La Plaza Lerdo desalojada a punta de golpes para montar el teatro de independencia
“Corran o se los va a cargar la chingada” esa era la consigna de los policías estatales a los maestros y alumnos de la facultad de humanidades que se manifestaban pacíficamente en la Plaza Lerdo de Xalapa, mientras a otros los mantenían en el suelo a patadas, con descargas eléctricas y balas de goma; desde el palco de palacio de gobierno, los funcionarios observaban la fiesta mexicana de cómo un poder autoritario lesionaba cobardemente a sociedad civil en la oscuridad de la madrugada.
La incapacidad de un gobierno para dialogar, orilló al acto más atroz, utilizar la violencia para “desalojar” la Plaza Lerdo con la justificación de una “fiesta” para el pueblo con motivo de un aniversario más de la Independencia de México; reporteros golpeados, despojados de su equipo de trabajo, maestros azotados, desaparecidos, encarcelados, heridos y posteriormente hospitalizados por un gobierno rebasado.
Cerca de la una y media de la mañana, Julio Cerecedo, Director de Política Regional, llego al zócalo de la ciudad custodiado por seguridad vestida de civil, él como un empleado más no hacía más que cumplir con la orden de sus jefes, mientras que el Subsecretario de Gobierno, Marlon Ramírez y el Secretario de Gobierno, Erick Lagos Hernández se escondían bajos los muros de palacio supervisando el operativo contra los maestros.
Enviar al más endeble de los colaboradores, al último del escalafón, solo fue parte del teatro de simulación de un dialogo agotado que nunca inició, porque en sus más de 10 días jamás hubo intención de acercárseles, nunca nadie antes bajo a la plaza para escucharles, ni que decir del Gobernador que solo se sentó con los liderzuelos descarados, enriquecidos al amparo de las cuotas sindicales, del sudor de los maestros y utilizando el supuesto liderazgo para llegar al poder con la excusa de representar al magisterio olvidándose de ellos una vez en los cuernos de la luna.
Y para muestra un ejemplo, ayer el cínico y vitalicio líder moral de la sección 32 del SNTE (a la que ha convertido en un negocio de familia, donde ahora mantiene a su hijo al frente), Juan Nicolás Callejas Arroyo -sí, ese que siempre aparece en las listas plurinominales del PRI para diputado federal o local, ese que su sueldo rebasa los 200 mil pesos mensuales, que otorga plazas a quienes no tiene una formación, llámese familia, amigos, reporteros o militantes del PRI- descartaba una agresión a maestros y desvergonzadamente apuntaba que la violencia cometida en el centro de la ciudad en contra de maestros era una historia creada por las redes sociales.
Posteriormente la vocera del Gobierno de Veracruz, ventajosa e indiferente justificaba la violencia señalando que la Plaza se tenía que desocupar para la fiesta y al mismo tiempo apuntaba que si realmente había personas heridas pues acudieran a las instancias competentes para denunciar los hechos, citando en todo momento a la Comisión Estatal de Derechos Humanos, esa en la que nadie cree, sabedores de que, se encuentra más que aliada con el gobierno del estado.
Otro más que dejó sin palabras fue el diputado plurinominal del PRI, Eduardo Andrade Sánchez, quien francamente desilusionó -un hombre conocedor de las leyes, pisoteándolas por defender al partido que le dio poder y precisando que para la otra los maestros votaran por otro partido, burlándose así de la ciudadanía- acotando “que no vuelvan a ocupar un espacio público” y ya de paso Marlon Ramírez temeroso, nervioso, evasivo, evitaba el tema y desmentía desesperado la violencia contra los ciudadanos, mientras era invitado, por algunos reporteros a observar uno de los tantos videos donde se mostraba la agresión, a lo cual, por obvias razones, se negó, finalmente, ¡él también es solo un empleado más del escalafón!.
Roger López Martínez, periodista de ésta casa editorial relató en un escrito, la rudeza innecesaria con la que el Gobierno actuó, él fue alcanzado cerca del mercado Jáuregui, ahí fue golpeado por policías y le fue arrebatada su cámara, la cual le fue entregada a un par de policías trepados en una patrulla; el centro estaba convertido en una batalla del gobierno contra los gobernados y así los maestros y estudiantes corrían por las calles, mientras los hombres supuestamente dedicados a cuidar de la ciudadanía se refugiaba en la oscuridad para golpear a un pueblo que el gobierno quiere sometido y agachado.
Policías entrenados bajo una ética de respeto a los derechos humanos, de cuidado a la ciudadanía, era quienes lastimaban, golpeaban y herían; Roger refugió a dos maestros perseguidos y así muchos relatan cómo fueron salvaguardados en algunos domicilios del centro de la ciudad, mientras eran rastreados con perros como si se tratara de peligrosos delincuentes. Valiente gobierno contra ciudadanos; han pretendido justificar una violencia que por ningún motivo tendrá cabida en un estado que ellos mismo pregonan es garante de la legalidad, la democracia, la soberanía y el respeto a los derechos.
Y así en una Plaza enjabonada a punta de golpes, se dio el grito de independencia, en un teatro montado, utilizando como siempre al sector más vulnerable e ignorante de la población, a esos que un día tienen para comer y dos no; entonces fueron trepados en camiones con torta y refresco en mano, unos cuantos pesitos y utilizados para llenar un zócalo manchado por un gobierno desorientado, encaminado mas a una dictadura que a una democracia.
Pero la lucha no termina ahí gritaban maestros, alumnos, y sociedad civil en general que caminó ayer desde la Normal Veracruzana al Palacio Legislativo de Xalapa, donde daban muestra de unidad, solidaridad y fortaleza de un pueblo cansado de ser reprimido por un gobierno que no gusta de las protestas, y las criticas; de un poder ejecutivo que al encontrarse acorralado, desesperado y rebasado utilizó la violencia y luego blindo el centro por temor a una respuesta de una sociedad cansada.