El poeta inglés Lord Byron afirmaba: “La venganza es dulce, en particular para la mujer”. Durante varios días en los noticieros de radio y de televisión de la periodista Carmen Aristegui están dedicados a las seis camionetas con logos de Televisa incautadas por el gobierno de Nicaragua, y con ello la detención de 18 mexicanos con más de nueve millones de dólares y rastros de cocaína.
Hasta un programa especial de la CNN, la empresa más importante del planeta en el mundo de la comunicación, han sido dedicados a esta captura y ha quedado comprobado que estos vehículos están debidamente registrados por el gobierno del Distrito Federal a nombre de “Televisa SA de CV”.
La empresa televisora ha negado la propiedad de estas camionetas y que las personas detenidas no trabajan para ese medio, propiedad de Emilio Azcárraga Jean. Alegan de una posible falsificación de documentos.
Se recuerda la campaña negativa y el veto a Carmen Aristegui como represalia por sus comentarios donde se le prohibía que tuviera acceso para laborar con el grupo más importante del país en el terreno de los medios electrónicos.
De allí el pensamiento del inicio de esta columna, como un desquite de la periodista egresada de la UNAM.
Un periódico de Nicaragua confirmó que Raquel Alatorre Correa y al menos tres de los detenidos si son personas que laboran para Televisa. No obstante que la empresa mexicana se ha deslindado de los detenidos y de las unidades registradas como propias en la ciudad de México.

UN PRESIDENTE SIN AMIGOS

Enrique Peña Nieto aseguró, “que un presidente de México no tiene amigos”. Para muchos miembros de la clase política priísta les recordó la anécdota del veracruzano don Adolfo Ruiz Cortines que le había ofrecido ayudar a uno de sus compadres para llegar a ser gobernador de su estado.
Al poco tiempo regresó muy molesto porque no había sido el nominado por el único partido político que existía en aquellos años. El presidente lo recibió y al darle el saludo le dijo “Compadre, perdimos”.


LA DEMOCRACIA AMENAZADA
Desde la época del nacimiento del invento de Gutenberg nadie llegó a pensar que los protagonistas llegarán a ser un día las personas dedicadas al periodismo. Hasta el editorial del periódico El Universal señaló que uno de los gremios más afectados por la crisis de inseguridad que se vive en nuestro país fueran precisamente los reporteros, redactores y fotógrafos de los medios.
Hay una serie de textos que documenta la pesadilla que viven los reporteros de la fuente policiaca de diversas regiones de la República que los ha obligado a emigrar a la ciudad de México.
El principal artículo de ese medio nacional está dedicado a la situación que viven estos trabajadores de la comunicación que tienen que “enfrentar a mafias locales, e incluso a los propios gobiernos a quienes no parece gustar que su labor se ejerza con libertad y profesionalismo”.
Es indispensable que el Estado mexicano, en sus tres niveles de gobierno, repare estas circunstancias y garantice la labor de estos comunicadores, no porque sea un grupo especial, sino porque forma parte de la sociedad y porque el periodista mexicano trabaja por los intereses de la colectividad en su conjunto.
Esta amenaza tiene objetivos claros: acallar la libertad de expresión, y con ella, al derecho de los mexicanos a recibir información veraz y oportuna.