban.

Promesas fallidas
Guillermo Ortiz Martínez, quien fuera secretario de Hacienda y actual presidente del grupo financiero de Banorte, señala que la reforma fiscal propuesta por el gobierno de Peña Nieto afecta seriamente a las empresas y ha creado una gran incertidumbre a los hombres de negocios.
Acumula cuatro meses de cifras negativas y la economía mexicana se encuentra en los niveles más bajos de los últimos años. Ortiz Martínez asegura que no se había visto este desplome en las ventas de los supermercados, lo que indica claramente que el pueblo mexicano hasta ha dejado de comprar alimentos. Esa es la peor señal.
El experto financiero exigió que se manejen correctamente las cifras de crecimiento y bienestar para que no ocurra que las instituciones financieras tengan que estar corrigiendo las proyecciones y las alegres cuentas cuando el país se encuentra en una recesión.
“Lo peor que nos puede pasar es que se prometan cosas que no se cumplan y que no van a ocurrir.” La revista Proceso de esta semana se la dedica a Luis Videgaray, sobre las malas cuentas que tiene el titular de las finanzas del país, quien pareciera que tiene su mundo al revés.