Doña Rosaura Reyes Andrade viuda de Pardiño, fue el alma y la sólida columna vertebral de la familia Pardiño en Boca del RÃo, misma que creó toda una tradición en esta región con el paso de los años.
Casó con don Ramón Pardiño Valerio, con quien procreó a seis hijos, en donde todos fueron apegados a una familia unida y a la usanza de estos lares de que en la mesa se compartÃa siempre el pan y la sal, y asà hasta la hecha.
Con el paso del tiempo, doña Ro, como era conocida en el pueblo porque de esa forma cariñosa se le conoció siempre en su familia y en Boca del RÃo, cuando en forma incipiente se empezó a formar gracias al esfuerzo de los pescadores y luego en las palapas de pequeños restaurantes que ganaron fama y tradición, principalmente con el apellido Pardiño, que se internacionalizó por el manejo de la cocina regional, hoy más que nunca vigente y de gran demanda.
Pasaron muchos años y la alegrÃa de doña Rosaura, nunca se apagó, esa fue su mayor virtud que derramó entre sus hijos, nietos, bisnietos y tataranietos, ya que Dios aparte le dio otra virtud, la de dividir su vida en medio siglo y medio siglo con el nuevo milenio, para disfrutar de su gente con una pasión desmedida de amor por los propios y los ajenos, ya que sin duda deja un legado además del apellido Pardiño, entre quienes siguen ya con la quinta generación, en donde será recordada por siempre.
Entre todos los nietos que sin lugar a dudas la adoraban, doña Rosaura, prodigó todo su cariño por quién le ofrendó cuidados y una entrega total, se trató de su nieto consentido, el doctor Ramón Ferrari Pardiño, parte de una de las generaciones que dejó doña Ro para la posteridad y que sigue su ejemplo de generosidad y bonhomÃa con la gente. Descanse en paz doña Rosaura Reyes viuda de Pardiño y la solidaridad con doña MarÃa de Jesús Pardiño Reyes de Ferrari, quién cuidó de su señora madre hasta el último aliento de su vida con devoción de un hija ejemplar y con el gran amor por una madre.
Con su caracterÃstica alegrÃa doña Rosaura, pidió que se hiciera pública una frase que compartió con su familia y muchas amistades por varias décadas: “Los pendejos nunca se mueven, yo por eso soy muy movida, porque ya muertos ni paz donde hacer, decÃa doña Ro, quién solamente vivió 98 años y entregó su alma al creador el martes 14 de enero del presente, rodeada de muchos de sus familiares y en forma especial su hija doña Chuy, su yerno don Antonio Ferrari Alemán y su nieto Ramón Ferrari Pardiño.
Boca del RÃo, está de luto que el arpa y la jarana se escuchen con su alegre sonido musical y los soneros digan versos para acompañar a los ángeles del cielo que ante Dios llevan a doña Ro. Asà las cosas