Por Maquiavelo
Columna: Se dice que...
La decisión de Calderón.
2012-09-04 | 22:42:02



Lo dimos a conocer de manera anticipada sobre el trasfondo que perseguía la última iniciativa de Ley del presidente Felipe Calderón, quien termina con los miles de profesores comisionados del SNTE que no daban clases y que eran protegidos por los gobiernos priistas de los estados. Esta reforma termina con la falta de transparencia que existe en la gran mayoría de los sindicatos que siempre han sido considerados como agrupaciones identificadas con el PRI.
El Partido Nueva Alianza, cuya propietaria es la líder perpetua del magisterio nacional Elba Esther Gordillo, prácticamente era subsidiado por el dinero de la federación, con las cuotas de los maestros se invirtieron para que tanto la hija como el nieto pudieran llegar como plurinominales al nuevo Congreso de la Unión. Familiares que pronto van a renunciar parar buscar la mayoría en la bancada del PRI. Son los acuerdos pactados en lo oscurito.
En Veracruz también se le acaba el negocio patrimonial a la familia de los maestros Juan Nicolás Callejas. Los comisionados deben estar en las aulas.
Esta medida es pareja y alcanza al líder de los petroleros Carlos Romero Deschamps que tendrá que justificar de dónde saca tanto dinero para que su familia cuente con los mismos privilegios de extravagantes lujos que otorga la riqueza similar a la de Carlos Slim o Emilio Azcárraga Jean.
Esta reforma sobre la opacidad en el manejo de los dineros públicos, ahora se extiende tanto a gobernadores y alcaldes, está dedicada para detener la tradicional corrupción de los priistas que regresan al poder, que prestaron doce años al PAN.

Mala estrategia

Enrique Peña Nieto sigue la misma táctica de Gustavo Díaz Ordaz, cuando extendió su mano para ofrecer el diálogo con los estudiantes que fueron masacrados en Tlatelolco en el 68. La respuesta en aquella ocasión fue “Háganle la prueba de la parafina”. Para saber que no había sido el autor de los disparos.
Las acusaciones financieras de Ricardo Monreal sobre desvíos de recursos a favor de Luis Videgaray reconocidos por los bancos, la respuesta de la mano derecha de Peña no fue de aclarar y defenderse de la denuncia, sino la de atacar a Marcelo Ebrard por ayudar a perredistas. Quiso justificar que el lavado de dinero es una práctica partidista. Este pleito no es lo que proclaman los priistas pacifistas de llegar a coincidencias y arreglos para trabajar en cordialidad.

Somos diferentes

Como respuesta a una carta que por cierto el nombre y la dirección es o están a propósito equivocados o son ficticios, respondo con todo respeto como dice su compañero de partido, Enrique Peña Nieto.
Como mexicano más que como periodista, no puedo aceptar que el fraude y las prácticas corruptas para los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación las consideren como normales.
Dejar pasar estas acciones ilegales y admitir que la compra de la presidencia de la República no daña nuestra dignidad como mexicanos y no violenta nuestro credo en la democracia. Lo peor sería quedarse callado y simular este atraco como pretenden los priistas, quienes descalifican a un grupo de compatriotas declarándolos como obsesionados por un capricho personal del que fuera el candidato de los partidos progresistas. Somos muchos los que estamos hartos de permitir que siga todo igual, aumentando la pobreza, la ignorancia y que se siga burlando la ley.
No aceptamos como amigos a los cínicos y convenencieros que siempre están al lado del que supuestamente ganó. Tenemos principios como ciudadanos. Creemos que el destino de México no tiene ningún precio, y por lo tanto, no se compra.

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