Un aspecto que no se ha tomado en cuenta en la Reforma Energética son los trabajadores de Pemex, me refiero a la gente que conoce a fondo el oficio de extraer el petróleo y su manejo para que este producto no renovable sea más redituable para el país. En este campo participan varios miles de veracruzanos que solo persiguen el interés nacional.
No se descarta que al igual que los maestros que se opusieron a los cambios de las leyes secundarias de la reforma educativa, los trabajadores petroleros empiecen a tomar las calles, como ya lo hicieron en el sur de la entidad, si no se les toma en cuenta en las decisiones sobre el futuro de la paraestatal.
Es un personal que tiene varias décadas laborando tanto en tierra como en las plataformas marinas y saben como puede ser más eficiente esta industria y que sea más productiva, amén de que están en total desacuerdo con sus corruptos dirigentes sindicales. Tienen documentos sobre el salario de su líder Romero Deschamps que es de solo 26 mil pesos y él los multiplica de manera enigmática para que se transformen en costosos relojes Rolex, aviones privados y residencias.
Ellos conocen perfectamente la corrupción de sus jefes ejecutivos y como salpican a los líderes del STPRM. Son versados en la fórmula secreta para exprimir a Pemex sobre las ilegales prebendas a los ejecutivos, los negocios de los directivos y familiares, así como, el usufructo de las compañías contratistas.

Hay que dar la cara

Le tocó al veracruzano Fernando Aportela, subsecretario de Hacienda dar la mala la noticia que la economía mexicana se encuentra en pleno desplome, que las expectativas de crecimiento se cayeron más de un cincuenta por ciento.
La desaceleración es total, creceremos a la mitad de lo que se tenía planeado y de lo alcanzado el año pasado.
No le quedó más que al economista veracruzano salir a dar la cara e informar que al país no va nada bien. Si se le suma que no hay empleo y una mayor violencia.

Reversa en la reforma educativa

Los diputados federales se echaron para atrás y le metieron reversa a la Reforma Educativa que planteaba como requisito indispensable el examen de evaluación a todos los maestros del país.
La declaración tronante del titular de Educación, Emilio Chuayffet, de que aquel que no pase la prueba se va para su casa, se esfumó en el recinto parlamentario. Los legisladores que debían aprobar las leyes secundarias se olvidaron de la orden del titular de la Secretaría de Educación y retiraron de la orden del día la Ley del Servicio Profesional Docente que pretendía retirar a los profesores de clases que no aprobaran la evaluación. En una reunión privada, en lo oscurito, todos los coordinadores de las bancadas decidieron retirar el tema que provocó el descontento del magisterio y que mantiene bloqueado el acceso a la Cámara de Diputados. En pocas palabras les dio miedo a los representantes enfrentarse a los profesores. Con ello la reforma educativa quedó en el Limbo.
Y con esa pésima costumbre de taparse unos a los otros, decidieron los diputados priistas no aprobar la Ley de Transparencia lo que impide enterarse de los aspectos relativos a la economía, seguridad nacional y derechos humanos. Se trata de ocultar todo lo relativo al manejo de recursos públicos, esconder los aspectos de la creciente violencia y encubrir lo referente a las violaciones sobre derechos humanos. ¿Qué hay detrás de todo esto?