Por Catón
Columna: De política y cosas peores
Causa de cuidado: grupos de autodefensa
2013-07-09 | 10:57:46
Meñico Maldotado, infeliz joven con quien
la naturaleza se mostró avara en la parte
correspondiente a la entrepierna, contrajo
matrimonio con Pirulina, muchacha dueña
de bastante ciencia de la vida.
Al empezar la noche de las bodas el
recién casado se presentó por primera
vez al natural ante su flamante mujercita.
Le miró ella la aludida parte y luego
dijo: “Siempre oí a mi papá decirle a mi
hermano adolescente que si fumaba no
le crecería su parte de varón. Tú fumaste
mucho ¿no?”…
La artista de Hollywood se iba a casar.
Le preguntó una amiga, estrella cinematográfica
también: “¿A qué horas será la
boda?’’. Responde la otra: “A las 8 de la noche’’.
Le aconseja la amiga: “Cásate mejor a
las 8 de la mañana’’. “¿Por qué?’’ -pregunta
la actriz. Le explica la otra: “Porque de
ese modo si la cosa resulta mal no pierdes
todo el día’’...
La mamá de Pepito iba a tener bebé.
Pensó que ya con dos hijos la casa en que
vivían resultaría demasiado pequeña,
de modo que le dijo a su marido: “Está
por llegar el niño. Tendremos que irnos
a otra casa’’. “Es inútil -intervino Pepito-.
De cualquier modo nos va a encontrar el
güey’’...
Jactancio, sujeto fanfarrón, vanidoso,
elato y presumido, tuvo un trance de amor
con una linda chica. Al terminar las acciones
le dijo: “Sé que esto fue maravilloso
para ti, preciosa. Pero dime: ¿cómo fue
para mí?”…
Una de las primeras cosas que se
aprenden en Teoría del Estado, asignatura
que se cursa en la hermosa carrera
de Derecho, es que el Estado tiene, dentro
de su territorio, el monopolio de la fuerza
legítima.
Eso es consecuencia de la soberanía que
detenta igualmente en modo exclusivo.
La violencia y criminalidad en que
estamos inmersos pueden hacernos caer
en la tentación de ver con buenos ojos a
los grupos llamados de autodefensa, esas
bandas armadas que se erigen motu proprio
en guardianes de una comunidad.
Cuidado. Esas partidas pueden volverse
tanto o más peligrosas que las bandas
contra las cuales se levantan. Desde luego
quienes están viviendo una situación extrema
tienen derecho a la legítima defensa.
Recuerdo una vieja película de Ernest
Borgnine llamada en español, si mi memoria
no claudica, “Un sábado violento”.
En ella un hombre pacifista, perteneciente
a un grupo religioso que rechazaba toda
forma de violencia, recurre a ella cuando
ve amenazada a su familia.
Sólo que es muy difícil controlar esos
modos de hacer frente a la criminalidad.
La ley en manos de particulares termina
siempre por volverse riesgo.
Lo mejor es que los ciudadanos se organicen
no para enfrentar ellos mismos a los
delincuentes, sino para exigir la presencia
de la autoridad en su defensa. Lo demás es
crear problemas que las mismas comunidades
sufrirán después.
No está por demás repetir aquella ominosa
palabra de advertencia: cuidado…
Don Abdómeno se vio al espejo. Era
ventripotente, no cabía duda, pero él trataba
de disimular su tripicario usando ropa
holgada. (¡Loor eterno al hombre –panzón
seguramente- que inventó la guayabera!).
A don Abdómeno le preocupaba su barriga,
pues algunos amigos se la hacían notar
con toda suerte de burletas y chocarrerías.
Hacía mal en inquietarse: con decir
que lo suyo no era panza, sino callo sexual,
habría salido airoso de las cuchuf letas.
Cierto día en que las bromas menudearon
más que de costumbre don Abdómeno le
preguntó a su esposa: “¿De veras estoy
muy gordo?”. Respondió ella: “Tienes el
cuerpo común”. “¿De veras?” –se ilusionó
el gordinf lón. “Sí –confirmó la señora-.
Com’ un marrano”…
El joven marido llegó radiante a la oficina:
“¡Felicítenme! –dijo a sus compañeros,
exultante-. ¡Ya somos tres en casa!”. “¡Fantástico!
–se acercaron todos a abrazarlo-.
¿Qué fue? ¿Niño o niña?”. “No –aclara el
feliz joven-. ¡Mi esposa por fin consiguió
muchacha que le ayude!”…
El doctor Mayeuto, ginecólogo, le practicó
un examen concienzudo a la chica
que se le presentó como doncella señorita
virgen. Después de concluir su estudio, y
del modo más cauteloso posible, le dio a
la muchacha su diagnóstico. “Está usted
embarazada -le informó-. Y va a tener gemelos’’.
“¡No es posible! -profirió ella-. ¡Lo
único que ha hecho mi novio es mirarme!’’.
“Ya entiendo –declara el facultativo-.
Ha de ser de mirada penetrante, y bizco”...
FIN.

MIRADOR
››Armando Fuentes Aguirre

ENCUENTRO
Quisiera andar de noche
por un pueblo innombrado,
y al volver una esquina
encontrar unos pasos;
y saber que son míos,
y seguirme despacio,
y mirarme de pronto,
y saber que me he hallado,
y acercarme sin prisa,
y ponerme una mano
afectuosa en el hombro
y decirme: “Hola, Armando”.

AFA
¡Hasta mañana!...
MANGANITAS
››Por AFA

“… Sube la inflación…”.
Según las observaciones
de un sociólogo capaz,
la gente ahora infla más
porque está de vacaciones

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