Por Catón
Columna: De política y cosas peores
México, rehén de partidos
2013-08-06 | 10:07:13
“Quiero el divorcio”. Don Blandino se quedó en suspenso al oír esa súbita petición de su mujer. “¿Por qué?” –le preguntó azorado-. “Mira –explicó ella-: todas las mañanas tú te arreglas y yo te sirvo. Y todas las noches yo me arreglo y tú no me sirves”...
Doña Panoplia de Altopedo, señora de buena sociedad, se topó en la calle con una chica que había sido sirvienta suya, y se sorprendió al verla elegantemente vestida, pues lucía una creación de modista. “¡Maritornia! –le dijo con asombro-. ¿Qué hiciste para poder comprarte un vestido así, tan caro?”. “Señora -respondió con naturalidad la antigua mucama-, nada más me quité los baratos”...
El muchacho que se iba a casar fue a la famosa sastrería llamada “Arte y capricho”, pues quería hacerse un traje a la medida. Lo acompañó su novia. Le dijo el chico al sastre: “El pantalón lo quiero con presillas para el cinturón”. “Sin presillas” -ordenó la muchacha.
Pidió el novio: “Quiero que el pantalón lleve bolsas atrás”. “Sin bolsillos traseros” –lo corrigió la chica. “Y el pantalón me gustaría con valencianas” –sugirió el muchacho “Sin valencianas” –acotó ella. El sastre, entonces, le tomó al joven las medidas para el pantalón. Al terminar le preguntó:”Ahora dígame cómo quiere el saco. Ése sí lo va a llevar usted”...
Una mujer decidió cambiar de sexo. Quería convertirse en hombre. Tras una serie de operaciones perdió, en efecto, su calidad de mujer y se transformó en varón. Un periodista fue a entrevistarla. Le preguntó: “¿Resultaron dolorosas las operaciones?”. “Sí, -respondió la mujer convertida en hombre-. Lo que más me dolió fue cuando me quitaron la mitad del cerebro”....
El granjero y su hijo más pequeño iban por el campo. “Padre –dijo el niño-, un hombre llegó a la casa, pero no alcanzo a ver quién es”. “Ve allá inmediatamente -le ordenó el granjero-.
Si es tu abuelo, dile que no tardo. Si es tu tío, dile que ya voy. Y si es cualquier otro hombre siéntate en el regazo de tu mamá y no te muevas de ahí hasta que llegue yo”…
México, me duele decirlo, se ha convertido en rehén de los partidos políticos. De la falta de democracia pasamos a la partidocracia, y ahora todo depende de los tejes y los manejes del PRI, el PAN y el PRD.
Esos partidos, con sus partiquinos los partiditos, partidillos y partidejos, son los dueños de la Nación, y en ella hacen y deshacen a su antojo. Para colmo se estorban unos a otros en sus politiquerías; todos quieren llevar agua a su molino, y cada uno mira por su propio interés.
El de la comunidad se lo pasan por donde Petra se pasa el peine, si me es permitida esa vulgarísima expresión indigna de ser plasmada en el papel o en cualquier otro material. No quiero pensar demasiado en ese pernicioso estado de cosas, pues temo llegar a la desoladora conclusión de que estábamos mejor cuando estábamos peor.
Al menos en los tiempos del prigobierno había eficacia en las acciones públicas, para bien o para mal. Ahora, en cambio, la competencia entre los partidos, sus luchas clientelares, sus arreglos y desarreglos, hacen que las cosas de palacio vayan muy despacio, y que las reformas sean deformadas en tal manera que acaban siempre en agua de borrajas.
Perdida su ideología, sin mística ya ni plataforma de principios, los partidos se han convertido en bazares que trafican con influencias, gajes, privilegios y canonjías. En cosas de política el mucho dinero trae consigo la mucha corrupción.
Los partidos no representan ya el interés de un grupo, y menos aún sirven a la tarea de conseguir el bien común. Hay que aplicarles a todos una severa operación de resta: menos partidos, con menos prerrogativas, menos diputados y senadores, menos tiempo en la radio y la televisión, menos burocracia y menos capacidad para hacer que las leyes se acomoden a su conveniencia. Si el país está partido eso se debe en buena parte a los partidos…
¡Columnista mentecato! ¡Otro infame juego de palabras como este último y tus cuadro lectores van a quedar reducidos cuando mucho a uno! Es mejor que narres un chascarrillo final y luego hagas un discreto mutis…
Impericio, joven inexperto poseído por las urgencias que urgen a su edad, trataba en vano de obtener el favor de Pirulina, muchacha diestra en lances de erotismo. Le rogó con acento suplicante: “Si no me das lo que te estoy pidiendo, al menos dame la luz de una esperanza”. “Lo siento -respondió Pirulina-. Por esta vez tendrás que buscarte una lámpara de mano”. (No le entendí)... FIN.

mirador
armando fuentes aguirre
Decía un saltillense:
-Yo no creo en Dios, pero en el Santo Cristo sí.
Un Cristo hermoso es ese Santo Cristo. El 6 de agosto de 1608 lo trajo de Xalapa un rico señor llamado Santos Rojo, comerciante, y desde entonces la doliente imagen preside con los brazos abiertos la vida de mi ciudad, Saltillo. En la muerte del Cristo hallamos vida; Él nos da paz en las más fuertes tormentas, alivio en los tormentos más dolorosos.
Dicen que la fe sin obras está muerta. Pero las obras sin fe tampoco están muy vivas. Son cuerpo sin alma; materia sin espíritu.
Pasa el tiempo, los tiempos cambian, y el espíritu de mi ciudad y su alma, siguen viviendo en la capilla del Santo Cristo, tesoro de arte, de tradición, de fe.
¡Hasta mañana!...

manganitas
Por AFA.
“… Otro gasolinazo…”.
Decía un crítico necio:
“El petróleo es nuestro, sí.
Por eso a su precio aquí
le subimos cada día”

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