Por Maquiavelo
Columna: Se dice que...
Los que mandan
2014-05-01 | 21:25:10
Para el secretario de Educación del estado, Adolfo Mota, quien sueña con el momento de dejar la dependencia y sea designado candidato a diputado federal por el distrito de Xalapa, ha sido una pesadilla trabajar en este sitio que es el único en el país que cuenta con el mayor número de sindicatos de maestros.
El problema más serio para Mota Hernández es que el ejecutivo estatal le otorga una serie de preferencias a los líderes magisteriales por encima del titular de Educación, de tal manera que en su trato con los sindicalistas se encuentra con una clara desventaja.
Con los cambios que se avecinan con la reforma educativa es cuando empezarán a perder el poder los dirigentes del SNTE. Las plazas de maestros que ya empiezan a otorgarse son federales y estos quedan fuera del área sindical.
Es apenas el principio y se espera a finales del año el nombramiento de más de cinco mil maestros nuevos que serán designados directamente por la SEP, donde no toca baranda el estado.
Cuando el secretario de Educación, Emilio Chuayffet, le reclamó muy molesto a Mota Hernández el por qué había permitido que el sindicato modificara ilegalmente las leyes federales, la respuesta fue muy sencilla:
-¿Qué haría usted cuando el líder de los maestros, el profesor Juan Nicolás Callejas Arroyo, es al mismo tiempo el dirigente de la numerosa y mayoritaria bancada priísta en el congreso local?
-Como permitieron ese absurdo político, fue la respuesta del poderoso e influyente mexiquense. De inmediato se pensó en la controversia constitucional indicada por el presidente Peña Nieto para ponerlos en orden.
Desde un principio, desde el anterior gobierno de Fidel Herrera y en el actual de Javier Duarte, se le han dado todas las ventajas a los dirigentes magisteriales y están todos ellos por encima de las autoridades estatales. Es una vieja historia que se ha repetido en todos los gobiernos priístas.

Reprobada la UV
Es un secreto a voces que han trascendido dentro de la población estudiantil universitaria, en el sentido que resultan más redituables apoyar a los institutos tecnológicos estatales por los resultados académicos, los reconocimientos alcanzados a nivel nacional, que el triste nivel en que se encuentra calificada la Universidad Veracruzana. Lo triste es que nada se hace por cambiar esa situación.
Lo grave son los diferentes costos que no tienen comparación, mientras que la máxima casa de estudios estatal cuenta con un elevado presupuesto y los logros son muy pobres, es todo lo contrario a los recursos públicos que reciben los centros de estudios técnicos.
Los problemas son varios y van desde la rectoría, los intereses gubernamentales, el amiguismo en las plazas que se otorgan a los veteranos maestros que no quieren jubilarse para no perder sus prestaciones, así como los eternos líderes magisteriales. En un reciente estudio donde se clasificaron las universidades del país, ni siquiera llegó a figurar la UV, por la mala calidad de los estudios y el nivel de sus egresados.

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