Por Raymundo Jiménez
Columna: Al Pie de la Letra
Amistad y poder
2014-02-10 | 08:40:13
Fue el exalcalde xalapeño Rafael Hernández Villalpando, a la sazón subsecretario de Gobierno, cuando al inicio del cuatrienio del gobernador sustituto Dante Delgado Rannauro se atrevió a argumentar, ante las críticas por su polémico desempeño y excesos de poder, que “se gobierna con los amigos, no con los enemigos”.
En parte, quizá, le asistía razón a Hernández Villalpando, quien en esa administración saltó después a la Rectoría de la Universidad Veracruzana pese a que en la Subsecretaría de Gobierno había sido acusado públicamente por diputados locales de oposición no sólo de represor sino de haber desviado recursos públicos para la construcción de una residencia en un fraccionamiento de Las Trancas, en los límites con el municipio de Emiliano Zapata.
Al cierre del cuatrienio dantista, en noviembre de 1992, el rector de la UV y el gobernador sustituto terminaron mal, distanciados por supuestas diferencias de tipo financiero.
Se volvieron a reconciliar hasta tres años después, cuando Dante fue recluido en el penal de Pacho Viejo, víctima de la persecución del presidente Ernesto Zedillo y del ajuste de cuentas del gobernador Patricio Chirinos y Miguel Ángel Yunes, secretario de Gobierno.
Cuatro sexenios después, en Veracruz y en México los conceptos y estilos de gobernar han ido evolucionando, al menos en el discurso.
Y es que, por ejemplo, el pasado 31 de enero en la ceremonia de promulgación de la reforma política-electoral, el presidente Enrique Peña Nieto y el dirigente nacional del PRI, César Camacho Quiroz, destacaron entre los grandes cambios anunciados hasta la posibilidad de formar gobiernos de coalición, aunque ya en su administración el presidente Zedillo había incorporado a su gabinete a un miembro del PAN: al abogado Antonio Lozano Gracia, quien estuvo a cargo de la PGR.
Aquí mismo, en Veracruz, el gobernador Javier Duarte también incluyó en posiciones estratégicas a exmilitantes de Acción Nacional, como fue el caso de Gerardo Buganza Salmerón, quien inició en diciembre de 2010 en la Secretaría de Gobierno y ahora despacha en la nueva Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas, donde el excandidato blanquiazul a la gubernatura llegó a poner orden y está dando una gran batalla contra añejos vicios y de corrupción burocrática, lo que ha puesto a prueba el oficio político del ingeniero cordobés y de su equipo, al que por cierto integró a excolaboradores de Yunes Linares pese a la rivalidad que desde hace cuatro años mantiene con el exdirector del ISSSTE por la forma en que fue impuesto como candidato del PAN al gobierno de Veracruz por el expresidente Felipe Calderón.
Previamente, en 2012, el gobernador Duarte de Ochoa había tomado una decisión similar con Enrique Ampudia Mello, otro prominente yunista al que sorpresivamente designó en la Subsecretaría de Gobierno.
¿Cómo le están respondiendo a Duarte de Ochoa sus amigos que recibieron importantes responsabilidades en su administración? Quizá sea hora de que el mandatario veracruzano evalúe rigurosamente el desempeño de cada quien, pues conforme se acerque el cierre de su administración arreciarán los embates de sus enemigos de adentro y fuera del PRI que sin consideraciones ni escrúpulos buscarán hacerse del poder en la entidad.
Hoy, por ejemplo, a casi ocho meses de la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, y de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en la entidad vuelven a resurgir algunos de los escenarios que en materia de seguridad pública desestabilizaron a la administración duartista en su inicio y que ya se creían superados en 2013.
Y es que algo no anda bien cuando, verbigracia, el titular de la SSP, Arturo Bermúdez Zurita, en plena crisis política por el secuestro del periodista sureño Gregorio Jiménez de la Cruz anda promoviéndose entregando a colonos porteños miles de anteojos, y que al ser cuestionado acerca de las agresiones que reporteros de Acayucan sufrieron por parte de sus subordinados en esa región del sur, muy despectivamente el jefe policiaco responde:
“Pregúntenle a ellos, yo soy Secretario, yo no estuve allá”, aunque posteriormente terminó por suspender a su enlace jurídico y a un elemento de guardia en esa Delegación.
Pero el colmo fue el escándalo que personal de la Ayudantía del Gobierno del Estado, que también depende de Bermúdez, provocó la mañana de este sábado 8 en un céntrico hotel de Orizaba donde se reportó una balacera y que movilizó a las fuerzas federales de seguridad.
Al final del día, después de otras versiones muy distintas de funcionarios municipales y de la Subprocuraduría Regional de Justicia del estado, se emitió un comunicado en el que muy escuetamente sólo se informó que “fuerzas del orden repelieron la agresión de un grupo delincuencial sin que se registraran lesionados o abatidos”, que había “una persona detenida” y que “los hechos ocurrieron la mañana de este sábado en la calle Oriente 6 de esta ciudad (Orizaba) cuando las fuerzas de seguridad detectaron a un grupo de hombres armados quienes los agredieron suscitándose el enfrentamiento”.

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