Por Raymundo Jiménez
Columna: Al pie de la letra
Cambios y mensajes
2014-02-20 | 22:03:15
Aunque a veces él mismo ha alentado el juego sucesorio, ayer, al tomarles la protesta de ley a cuatro nuevos funcionarios –entre ellos a los titulares de la Sedesol y de la Coordinación General de Comunicación Social, Jorge Carvallo Delfín y Alberto Silva Ramos, que han sido candidateados para la sucesión estatal de 2016–, el gobernador Javier Duarte de Ochoa enfatizó que es tiempo de entrega, no de mezquindades, y que en este gobierno no hay espacio para la división, que no caben los personalismos e intereses ajenos a los de los veracruzanos, ni proyectos personales y tampoco ineficiencias en los resultados.
“El único proyecto se llama Veracruz. En éste, cada uno tiene una tarea y su responsabilidad es llevar adelante a nuestro estado”, puntualizó muy claramente en la ceremonia protocolaria realizada al mediodía de este jueves en la Sala de Banderas del Palacio de Gobierno, atestada por funcionarios, periodistas, alcaldes, diputados locales y decenas de invitados especiales.
Habrá quienes interpreten el mensaje de Javier Duarte como un aparente desistimiento de perfilar a alguien de su equipo para sucederlo dentro de dos años –lo que en automático dejaría el camino totalmente despejado a los senadores priistas José Francisco Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa, ambos punteros en las encuestas, así como también al recién reivindicado delegado estatal de Banobras, Salvador Manzur Díaz, compadre del gobernante–, pero en realidad el llamado del Ejecutivo del estado fue para cerrar filas, para no distraerse ni dividirse precisamente por aspiraciones personales, y así poder entregar mejores resultados a los veracruzanos.
Ni Carvallo ni Silva deben ser descartados a priori, pues de las cuentas que logren entregar en los cargos que han asumido dependerá que en el futuro sean promovidos políticamente. Para empezar, ambos son fuertes precandidatos a la diputación federal para 2015.
Veracruz vive tiempos complejos, difíciles, razón por la que todos los colaboradores del gobernador Duarte deben aportar más de lo que vienen dando, inclusive sacrificando sus propias vanidades. Por eso el llamado del mandatario para actuar sin mezquindades.
El exalcalde tuxpeño ha dado el mejor ejemplo al cumplir sin regateos la instrucción de su jefe de entregar la generosa Secretaría de Desarrollo Social para asumir la candente Coordinación General de Comunicación Social ante la crisis detonada por el secuestro y crimen del reportero policiaco de Coatzacoalcos, Gregorio Jiménez de la Cruz.
La salida de Silva de la Sedesol obligó a Duarte de Ochoa a realizar otro movimiento harto interesante: mover a Jorge Carvallo de la Secretaría Particular a esa importante dependencia estatal, lo que corrobora la absoluta confianza que mantiene en el expresidente del CDE del PRI y excoordinador político del Congreso local.
Y es que el gobernador bien pudo mantener como secretario particular a Carvallo y en el lugar de Alberto Silva hubiese ascendido al subsecretario de la Sedesol, Vicente Benítez González, otro de sus colaboradores cercanos desde que ambos coincidieron en la Secretaría de Finanzas y Planeación el sexenio anterior.
Sin embargo, el mandatario veracruzano no promovió al extesorero de la Sefiplan sino que decidió mandar de titular de la Sedesol al principal adversario político de Benítez González, lo que le cayó como balde de agua helada al subsecretario que en las últimas semanas venía realizando con recursos de su dependencia un fuerte activismo en los municipios de Los Tuxtlas, el distrito electoral por el que justamente Carvallo ha venido trabajando también pero a través de la promoción del beisbol profesional para ser candidato del PRI a diputado federal el año próximo.
El caso de la Sedesol parece rubricar un estilo aparentemente rudo del gobernador. Y es que quizá podría tratarse de una mera coincidencia, pero el aterrizaje de Carvallo en la Sedesol que tanto debió incomodar a Benítez, fue muy similar al relevo que se dio el año pasado en la Contraloría General del Estado, donde Iván López Fernández, quien se creía muy cercano al gobernador, fue sustituido precisamente por Mauricio Audirac, su peor enemigo.

Gina con Duarte
Por cierto, a diferencia de otros excolaboradores que no recibieron una oportunidad más en su administración, Javier Duarte tomó protesta ayer a la excoordinadora de Comunicación Social, Gina Domínguez Colío, como titular de la Secretaría Técnica de la Oficina del Gobernador, desde donde seguramente seguirá apoyando al mandatario estatal en algunos temas periodísticos.
Con esta designación, Duarte de Ochoa no sólo demuestra su generosidad política sino que reitera su confianza al reconocer la capacidad y lealtad de su colaboradora.

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