A los candidatos, les queda una semana de campaña, el próximo tres de julio será su último día de actividad y muchos de ellos echar de echar la casa por la venta para allegarse de mayores simpatizantes.
Lo lamentable es que las campañas han trascurrido entre pleitos, descalificaciones, amenazas y maniobras obscuras y muchos de los candidatos se han olvidado de atender los problemas reales de la población, como son el desempleo y la pobreza, dificultades serias en nuestro país.
Y mientras los panistas de Veracruz amenazan con salirse del pacto ante los hechos de violencia donde su militancia se ha visto involucrada y agraviada y el PRI carga todas sus pilas hacia Veracruz-Boca del Rio, hace algunos días la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), precisó que la tasa de desempleo en México subió de 4.9% en marzo a 5.2% en abril.
Lamentablemente, en nuestro país, una de cada 8 personas viven en extrema pobreza, con hambre, sin comer regularmente y por consecuencia arrastrando enfermedades y fuertes cuadros de desnutrición, que llevan, en muchas ocasiones a la muerte, en su mayoría menores de edad y adultos mayores.
Y es que alrededor de 21.4 millones de menores de edad, que representan la mitad de la población infantil y adolescente, viven en situación de pobreza e incluso un porcentaje enfrenta desnutrición.
Según cifras del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), el estudio “Pobreza y derechos sociales de niñas, niños y adolescentes en México, reveló que el 54% de 39.2 millones de menores de 18 años de edad del país sufren la carencia de alguno de los derechos sociales en educación, salud, seguridad social, vivienda, servicios básicos o alimentación.
De la población infantil en esta situación, un 13%, alrededor de 5.1 millones, viven en extrema pobreza, debido a que en sus casas no cuentan con un ingreso indispensable para satisfacer sus necesidades alimentarias y están privados de al menos tres derechos sociales.
A pesar de que entre el 2008 y el 2010 la pobreza infantil no aumentó, el estudio expone que existen más niños y adolescentes pobres que adultos, pues a nivel de población general la tasa es de 46.2%; incluso, siete de cada 10 niños de comunidades indígenas sufren pobreza, cuando a nivel de mayores es del 53%. Sólo el 10% de los menores indígenas viven sin alguna carencia. Lo cual resulta francamente lamentable.
Y como es sabido, los menores en mayor vulnerabilidad son los indígenas o aquellos que habitan en comunidades rurales, ello sin considerar a los miles de niños que viven en situación de calle, internados en albergues, víctimas de explotación sexual o trata, migrantes, jornaleros agrícolas y de los que están en conflicto con la ley, que no son objeto de encuesta.
La situación está extendida en las 32 entidades del país, pero se acentúa en su cara extrema en comunidades de menos de 2 mil 500 habitantes. Existe un mayor número de infantes pobres en el Estado de México, con más de 2.5 millones, y Veracruz y Puebla, con más de 1.5 millones, en cada uno.
A nivel de porcentaje de habitantes, Chiapas, Guerrero, y Oaxaca son los estados donde se registra una mayor pobreza extrema, mientras que Zacatecas y Tlaxcala encabezan la lista en la modalidad de rezago moderado.
Lo lamentable es que considerando las estadísticas oficiales sobre el número de personas que mueren por hambre en México, se deduce que en los tres primeros meses de lo que va de 2013 han fallecido dos mil 070 mexicanos, es decir que a lo largo y ancho del país está dejando de existir en promedio una persona cada hora por no tener los recursos suficientes para comprar comida.
Las anteriores cifras fueron dadas a conocer el 21 de enero, por el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto durante la Cruzada Nacional contra el Hambre, al tiempo que citó que durante el 2011 habían muerto en México 11 mil personas por desnutrición.
Y mientras la pobreza avanza en nuestro país, los candidatos de 14 estados de la republica donde habrá elecciones continúan con discursos fríos, sin propuestas, sin resolver los temas que verdaderamente preocupan y ocupan a la ciudadanía.
Los candidatos equivocan el rumbo creyendo que las descalificaciones y acusaciones mutuas le importan a los votantes, cuando éstas solo generan mayor repudió de quienes quieren resultados y no discursos. Veremos que ocurren en estos últimos día de campaña y si logran acercarse más a los problemas de la población.
@magzamu