La oposición del PRI a la reforma político-electoral es total. No le conviene en ningún sentido de allí que la bancada del tricolor en el senado se haya salido del recinto y abandonado la mesa de trabajo.
Están conscientes los priistas que los controles de esa reforma le impiden el manejo y manipulación de los procesos electorales futuros. Especialmente el que se refiere a que partir de su aprobación se considera como dinero ilícito cualquier recurso público y con ello la anulación de las candidaturas de sus abanderados.
¿Sin dinero oficial cómo ganan?
El problema radica que tanto el PAN como el PRD condicionaron darle prioridad a la reforma política antes de aprobar la energética y la de telecomunicaciones.
Hoy se termina el período ordinario de sesiones y siguen las diferencias entre las distintas fuerzas políticas. El coordinador del PRI en el Senado, Emilio Gamboa insiste que sus opositores deben respetar los avances pactados de las leyes secundarias de las otras reformas.
De acuerdo a este trabajo final, la aprobación de la energética y la de telecomunicaciones se tienen previsto que sean aprobadas en septiembre, a pesar de que se realice un período extraordinario.
Por el lado del PAN, su estrategia es posponer las negociaciones de las reformas hasta que termine su disputa interna por la dirigencia nacional. La fecha fijada es el 18 de mayo y tanto Gustavo Madero como Ernesto Cordero aseguran que tienen el triunfo, de acuerdo a sus respectivas encuestas.

Yunes toma partido
Con el discutible argumento de la inseguridad, el senador Héctor Yunes Landa aprueba la Reforma de Telecomunicaciones que establece estrictos controles al uso del Internet y regula las redes sociales.
No obstante la polémica levantada a nivel nacional y seriamente cuestionada por diversos sectores de la sociedad, que ve coartada la libertad de expresión, el legislador veracruzano la considera adecuada para reducir los índices de delincuencia y los cobros de telefonía en las llamadas de larga distancia.

Terminan de taxistas
Los estudios realizados por las autoridades universitarias sobre la preferencia de los aspirantes a ingresar a la UNAM se reduce a solo 13 carreras, cuando existe una oferta de más de un centenar de licenciaturas.
El desconocimiento y la falta de orientación vocacional es un serio problema de las nuevas generaciones. Los jóvenes siguen pensando en las mismas y viejas actividades académicas para llegar a ser médicos, abogados, arquitectos, sicólogos, periodistas o dentistas, no obstante de estar saturadas y que lamentablemente al final del término de sus estudios y su elegante graduación, se dan cuenta que no existe un empleo redituable a tono con lo que estudiaron, por eso se encuentran a los señores licenciados trabajando de choferes en un taxi.
De los 196 mil estudiantes de la UNAM, el 65 por ciento se distribuye en solo 13 carreras.