Por Catón
Columna: DE POLÍTICA Y COSAS PEORES
Tienen razón, pero no mucha...
2013-04-23 | 09:26:22
Por Catón

El agente vendedor llegó a un domicilio, y lo recibió la señora de la casa. La hermosa mujer se cubría solo con un vaporoso negligé. Hizo pasar al vendedor, y le dijo que estaba completamente sola. El tipo, sin embargo, se aplicó a mostrarle su producto, una enciclopedia para niños y jóvenes. Le preguntó a la señora: “¿Tiene usted hijos?”. Respondió ella: “Ocho”. “¿Ocho?” –se asombró el individuo-. “Sí –confirmó la mujer-. No todos los agentes vendedores son tan indejos como usted”…
La señorita Peripalda le comentó al Padre Arsilio: “Señor cura: la alfombra de su iglesia está ya muy raída. Hay que comprar una nueva”. Respondió el buen sacerdote: “Hija: tienes ya cerca de 30 años trabajando en la parroquia. No digas: ‘su iglesia’. Di: ‘nuestra iglesia’”. Días después la piadosa catequista le dijo al párroco: “Señor cura: el pasto de su… quiero decir de nuestro jardín ya está muy grande. Hay que podarlo”.
Sucedió que don Arsilio extravió su reloj, y le pidió a la señorita Peripalda que se lo buscara. Estaba el Padre con las socias de la Congregación de Congregantes cuando llegó muy contenta la catequista. “¡Señor cura! –le anunció al sacerdote-. ¡Ya encontré su reloj!”. “¡Qué bueno, hija mía! –se alegró don Arsilio-. ¿Dónde estaba?”. Responde la señorita Peripalda: “Abajo de nuestra cama”…
El pequeñito le pidió a su papi: “Cuéntame un cuento”. El señor, que leía su periódico, le contestó: “Dile a tu mamá que te lo cuente”. Objetó el chiquitín: “Mi mami no sabe cuentos”. “Sí que sabe –replicó el señor-. A mí todas las noches me cuenta uno: el de que le duele la cabeza; el de que está muy cansada; el de que mañana se tiene que levantar muy temprano…”…
Hay muchos modos de decir las cosas. En un debate público uno de los participantes oyó la argumentación del otro y dijo luego: “El señor tiene razón. Pero no mucha. Y la poca que tiene no vale nada”. Yo, en cambio, digo que la CNTE tiene toda la razón cuando se opone a la privatización de la educación que imparte el Estado. Esa educación, en efecto, debe ser pública. Así lo determina la Constitución.
Solo que es precisamente la CNTE la que quiere privatizar la educación. Veamos. Las organizaciones gremiales –y la CNTE es una organización gremial- son agrupaciones de trabajadores que se asocian para la defensa de sus derechos. Esos trabajadores son ciudadanos particulares. No pertenecen al ámbito del Estado; son, vuelvo a decirlo, ciudadanos privados.
Y los que forman parte de la CNTE quieren ser ellos los que determinen la forma en que el servicio educativo ha de prestarse. Insisten en imponer su propio proyecto de reforma a la educación. Pretenden el control de las plazas de maestros, y que éstas sean una especie de propiedad particular. Se niegan a ser evaluados por el Estado.
Dicho de otra manera, quieren ser ellos los dueños de la educación. O sea, quieren privatizarla. El actual conflicto del Gobierno federal con ese organismo deriva de la pretensión de la CNTE de controlar una actividad cuya realización corresponde al Estado. Así las cosas, en eso de negarse a que la educación se privatice la CNTE tiene razón. Pero no mucha. Y la poca que tiene no vale nada…
Tres ancianitas fueron al súper. La primera vio los pepinos, y le parecieron demasiado pequeños. Dijo que en otra tienda los vendían más grandes, y señaló con las manos el tamaño. La segunda declaró que en una granja cercana podían conseguirse aún mayores, y también señaló la medida con las manos. La tercera, que era bastante dura de oído, dijo: “No puedo oír lo que dicen, pero ya sé de quién se están acordando”. (No le entendí)…
Una monjita caminaba por un oscuro callejón cuando le salió al paso un individuo que la hizo objeto de sus bajos instintos de lujuria, libídine, licencia, lascivia, libertinaje y lubricidad. Al terminar aquel bajuno trance el hombre sintió remordimientos de conciencia, y le dijo a la religiosa: “Por favor, hermana, prométame que a nadie le contará lo que le hice”. “De ninguna manera puedo prometerle eso –respondió ella, terminante-.
La regla de la orden a que pertenezco me obliga a contarle a la Madre Superiora todo lo que me sucede. Tan pronto llegue al convento le diré que me hizo usted víctima de sus bajos instintos de lujuria, libídine, etcétera, y que además me hizo eso dos veces. Claro, a menos que esté usted muy cansado”… FIN.


Mirador
Armando Fuentes Aguirre
Un avaro enterró en su huerto una caja llena de monedas de oro. No advirtió que un campesino lo había visto. Esa misma noche el campesino sacó la caja, se llevó las monedas de oro, y en su lugar puso piedras.
Pasaron unos meses, y el avaro sintió el deseo de contemplar su riqueza. Sacó la caja. Cuando la abrió la encontró llena de guijarros.
Llorando fue con el cura de la aldea y le contó lo que le había pasado. Le preguntó éste:
-¿Qué hacías con aquellas monedas?
-Nada –respondió el avaro-. Mi placer era mirarlas y contarlas.
-Lo mismo podrás hacer con las piedras –le dijo el sacerdote-. Si tu dinero servía solo para eso, lo único que hizo el ladrón fue cambiarte unas piedras por otras.
¡Hasta mañana!...


MANGANITAS
POR AFA

“…Tiene problemas Nicolás Maduro, el sucesor de Hugo Chávez…”.
Cualquier otro en su lugar
haría lo mismo que él:
preguntarle a Fidel
el modo de gobernar.

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