Se le olvidó al secretario Gerardo Buganza Salmerón leer a conciencia y la letra chiquita del nuevo contrato realizado por el gobierno del estado, en la época del tío Fidel Herrera Beltrán, con la compañía constructora encargada del túnel sumergido de Coatzacoalcos.
Hay que tener presente que no es abogado el ingeniero político de Buganza Salmerón. Cuando anuncia el funcionario estatal que se irán a un litigio para recuperar los casi tres mil millones de pesos que ha invertido el gobierno, en esa costosa obra que se aproxima a los cinco mil millones de pesos, se puede asegurar que pasarán los años y esos expedientes judiciales crecerán en volumen, pero para que lleguen a un arreglo económico esto podría ocurrir en futuras administraciones estatales.
No creen los diputados locales que haya una rescisión del singular contrato donde los imponderables deberían de ser absorbidos por el gobierno y mucho menos el encarcelamiento de algún funcionario involucrado en este lucrativo negocio que se iniciara en la administración de Miguel Alemán.

Las contradicciones de la religión
Mientras las organizaciones evangélicas oran para que no se apruebe en el estado de Veracruz la ley que permitiría los matrimonios de personas del mismo sexo, en el Vaticano se anuncia la expulsión de 884 sacerdotes por cometer delitos de pederastia.
En el Congreso local, el diputado Cuauhtémoc Pola es el que tiene el paquete de presentar esa iniciativa.
Es precisamente en los seminarios donde se realizan estas prácticas de homosexualidad por simples razones fisiológicas de los seres humanos.
El propio Papa Francisco se exculpó de comentar sobre estas bodas que son aprobadas en una gran parte de los países.

Detrás de la guerra
En el libro de Nancy Flores Nández, “La farsa”, se sintetiza el espíritu crítico, agudo y escéptico de muchos mexicanos que no confían en el discurso triunfalista del gobierno, que intenta vender la idea de que la lucha contra el narcotráfico es total y está dando buenos resultados. Cifra por cifra, la autora echa por tierra los boletines oficiales y los compara con los datos obtenidos en esferas de los Estados Unidos, donde ocurre todo lo contrario, las organizaciones criminales mexicanas se han fortalecido en número, capacidad de fuego, poder corruptor, extensión territorial y dominio social.
Con mentalidad aguda, la autora revela las contradicciones de la información oficialista y exhibe la realidad de la violencia que ha penetrado en los barrios, las escuelas, los mercados, las ciudades y las carreteras, como un fenómeno mortífero que un día asuela una ciudad o un municipio, y al día siguiente otro más en cualquier parte del país o del estado.
Ya no existe región donde no se escuchen historias de cómo los miembros de estos cárteles extorsionan a empresarios o pequeños comerciantes.
Las cifras y afirmaciones oficiales contrastan con el sentimiento de hartazgo de miles de familias que han perdido un hijo o una hija, que tienen parientes desaparecidos, que temen salir a la calle, que permanecen encerrados en sus casas por las noches en una suerte de toque de queda.
Con toda razón, Nancy Flores, una periodista joven y comprometida con el periodismo crítico y de investigación, desconfía de lo que dicen los grupos en el poder público y califica la lucha contra el narcotráfico como una farsa.