Policías comunitarias y vengadores anónimos
Justicia de propia mano ante el letargo gubernamental
EN LA LÍNEA. Desquician maestros Xalapa, es la realidad
Una mujer subió a un autobús, ocultaba su personalidad por una peluca rubia, y después de preguntar al conductor “te crees muy malo”, desembolsó un arma y disparó a su cabeza, matándolo al instante.
Lo mismo ocurrió al siguiente día con otro conductor del transporte urbano, en Ciudad Juárez.
Al parecer la mujer mató de igual forma al chofer de la misma ruta. Una vez cometido el crimen bajó de inmediato de la unidad.
Las afirmaciones sobre una mujer que mató a dos conductores de autobuses, en esta ciudad norteña mexicana, quien busca vengar las presuntas violaciones sufridas por pasajeras, son investigadas.
Las denuncias y revelaciones de “Diana la Cazadora de choferes”, en un correo electrónico, resonaron profundamente en la localidad, que como es sabido, tiene un terrible historial de violencia sexual contra mujeres a bordo de autobuses.
Pero el asunto no debe reducirse a esa localidad. Pues la violencia contra las mujeres y en especial este tipo de violaciones suceden constantemente, y pueden ocurrir en distintos puntos del país.
Habría que analizar la siguiente expresión:
“Ya no podemos callar estos actos que nos llenan de rabia; mis compañeras y yo sufrimos en silencio, fuimos víctimas de violencia sexual de choferes que cubrían el turno de noche de las maquilas”, dijo la vengadora en su mensaje. “Yo soy un instrumento que vengará a varias mujeres”, agregaría en su correo electrónico, el único medio que utilizó la mujer para publicitar sus hechos.
El asunto va más allá. Se trata pues, sin ser sicoanalista o sociólogo, de un desesperante momento de sed de justicia por el que cruzan sectores de la sociedad, de un descrédito total de las instituciones ante la ciudadanía, de un grito desesperado de la población que se traduce por ejemplo, en las policías comunitarias.
Es en conclusión, la falta de una sólida atención de la estructura del o los gobiernos para darle certidumbre y protección a los mexicanos.
Es quizá, lo primero en lo que se debió ocupar el reciente ungido gobierno priísta de Peña Nieto. Pero lo que sus asesores en materia de justicia y seguridad han ignorado.
La protesta social, marcada por la violencia y la inseguridad ha reventado.
Las policías comunitarias y vengadores anónimos como la “Cazadora de Ciudad Juárez”, son apenas el principio de la descomposición social que se vive desde hace mucho, pero ahora, a los ojos del gobierno.
Hasta el momento, ni Enrique Peña ni el gobierno federal ha emitido una postura oficial sobre las policías comunitarias, reprimidas eso sí por el Ejército y también, por los grupos delincuenciales de quienes se supone se están protegiendo.
Es hora que al pueblo se le de seguridad y justicia, de otra forma, el gobierno seguirá marchando sobre huecas ruedas, en camino minado que pronto le puede explotar.
EN LA LÍNEA
Por otro lado, y sin caer en un debate sobre si tienen o no razón los maestros en sus demandas, lo cierto es que hicieron de la ya de por sí desquiciada ciudad de Xalapa en su tráfico vehicular, un verdadero molote vial que llevó al caos total de propios y extraños en esa capital.
Y es que fueron miles de docentes que tras manifestarse en la Plaza Lerdo se trasladaron hacia la Secretaría de Educación de Veracruz y bloquearon la carretera Xalapa-Veracruz en ambos carriles.
Xalapa es una de las ciudades con mayor aforo vehicular del país. Son 150 mil autos los que circulan entre particulares y de transporte público en la ciudad, cuando ésta no tiene la capacidad ni el diseño para soportar tan exorbitante carga vehicular.
Por ello es que con la movilización del magisterio de un punto a otro, de inmediato se hicieron los cuellos de botella, paralizaron la circulación que parece estar hecha en espiral en la sede de los tres poderes del gobierno.
En un primer momento los maestros inconformes con la aprobación de las leyes secundarias de la Reforma Educativa, se plantaron frente a la SEV, pero poco a poco fueron cerrando todos los accesos a la capital del estado.
El caos vial imperó así como la desesperación de los ciudadanos, quienes querían entrar a esta ciudad o salir de la misma.
Fue pasada las cinco de la tarde y tras la negociación entre Edgar Spinoso, oficial mayor de la SEV junto con José Ojeda, titular de Recursos Humanos de la misma, que se despejaron estas áreas. Aún cuando se trata de un asunto de índole federal.