Por tratarse del estado que le diera mayor número de votos después del Estado de México, su tierra natal, es Jalisco la entidad a la que el presidente electo Enrique Peña Nieto va a otorgar mayores beneficios, aunado a que el gobernador electo Aristóteles Sandoval, es con el que existe gran identificación, tanto en lo físico, como en la edad y al parecer tienen los mismos sofisticados gustos. Su corte de cabello, peinado y en los ademanes es un molde a la medida de Peña Nieto.
No obstante su negro expediente donde lo ligan tener como amigo a Ignacio Loya Alatorre, reconocido narcotraficante asesinado afuera del estadio Jalisco, también se le señala como asesor de una empresa acusada de lavado de dinero y su pareja sentimental Teresa López con nexos con un laboratorio de drogas sintéticas.
Uno de sus grandes padrinos y entre sus mejores amigos es Fidel Herrera Beltrán, exgobernador de Veracruz. Jorge Aristóteles trabajó con el político de Nopaltepec, en los tiempos que fuera el popular “Tío” miembro del equipo de asesores del entonces secretario de Gobernación, el exrector Jorge Carpizo.
El gobernador electo de Jalisco cuenta con el apoyo de Peña Nieto por haber rescatado del PAN, la importante entidad jalisciense; Aristóteles Sandoval cuando fue alcalde de Guadalajara siempre se le identificó con el grupo de Carlos Salinas.

Ahogado el niño

Todo lo malo y grave de la pasada elección presidencial ahora lo quieren remediar con nuevas normas y leyes, que prohíban esas malas acciones. El senador del PAN Roberto Gil Zuarth, presenta una iniciativa de ley que regulará la difusión de encuestas en períodos electorales. Con ello dejarán de utilizarse como propaganda encubierta. Estos equivocados sondeos desequilibran las tendencias.
Ahora deberán de informar si esas empresas encuestadoras militan o prestan servicios a un partido o si las hacen para un candidato o servidor público.
Ya se vivió en Veracruz como jugaron un doble papel y dejaron muchas dudas del profesionalismo de estas encuestadoras.

El otro periodismo

El retorno a las aulas universitarias es darse cuenta de la evolución que ha tenido el periodismo en estos últimos años. Es tan diferente la forma de narrar una buena nota informativa donde se adquiriere la capacidad y el talento para colocar al lector en el lugar de los hechos y vivir juntos la experiencia de una noticia importante. En un reciente pasado el escalafón reporteril se iniciaba en la fuente policíaca, considerada como la más fácil ya que se reducía a escribir con detalle el hecho violento, por lo general muy pocos cambios tenía. Los precedentes por lo regular son los que dominan. Un choque, número de muertos, el conductor huyó y las mismas causas, el exceso de velocidad y el alcohol como ingredientes del carburante. Los homicidios corrían con la misma suerte, donde los protagonistas eran lo más sustancial y los motivos no se salían de la misma clasificación que casi siempre giraba sobre lo mismo, ya fueran aspectos emocionales o económicos.
Lo más sencillo es echarle la culpabilidad a los muertos. Los que no pueden hablar y defenderse. Es como enterrar la verdad.
Saben los reporteros de policía en el estado de Veracruz que se encuentran al filo de la navaja; son muchos los que se han ido por las dos únicas vías, la de la muerte o abandonando la entidad y cambiar radicalmente su vida. Dejó de ser la fuente policíaca la fuente del principio para ser la del final.
El maestro John Pilger cuenta que en las universidades donde se enseñan las ciencias de la comunicación no se les dice a los alumnos que las autoridades mienten por costumbre.
Los medios de comunicación han sido objeto de estudios cada vez más especializados. Desde una perspectiva académica y profesional se han registrado cambios sustanciales en la objetividad del reportero y la obligada credibilidad de la información. Esto ha provocado el surgimiento de un periodismo propositivo y orientador de la opinión pública, así como otro sensacionalista y superficial.